He leído estos días en un periódico local, con cierta sorpresa, que el Depor quiere fichar al exárbitro Iglesias Villanueva para su ‘staff’, con el fin de dirigir las relaciones externas del club con diferentes instituciones que pululan por el mundo del fútbol. Naturalmente, también con las instituciones arbitrales después de que en los últimos tiempos hayan salido voces disconformes con el tratamiento que el gremio de los de negro haya podido tener con el club blanquiazul.
Parece que los dirigentes han entendido que el choque frontal –especialmente con los árbitros– no va a ninguna parte y ahora tratan de mejorar ciertos aspectos en los que no están conformes. El primer paso ha sido ese encuentro ‘cordial’ entre el presidente del Deportivo y su director general italiano con el presidente de los árbitros y su escolta, donde incluso se analizaron videos.
La saga de los Iglesias Villanueva, por otra parte, tiene un evidente don de gentes. Se mueven con habilidad entre bastidores, les gusta la relación social. El sorprendente abandono del VAR de nuestro protagonista ha debido ser porque la labor arbitral le parece cada vez más descafeinada, tanto dentro como fuera del terreno de juego. De ahí que el presunto nuevo fichaje deportivista pueda tener un acomodo más adecuado en su nuevo puesto en la nave blanquiazul.
Otro comentario que me ha llamado la atención ha sido el de que el actual presidente del Deportivo “ha comenzado a recibir a los colegiados cuando llegan al estadio”. No es ninguna novedad que los clubes den la bienvenida a los árbitros incluso en los hoteles (o antes) para interesarse por sus necesidades y que su estancia fuera lo más cómoda posible. De eso podrían dar cuenta varios antecesores del actual mandamás, aunque con resultados diversos.
De cualquier manera, en los tiempos actuales en que está tan de actualidad el ‘caso Enríquez Negreira’ –ese que estaba entre los asesores externos del Barcelona, “cobrando, ¡eh!”– no deja de ser peligroso contratar a otro árbitro para que realice funciones un tanto etéreas.
Por lo que nos han dicho, la labor de Iglesias Villanueva sería muy distinta a la del ya legendario Barros Botana, ‘Barritos’, quien presenta un balance inigualable de su labor. Excelente relaciones públicas y perenne trato cordial con el difícil estamento arbitral, con el que siempre se llevó bien. Quizá haber pertenecido al ‘sufrido gremio’ le facilitó un tanto las cosas y, de paso, trató de ayudar al club al que prestaba sus servicios. Y ahora puede servir de ejemplo a los que vengan.