Adiós con el corazón Fina, de verdad
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Adiós con el corazón Fina, de verdad

Adiós con el corazón Fina,  de verdad

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Hace unos días leí en estas mismas páginas un emotivo recuerdo y reconocimiento para Mari Carmen Presas. Absolutamente merecido. Fue una mujer que la primera vez que le “pincharon” por mor de su larga enfermedad los doctores quedaron atónitos porque la sangre no era roja. Era blanca y azul. No hay ninguna duda de su amor por el Deportivo y más tarde su gran colaboración con los Veteranos, capitaneados por Manuel Ríos Quintanilla ‘Manolete’, y su amistad con el máximo referente en A Coruña de los jugadores del club, que no es otro que el ‘capi’ Fran.


Y me dije: tengo que hacer un comentario sobre este tema. Los deportivistas que se nos van, que nos dejan. Y que por desgracia pasa cada mes o a veces cada semana. Deportivistas de corazón, que desde el anonimato de sus vidas su desaparición pasa desapercibida para el resto, salvo para familiares y amigos.


Deportivistas, socios, simpatizantes, gentes que gastaron su dinero para apoyar al equipo en su estadio y que de vez en cuando aportaban algo más para seguir al equipo por ahí adelante.


Mi amigo Suso del Prima Maje, que este sigue entre nosotros, felizmente, dedicaba sus vacaciones para seguir al equipo por Europa. Que íbamos a Moscú, tres días. A Inglaterra, otros tres. Tres más por seguir al Deportivo en Italia y así algo más de medio mes de descanso, con la disculpa de vivir esa experiencia inigualable que ojalá vuelva algún día. Ahora lo vemos muy lejos pero… ¿quién podía pensar en 1990 que el Depor jugaría más de 100 partidos europeos, muchos de ellos en la Champions? Pues eso.


Viene a cuento todo esto en la intención que tengo de acordarme de todos los deportivistas que nos dejan. Unos más famosos y conocidos. Otros anónimos completamente


El pasado día 21 de enero se iba una gran amiga mía, Fina. Fina Martínez Recouso. Blanquiazul hasta la médula. Buena persona. Ignoro lo que va primero. Hace muchos años trabajaba en la residencia del colegio Liceo La Paz, donde se alojaban la mayoría de jugadores del Fabril. Esos que soñaban con llegar al primer equipo y ponían a ese servicio toda su vida.


Era la época de Viqueira, Braulio, David Fernández, Cascallar, Aira, Xaco, Padín, Maikel, Deus o Pinillos, alguno de los cuales vivía allí.


Fina era una deportivista más. Muy deportivista. Cuando el equipo perdía lo pasaba francamente mal. Y durante los partidos remataba sentada en su asiento de Riazor bastante más que Mohamed Bouldini.


Con ella o con su familia, Pepe y Esperanza, sus padres, los ‘Javieres’, marido e hijo, y ahora sus nietos Diego y Natalia he vivido grandes momentos siguiendo a los blanquiazules por allende fueran. Recuerdo Sevilla, Barcelona, Madrid, Vitoria, Bilbao, Pamplona, San Sebastián, Burgos, Logroño, Salamanca, Oviedo, Santander o incluso París.


Fina es una persona de esas miles que nos dejan cada año. Llega la enfermedad a una hora realmente temprana y pasa de dar gritos en el estadio a darlos, seguro, en el cielo. Allí los escuchan Arsenio, Luis Suárez, Amancio, Piño, Luis ‘el Chato’, César Cobián, Aristín, el doctor Barbeito, Sagarzazu, Jorge, Luisín, ‘Musti’ Mújica, José Luis, Antonio (el Gitano) y otros tantos a los que, de una forma u otra, conoció. Y Mari Carmen Presas. Buen dúo.


Fina nos dejó hace unos días como nos dejan otros muchos a los que desde aquí quiero homenajear de forma sentida. La mayoría, como ella, anónimos. Pero para el club, importantísimos. Presumimos de la Liga, de las 3 Copas, de las 3 Supercopas y de otros muchos logros deportivos pero tal vez el club tiene para alardear algo más: su gente. Sus incondicionales. Su afición.

Adiós con el corazón Fina, de verdad

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