Recientemente se cumplieron treinta años de aquella fatídica jornada en la que el RC Deportivo se vio privado de ganar la Liga de Primera División, tras un último y fatídico partido en Riazor contra el Valencia CF.
La temporada 1993/94 se iniciaba con un conjunto dirigido por Arsenio en el que primaba un férreo sistema de contención con tres centrales y dos carrileros, un medio del campo correoso liderado por Mauro Silva, y unos atacantes de gran calidad y acierto goleador. Participaba en la Copa de la UEFA, llegando a los octavos de final después de eliminar a todo un Aston Villa, y hacer una gran temporada en la competición doméstica. Los resultados casi siempre acompañaban, llegando al final de la primera vuelta como líderes, después de haber vencido al Valencia a domicilio. En la segunda vuelta continúan los triunfos, alcanzando cuatro puntos de ventaja sobre el segundo clasificado. Varios empates en los últimos partidos, nos pusieron con un solo punto de ventaja sobre el Barcelona, y con el ‘golaveraje’ particular a favor de los catalanes, por lo que solo valía ganar al Valencia CF en la última jornada, que además se jugaba en Riazor.
Recuerdo aquella semana como en A Coruña se vivía una euforia desmedida, como si todo estuviera preparado para cantar el ‘alirón’. En la tarde del sábado 14 de mayo, los andenes del Orzán y Riazor eran una marea humana con los aficionados que acudíamos al Estadio ataviados con camisetas y bufandas blanquiazules, cuando todavía no era una costumbre mayoritaria. El campo estaba a rebosar y antes del inicio se desplegaron por todas las gradas unas franjas azules y blancas, que ponían los pelos de punta. Se dijo que habían acudido a Riazor unos cuatrocientos informadores de prensa y radio. Los Liaño; Rekarte, Voro, Djukic, Ribera, Nando; Mauro Silva, Donato (Alfredo), Fran; Manjarín y Bebeto, tuvieron la oportunidad de ganar una Liga, pero el Valencia, -que no se jugaba nada en el encuentro- venía dispuesto a amargarnos la fiesta. Su entrenador, el holandés Guus Hiddink, puso a Mendieta para tapar a Mauro, a Quique Flores como la sombra de Fran y a Serer sobre Bebeto, para maniatar al Depor.
La responsabilidad del resultado y la falta de ideas, así como el esfuerzo realizado por los jugadores ‘ches’, hizo que al final de los 90 minutos siguiera el empate sin goles, mientras el Barça ya ganaba por 5-2. Cuando todo estaba perdido, el árbitro López Nieto pitó un justo penalti sobre Nando. Después ‘pasó lo que pasó’. El meta González lo para con grandes gestos de alegría, que la afición coruñesa entendió como prueba de que había primas de terceros. Se habló de 7 millones de pesetas para cada uno de los dieciséis jugadores, el entrenador y su segundo. A la misma hora el Barcelona vencía al Sevilla y se proclamaba campeón de Liga con los mismos 56 puntos que nuestro RC Deportivo.
La desolación se vivió en todo el estadio y las lagrimas de los jugadores y aficionados fueron la demostración del ‘palo’ recibido.
Lendoiro diría que “el Barça ha sido un justo campeón, del mismo modo que el Depor podía haber ganado la liga”. Arsenio, que no quiso ver el penalti, soltaría una de sus sentencias: “estaba escrito así”.
Tendríamos que esperar al año 2000 para celebrar el primer Campeonato de Liga en Primera División. Después vinieron años difíciles pero, al menos, ya tenemos al Depor de vuelta en Segunda.