Jano (A Coruña, 1986) es el menos conocido, a nivel popular, de la familia Toro. Sofía, único deportista herculino que posee un oro olímpico, es la famosa. La carrera de su hermano tiene otros méritos. Entre ellos, el actual: dirigir la Escuela de Vela del Real Club Náutico, puesto al que volvió el 1 de diciembre tras ocuparlo entre 2016 y 2017. “Paso aquí día y noche; desde que empecé apenas he descansado un solo día”, asegura el maestro.
Jano regresa así al punto de origen de su carrera, puesto que él mismo es un producto de la Escuela. Compitió durante muchos años –estuvo cerca de clasificarse, en la clase Star, para Londres 2012, Juegos Olímpicos inolvidables para su familia–, estudió la carrera de INEF y muy pronto le entró el gusanillo de entrenar, siguiendo así una tradición familiar iniciada por su abuelo y continuada por su madre.
También fue entrenador, desde 2017 hasta París 2024, del Equipo Olímpico Español de ILCA, clase en la que desarrolló el proyecto que ha llevado al Náutico a diferentes podios nacionales e internacionales. “Entrenábamos muy bien, y además tuvimos ese toquecito de suerte necesario. Éramos el mejor equipo de España y uno de los mejores del mundo”, revela con orgullo.
¿Cuántas clases, además de Optimist, abarca la Escuela?
Los alumnos empiezan a navegar en barcos colectivos. Van entre tres y cinco niños con un monitor, y una vez que este empieza a ver que tienen autonomía, pasan al Optimist. Cuando vemos que se desenvuelven bien, y si a ellos les apetece, les ofrecemos el paso a los equipos de regata. Ahora mismo tenemos tres grupos, marcados por el nivel y la edad de los niños.
¿Hay una edad mínima para empezar en la vela?
Sí. No podemos coger a menores de seis años. Por cuestiones de seguridad. En el deporte todo ha cambiado. Cuando empecé a navegar, ni padre me tiraba por esa puerta [la del Náutico nuevo] a las 10 de la mañana y yo me iba de aquí a las ocho de la tarde. Navegaba por la mañana, comía a veces con mis compañeros en Mera, navegábamos por la tarde, o pescábamos si no había viento, y jugábamos al fútbol en el césped que hay ahí afuera, nos íbamos a jugar al futbolín al Palleiro... Hoy en en día, eso es inviable. Los tiempos han cambiado y no puedes dejar aquí a un niño solo. Si tropieza y se cae, te puedes meter en un lío. Mis amigos y yo andábamos todo el día con las rodillas sangrando. Ahora hay que tener a los niños controlados en todo momento.
Sesenta euros al mes es un precio razonable por tener a un niño en un entorno educativo
¿Y edad máxima?
En Optimist, quince años. A partir de ahí, tienen que escoger otra modalidad. Aquí, en Galicia, se navega sobre todo en ILCA y 420. A mayores, nosotros tenemos equipos de Finn, de Snipe y de J-80. A estas tres, yo las llamo grupo outsider, porque son clases en las que no tenemos una estructura para ellas; no tenemos entrenadores ni planificamos temporadas, pero sí que tenemos regatistas, a los que les damos apoyo en modo de desplazamiento, logística...
Luego está la vela pesada, pero son armadores que tienen su Crucero. Una de las cosas que queremos hacer para este año es la transición de la vela ligera a la pesada, fomentar que los niños participen en regatas de Crucero, que ocupen los puestos de menos responsabilidad en un barco colectivo; ahora no saben hacer la maniobra, pero sí saben mucho de táctica, que muchas veces es lo que le falta al regatista de Crucero. Un chaval avispado, que tome decisiones, más que ejecutar maniobras.
¿Cuántos chicos tiene ahora mismo la Escuela?
En torno a setenta y cinco, unos quince en la etapa de iniciación, que ahora está un pelín más vacía porque van a pasar al equipo de Optimist. Después de verano siempre hay como una regeneración: de los niños que se quedan para hacer los campamentos de verano, muchos de ellos suelen quedarse en la Escuela de invierno, aunque para esta época se suelen apuntar menos. En verano es donde vamos renovando más.
¿Suelen completar todo el ciclo formativo?
Sí. tenemos estructurado todo el proceso hasta los dieciocho o veinte años. A partir de estas edades, ellos deciden dar el paso a las categorías outsider, van un poquito más a su rollo. O pasan a clase olímpicas, que gestionan y apoyan la Federación Gallega y/o la Federación Española. Salen de nuestra estructura, pero les seguimos dando apoyo.
El deporte tiene que ser parte de nuestra formación como personas
En el club, de las clase olímpicas solo cubrimos ILCA, pero no como proyecto olímpico. Yo diría que ningún club de España tiene estructura de vela olímpica; hacen cosas, pero es muy poquito, casos muy particulares, y suele ser con financiación del propio regatista. Hay clubes que tienen muchos regatistas en clases olímpicas, pero sin estructura propia. Es una dedicación muy exclusiva y tendría que ser casi como un club aparte.
La Escuela es un ejemplo de la progresiva popularización de vela. Aun así, se la sigue considerando un deporte para ricos. Desmitifique tal afirmación.
¿Cuánto pueden pagar unos padres para que un niño juegue al fútbol? ¿Una media de sesenta euros al mes? ¿Por dos o tres días a la semana de entrenamientos? Me parece un precio razonable por tener a un niño en un entorno educativo, higiénico, seguro... Me parece una inversión en educación, que es como yo veo el deporte infantil. Es lo que me dijeron mis padres: “El deporte forma parte de tu educación; escoge el que más te guste”.
Los tiempos han cambiado y ahora hay que tener a los niños siempre controlados, se han profesionalizado mucho las titulaciones, con lo que los entrenadores, que se tienen que sacar una titulación que cuesta dinero, ganan un poco más que antes. Y todo esto ha encarecido las actividades deportivas. Y alguien lo tiene que pagar. Sesenta euros, en los tiempos que corren, no me parece tanto dinero. Nuestra tarifa actual no llega a setenta. Y no sube en verano, donde hay más días de actividad.
Tenemos estructurado todo el proceso hasta los dieciocho o veinte años
El niño llega por la mañana, come aquí y se va por la tarde. Además, se incluyen las regatas; el club desplaza a los niños por toda Galicia. Comparado con otros deportes, este es baratísimo. Si lo miras por horas, por la cantidad de actividad que nosotros damos, es más barato. Seguro. El precio de la hora es irrisorio. Además, las regatas no son como los partidos, que duran dos horas. Hay competiciones que duran cinco días. Competiciones por toda España. Y las inscripciones no son baratas precisamente. Es cierto que hay una serie de gastos compartidos o alguno que pagan los padres. Yo comparo la vela con el surf, por desarrollarse en un medio natural. Pues los precios de las clases de surf triplican los de las nuestras.
Y la herramienta principal, el barco, la pone su club.
Correcto. Sí es cierto que cuando los chavales pasan a equipos de regata, ahí estamos un poco más limitados, y en ese punto hay que hacer una inversión porque al niño le hace falta un barco mejor. Pero no estamos hablando de cantidades estratosféricas. Un barco full competición te lo puedes encontrar por mil o mil y algo de euros. No digo que sea poco dinero, pero una buena parte de la sociedad se lo podría costear.
Los tiempos han cambiado y no puedes dejar aquí a un niño solo
Véndale la vela a quienes quieren que sus hijos hagan deporte. Intente atraerlos a una modalidad en la que sus grandes estrellas son prácticamente anónimas.
Yo les diría, lo primero, que sus hijos hagan deporte, como parte de su formación como personas. La vela es muy buen deporte para esto, porque fomenta el compañerismo, el respeto a los rivales, a las normas de la competición y a las del medio ambiente. Es practicar un deporte natural.
No me cabe en la cabeza que un coruñés no sepa navegar, cuando vive rodeado de agua. Y además en A Coruña hay cierta cultura de vela. No voy a decir que sea barato, pero sí es accesible. Se puede hacer, si lo haces aquí en el Náutico (risas). Sus hijos van a tener una serie de experiencias que en otros deportes les va a costar mucho tener. Mi hermana y yo hemos hecho vela desde muy pequeños, y desde el principio viajas, duermes en hoteles, vas, con cierta facilidad, a diferentes sitios de Galicia y de España.
Los precios de las clases de surf triplican los de las nuestras
No hace falta ser el mejor para disfrutar de estas experiencias. Y tener esa capacidad de dominar una embarcación es algo que me parece muy interesante para un niño. Navegar es un aprendizaje que queda para toda la vida.
Un deseo para 2025.
Que venga mucha gente a navegar al Náutico de La Coruña, porque estoy seguro de que va a ser un año espectacular. Vamos a organizar un montón de eventos y de regatas. Vamos intentar que las pruebas sean más cerca del puerto, para que la gente las pueda seguir. Y vamos a introducirnos en estas nuevas formas de navegar de ahora, con barcos que van por encima del agua, en el aire. Ya empezamos a tener movimiento de eso. Tenemos que modernizarnos en esa línea porque la vela está cambiando mucho. Y tenemos que estar ahí.
¿Sigue siendo vela? Lo pregunto porque en todo los campos hay puristas extremos.
Sí, por ahora sí. Aunque sí es verdad que el kitesurf me sigue costando verlo como vela.
El oro de Sofía en Londres 2012, "un cúmulo de emociones tremendo" |
Defíname con un palabra, si es posible, el 11 de agosto de 2012 [fecha en que su hermana conquistó el oro en los Juegos Olímpicos de Londres]. Con una, no. Imposible. Porque es un cúmulo de emociones tremendo. Aún me emociono viendo la regata [la Medal Race de la clase Elliott 6m]. Clase magistral de vela de Támara [Echegoyen], Ángela [Pumariega] y Sofi. Es imposible describirte la cantidad de emociones que se me pasaron por la cabeza.
¿Estaba usted allí?
Aunque no estaba usted compitiendo, ¿es su momento velístico más grande?
Si apartamos ese oro olímpico, ¿cuál destacaría a nivel personal?
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