Han sido muchas las líneas dedicadas al San Tirso esta temporada. No es para menos, porque no todos los años se logra la mejor clasificación de la historia del club en una liga y sobre todo, dos títulos. Faltan las últimas, aquellas que recogen las sensaciones de los protagonistas al término de la final contra O Val en Narón. Palabras que desprenden pasión por este deporte, alegría por el triunfo y ambición futura.
Como arquitecto, el entrenador Fabio Rodríguez, que da su visión de lo que fue el partido: “un poco lo esperado; sabíamos que iban a querer igualarnos en intesidad y jugar de tú a tú, y que si capeábamos ese primer tramo podríamos llegar más enteros al final, pese a que nosotros también estábamos justos. Este equipo sabe tener paciencia, sabe pasar momentos sin balón, sabe manejar el resultado. Es lo que nos ha llevado hasta aquí y no íbamos a cambiarlo”.
Para el técnico, la temporada ha sido “mejor de lo soñado” y cuenta la anécdota de que avisó a Segade de que lo iba a cambiar justo antes de que lograra el tanto: “le dije que le quedaban dos minutos y murió en esa última; muy contento por él y por todos”.
También da valor a la forma en la que su equipo ha logrado todos estos éxitos, con varias bajas y “con una plantilla corta”, y bromea con el hecho de que por fin se podrán tomar unas merecidas vacaciones, ya que en principio no estaba prevista esta competición y no esperaban competir hasta finales de junio.
Pasando a los jugadores, el foco estaba en los dos veteranos de 44 años, César y Santi. En conversación con otros integrantes de la plantilla, era una constante escuchar: “es una pena que se retiren”.
“Ha sido increíble. Un final perfecto de temporada y de carrera futbolística para los dos; la guinda que faltaba”, señala el central, que cree que el partido refleja lo que ha sido el San Tirso durante todo el curso, “saber sufrir e intensidad”.
Por su parte, Santi explica que “el objetivo de la temporada era llegar a Riazor y poder retirarme ahí, pero aún encima ganar la Copa de A Coruña y esta guinda es un final que ni en mis mejores sueños”.
Su adiós pudo llegar hace dos semanas, pero entonces tenía un pálpito de que iban a ganar y no se despediría hasta la disputa de la Copa Diputación: “mi percepción entonces era que no iba a ser el último. Luego en el momento de la tanda de penaltis si que pensé ‘joe’, que cruel si acabo con una quinta final perdida, pero antes no tenía esa sensación. Hoy sabía que era definitivo”.
Ante esa tesitura, hubo un momento en el que al mediocentro le desbordó la emoción. “Cuando me vi en el túnel de vestuarios empecé a llorar. Soy muy sensible y pensé que era la última vez que me iba a ver en esa. Estaba deseando que pitara para poder centrarme en el partido. Luego en el cambio no tanto, sabía lo que significaba pero aún estaba el partido con todo por decidirse”.
Es una persona muy familiar y señala un instante con su mujer como el recuerdo imborable que se llevará del fútbol: “después de la semifinal en Carral (Copa de A Coruña) nos dimos el mejor abrazo de nuestra vida. Fue un momento súper especial, porque era un objetivo de los dos que me vieran mis hijas jugar en Riazor”.
Y de los dos veteranos, que fueron manteados por sus compañeros, a Álex Segade, el goleador de la tarde. “Me dijo ‘dos minutos y te cambio’. Se la pedí a Adri, le dio con la mayor fuerza que pudo, la luché, me llevé a dos, tiré y por casualidad fue gol”, narra sobre la jugada clave.
“Es un momento de euforia y ahora toca celebrarlo; y ya que estamos aquí, a por la Copa del Rey”, añade el atacante, que por superstición llevaba un corazón verde en el pelo, algo que compartía con el lateral Rellán y el central Lago. Este último cuenta la historia. “Justo antes de Riazor fuimos los tres a la peluquería porque había que hacerse algo para un día muy especial. Salió bien y quisimos repetirlo y darle un toque, pero Segade se ‘cagó’ un poco”, comenta entre risas, ya que él se animó con el pelo blanco y Rellán con unas trenzas, mientras el héroe de la tarde se plantó en el corazón.
En lo futbolístico, Lago destaca a O Val, “un equipazo que el año que viene va a dar mucha guerra (en Preferente)” y recuerda como tuvieron que pelear incluso en rondas primitivas de la Copa de A Coruña para poder llegar hasta aquí.
Y si hablamos del camino, el guardameta Adri es otro de los que ha contribuido mucho para que el San Tirso sea bicampeón. Paró un penalti en la final de la Copa de A Coruña ante el Victoria y otro contra el Sigüeiro en las semifinales de la Copa Diputación. “La parte buena es que esta vez no hizo falta”, dice. El portero desvela que se quedó cerca de lanzar en ambos partidos, ya que era el encargado de tirar el sexto penalti. “Saber sufrir se nos da bien”, concluye.
Terminada la temporada, el San Tirso se va de vacaciones. En el horizonte, la Supercopa Galicia a inicios del próximo curso, donde competirá con Atlético Escairón, Verín y Villalonga por un título que da billete para la Copa del Rey.