Estoy sorprendido. Ayer, mientras esperaba consulta, me dio por volver a ver el Depor-UD Logroñés y solo puedo decir que, además del resultado contundente, para un servidor fue el partido que más me ha enganchado de todos los que he visto en la presente campaña. El equipo salió con orden y hambre –cómo se echaba en falta– ante un adversario de entidad, que se jugaba mucho y que venía amenazando los días previos al duelo.

El Depor, en casi doce minutos, acabó tumbando en la lona a su rival. Pero no utilizó la ventaja de dos goles para echarse atrás, especular con el resultado o dejar que pasaran los minutos. Al contrario, fue a por más. Eso es equipo, entrega e ilusión. La grada lo agradeció. Hasta Quiles falló un penalti y no se vino abajo, siguió empujando y encontró su recompensa. Eso une.

Es lo que veníamos demandando a Borja Jiménez, jugar a eso. A ganar, a ir por el adversario desde el minuto uno. Luego se podrá vencer, empatar o perder, pero la actitud del grupo nunca saldrá tocada e incluso quedará reforzada mentalmente ante el playoff que espera.