La reciente eliminación de Carlos Alcaraz en el US Open invita a la reflexión. ¿Dónde está el límite de un deportista?
Si ya de por sí el calendario anual de la temporada de tenis está repleto de torneos, con los Juegos Olímpicos la cosa se ha complicado todavía más. Pero pasa en otros deportes: fútbol, ciclismo... Cuando por medio se mueven grandes cantidades de dinero, parece que hay que exprimir el negocio todo lo que se pueda y más.
Algo que tiene un riesgo muy grande, ya que al final el deportista también necesita un descanso. Está claro que hay que protegerlos para que el espectáculo pueda continuar.
Así que seguro que Carlos Alcaraz aprovechará estos días para tomarse un respiro. Puede estar tranquilo, con los títulos de Roland Garros y Wimbledon en el bolsillo. No se le puede pedir más.