Ayer nos visitó otro equipo con el que jamás nos habíamos enfrentado en la misma categoría, el Cornellá. Y no nos habíamos enfrentado simplemente porque a los catalanes siempre les habían mandado para el otro grupo y no habían coincidido con nosotros. Es decir, que ayer fue su debut en Riazor por motivos geográficos, que si llegan a ser de más cerca los hubiésemos tenido aquí los últimos cuatro años, como nos pasa con otros equipos como el Unionistas de la semana pasada, sin ir más lejos. Y es que el Cornellá es todo un veterano en esta categoría, llevando ininterrumpidamente en Segunda B/Primera RFEF desde 2014. Un clásico en toda regla.
Es decir, el Cornellá, independientemente del resultado que hubiéramos obtenido ayer -y que yo desconozco en el momento de escribir estas líneas- no es el típico equipo modesto que llega a la categoría y que el primer día que llega a Riazor ya pensamos que le vamos a ganar fácil (ojalá ayer fuese así, por supuesto). Ese calificativo se lo podríamos aplicar al Tarazona cuando venga a jugar aquí, o al Teruel hace un par de semanas, que ya vieron ustedes cómo nos fue. Debutantes en Riazor de este estilo fueron el Calahorra y el Tudelano hace un par de años, a los que ganamos no sin apuros. Y otro desastre fue cuando el Rayo Majadahonda nos visitó en Segunda en la temporada 2018-2019. Nosotros peleando por ascender y ellos por no bajar. Pues bien, recordarán que nos metieron un 0-2 inapelable que provocó la destitución de Natxo González. Como para confiarse ante estos equipos. Y otro 0-2 curioso fue el que nos endosó el Numancia en la temporada 1999-2000. El equipo soriano llegaba a Riazor en su primer año en Primera asustado ante ese Depor que había arrancado como una moto con Makaay en plan estelar. Y ya ven, nos ganaron en casa en un año en el que sólo tres equipos puntuaron en Riazor y en el que ganamos la Liga. Como nos vamos a olvidar.
En los años 80, en Segunda División, nos encontramos con muchos equipos que subían a esa categoría y que enseguida bajaban de nuevo para nunca más volver. En la 84-85 nos vino un Lorca, antecesor del equipo actual que milita en Tercera RFEF, que estaba entrenado por el marido de la presidente y al que le ganamos por 3-0 sin necesidad de hacer nada del otro mundo. Un año después el que vino fue el Aragón, filial del Real Zaragoza, que también cayó por 3-0. Y en la 88-89 llegó el Alzira para volver a descender ese mismo año. Bueno, pues estos se llevaron un punto. Y ese mismo año le cayó un 4-0 a un Mollerussa donde jugaba Bojan Krkic padre y al que le pudieron caer los goles que nos hubiese dado la gana de lo flojo que era aquel equipo.
Y ya para terminar con este repaso, recordar el debut del Getafe en Primera División en la temporada 2004-2005. En la jornada 7 visitaron Riazor y el Deportivo, sin hacer tampoco un gran partido, les ganó por 2-1. Fue un partido sencillo, con goles de Sergio y Víctor y con el gol del Getafe en el minuto 90, o sea, que tampoco se sufrió mucho. Pues bien, tras el partido, el entrenador del Getafe, Quique Flores, dijo que sus jugadores habían sido un poco “membrillos”. No se interpretó bien la palabra entre la plantilla getafense y, consecuencia de ello, tuvieron una semana un poco movidita. Al final la sangre no llegó al río y Quique siguió entrenando al equipo.
Muchos equipos vendrán a Riazor este año por primera vez. A otros, en cambio, les tenemos ya muy vistos. Da lo mismo. Para subir hay que ganarles a todos. O a casi todos por lo menos.
.