Del Río y Murilo se suben al barco
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Del Río y Murilo se suben al barco

Del Río y Murilo se suben al barco
Del Río y Murilo, tras un entrenamiento | MARCELO CASOTTI

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No va más para el Betanzos, que con solo nueve puntos y a ocho de la permanencia, afronta de forma consecutiva dos partidos en el García Hermanos. Ahí se va a ver si las sensaciones, que no son del todo malas, se traducen por fin en resultados y el equipo se reengancha a la pelea. Todo el club está subido en un mismo barco al que se han sumado recientemente Álex del Río (Ferrol, 2001) y Murilo Scarpari (Piracicaba, Brasil, 1997), dos viejos conocidos.


Álex del Río, que ya estuvo en Betanzos la temporada pasada, procede del Galicia Mugardos y ha firmado hasta final de temporada. Llega con una rotura de fibras que le tendrá un par de semanas sin jugar, pero está trabajando cada día en su recuperación para regresar en las mejores condiciones y aportar lo máximo posible.


Reconoce que no fue sencillo tomar la decisión, pero está ilusionado. “Me convenció el interés que mostró el club en mi vuelta. No fue fácil, porque dejo un club al que tengo mucho cariño, pero entendieron mi marcha y ahora estoy con muchas ganas de ayudar al Betanzos a conseguir el objetivo”, explica.


Antes de hablar de su nuevo equipo, palabras de agradecimiento para el Mugardos, donde marcó seis goles. “No han sido meses fáciles, ya que empezamos la temporada con muchas lesiones y al equipo le costó mucho ponerse a tono. A pesar de contar con una plantilla de nivel, los resultados no se dieron. Aun así, estuve muy a gusto allí, porque directiva, cuerpo técnico, jugadores y afición son como una gran familia. Siempre les guardaré mucho cariño”, asegura.


No habría regresado al Betanzos si no viera factible la salvación. “Claro que lo veo posible, en esta categoría las cosas cambian mucho. Si conseguimos encadenar un par de victorias pronto, nos meteremos de lleno en la pelea. Queda mucho y el equipo está confiado y con ganas”, apunta.


Pese a que no pudo asistir al partido, entiende que la ajustada derrota del pasado fin de semana contra el Racing Villalbés puede ser incluso un refuerzo. “Me informé y las sensaciones fueron muy buenas. El equipo hizo un partido muy serio contra un candidato claro al ascenso y eso dice mucho de lo que somos capaces”, reflexiona.


Y en esa búsqueda de victorias que les reenganchen al grupo de equipos que pelean por la permanencia, los dos próximos compromisos, ambos en el García Hermanos, frente a Polvorín y Barbadás se antojan claves. “Son muy importantes. Si conseguimos que los puntos se queden en casa, daremos un paso gigante hacia el objetivo”, reconoce.


Una vez deje atrás sus problemas físicos, confía en aportar varias cosas al equipo, pero una por encima de todo. “Creo que puedo dar movilidad en ataque, verticalidad, trabajo y espero que goles”, enfatiza.


A la espera de que su mejor momento con el Betanzos aún esté por llegar, si echa la vista atrás se queda con el duelo ante el Pontevedra B y con el de Barreiro frente al Gran Peña, en el que certificaron la permanencia, como mejores momentos del curso pasado.


Canterano del Racing de Ferrol, elige como mejor momento de su corta carrera “el ascenso a División de Honor cuando era juvenil de primer año” y “el debut con el primer equipo en un partido de pretemporada ante el Racing Villalbés”.

 

Clave en el ascenso

Por su parte, Murilo estuvo también una temporada en el equipo del García Hermanos. Fue la 2022-23, en Preferente, en la que jugó 37 partidos de Liga, siempre como titular, y aportó catorce goles. Igual que Del Río, se ha comprometido hasta el 30 de junio.


El centrocampista esgrime las buenas vivencias como motivo de su vuelta. “Cuando estuve, era otra categoría y otro objetivo, pero cuando tuve la opción de regresar recordé estos momentos y fue fácil tomar la decisión de aceptar”, explica.


Sus últimos meses han sido muy ajetreados y se abre con lo que vivió en cada club. “En Arzúa no nos salieron las cosas como esperábamos, pero nunca nos faltaron al respeto ni tuvimos problema alguno con los pagos. Fue una lástima no poder cumplir el objetivo, porque tanto el club como el pueblo son espectaculares. En el Silva estaba a gusto, con un muy buen grupo humano, pero tuve un roce con el staff, nada relevante, y decidimos separar caminos para mantener el buen ambiente que había. Y en Meicende no estuve casi nada, pero era lo que había acordado con Maikel antes de fichar. Es un club al que le tengo mucho cariño, porque me dieron vida hace tres temporadas cuando estaba en un momento malo”, reflexiona el brasileño.

 

Situación similar

¿Por qué cree en la permanencia? “Voy a contar una experiencia propia, que además sucedió aquí en Betanzos”, avisa no sin antes aclarar que es consciente de que tanto la categoría como el objetivo eran otros. “Necesitábamos números casi imposibles para ascender, estábamos peleando contra equipos duros que ahora están en Tercera ―Sarriana, Boiro y Noia― y acabamos con una racha espectacular. Con esto no te digo que sea fácil, pero sí que es posible. Por lo que he visto en los entrenamientos, tanto el staff como los futbolistas tenemos confiamos en que podemos cumplir el objetivo”, asegura.


En su debut ante el Racing Villalbés se vio envuelto en tareas defensivas por cómo era el resultado, pero el entrenador le insistió en que fuera vertical cuando pudiera. “Vi un equipo competitivo, con ganas de mantenerse en la categoría”, comenta esperanzado. “Claudio ya me conoce de la etapa en el San Tirso y sabe que puedo aportar entrega y físico en diferentes zonas del campo”, apunta.


Con ganas de volver a vivir buenos momentos en el Betanzos, se queda con una asistencia frente a la Sarriana en Preferente. “Aquel pase a Juan de Dora, que marcó, por ver a toda la gente que movimos hasta allí gritando, además de nosotros”, recuerda.


Más exótica es su elección del mejor pasaje de su carrera. “Fue en Malta, cuando me marché de España por no tener la documentación adecuada. Ascendí tanto con el sub-20 como con el primer equipo del Marsaxlokk y estaba entre varios brasileños, por lo que me sentía como en casa”, apostilla.

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