Irene Blanco, la leona de la halterofilia coruñesa vuelve a rugir
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Irene Blanco, la leona de la halterofilia coruñesa vuelve a rugir

La levantadora del CH Coruña compite este jueves 31 de octubre en el Europeo sub-23 tras vencer a sus problemas de peso y salud mental
Irene Blanco, la leona de la halterofilia coruñesa vuelve a rugir
Irene Blanco se pinta el rostro con magnesio | Quintana

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20 de abril de 2024. Copa de España en La Laguna (Santa Cruz de Tenerife). Compiten las diez mejores levantadoras del país, entre ellas Irene Blanco Tarela (A Coruña, 2002). Es la más firme promesa de la halterofilia nacional: doble campeona mundial juvenil en 2019 y multimedallista europea entre 2016 y 2023. Se queda en blanco. Falla los tres intentos en dos tiempos con 105 kilos en la barra. Es su peor resultado de siempre. En el peor escenario posible. Un antes y un después en su carrera. 

 

24 de octubre de 2024. Han pasado seis meses. Irene se entrena en el local del Club Halterofilia Coruña. Su segunda casa. Levanta 118 kilos a la primera. Se marcha al vestuario. Rompe a llorar. Son lágrimas de alegría. Falta una semana para el Europeo sub-23 que se disputa en Raszyn (Polonia). Se dice lista para volver a la tarima de un gran campeonato y, ¿por qué no?, al podio. Este jueves es el día D y las 20.30 son la hora H, de halterofilia, el eje sobre el que gira la vida de la coruñesa.


Irene revive en una charla con DXT Campeón el tormento que pasó entre febrero y abril, con el punto álgido en aquella nefasta Copa de España. “Es la primera vez que le tenía miedo a competir. No quería subir a la tarima, solo quería irme a mi casa. ‘Estoy haciendo el ridículo’, pensé. No era consciente de lo que me estaba pasando. Ahora me parece impensable”, se sincera.


Doble medallista de bronce continental en la categoría de 87 kilogramos el año pasado en Bucarest, seis meses después había adelgazado unos 20 kilos. “Estaba en 65-66, muy poco para mí. No es un peso con el que yo pueda tirarme kilos al pecho”, recuerda la coruñesa, cuya cabeza hizo clic tras un aviso de su compañera en el Club Halterofilia Coruña, Noelia García. “Me di cuenta el día que me paró y me dijo: ‘Irene, no estás bien. Llevas demasiado tiempo con mala cara’. Ella también tuvo problemas de peso. Fue muy directa conmigo. Y se lo agradezco. Me eché a llorar. Pasé una semana muy larga. Llegué a pensar en dejarlo y, tirando para atrás, me di cuenta que llevaba así tres meses, sin una rutina de sueño ni una buena preparación y con lesiones derivadas de los problemas con el peso”.

 

Regreso a Polonia ocho años después

Irene vuelve a Polonia, donde en septiembre de 2016 conquistó dos medallas de plata en el Europeo sub-15. “Fue mi primer gran campeonato, era el último día de competición y nadie en el equipo español había sacado medalla. Noelia Caballero y yo teníamos toda la presión, pero yo saqué dos platas y ella se proclamó campeona”, rememora la coruñesa. Entonces tenía 14 años y en enero cumple 23: “Se ha forjado dentro de mí mucha fortaleza y autoestima. Antes sabía que se me daba bien, pero salía con bastante miedo a la tarima. Ahora entro como una leona, rugiendo”.

 

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La coruñesa, durante el Europeo sub-15 de Polonia 2016 en el que se colgó sus dos primeras medallas internacionales | AllThingsGym

 

Blanco reinició gracias a la terapia y a dos semanas alejada de la barras y los discos. “Trabajo con un psicólogo deportivo y me dijo que no necesitaba hacer terapia deportiva. Nos enfocamos más en lo personal y durante dos semanas me dediqué a hacer vida normal: pasear, dibujar, hacer mis cosas... Y cuando volví lo hice más fuerte”, celebra la levantadora del CH Coruña, que desvela otro momento clave en su recuperación, una conversación con Ferenc Szabó, su entrenador de toda la vida y una figura imprescindible para ella y la halterofilia coruñesa.
 

“Me recomendó ir al Campeonato de España absoluto [8 y 9 de junio en Ourense] a tirar poco y yo le dije que no. No quería pasar por el pesaje ni competir por debajo de mis capacidades. Fue duro porque se supone que no puedo saltarme un absoluto, pero Ferenc fue permisivo porque sabe que me gusta entrenar y que necesitaba parar. No me presionó, me apoyó. Un mes después nos fuimos a la toma de marcas de Valencia [en el Campeonato de España júnior] y me volví con cinco intentos válidos y la mínima para el Europeo sub-23. A partir de ahí fue todo para arriba”, narra Irene, que en el reciente Trofeo Internacional Ferenc Szabó igualó su mejor registro de siempre en dos tiempo: 120 kilos, pero varias categorías por debajo en peso corporal: “Ya sé que me veo más finita, pero me siento con la misma confianza para meterme debajo de la barra”.
 

La coruñesa aterrizó el martes en Polonia en el punto óptimo de preparación y es una de las aspirantes al podio. Entrará en la tarima  con la tercera marca entre las participantes en la categoría de 76 kilogramos. “Dice Ferenc que nunca había llegado tan bien. ¿Me encantaría sacar medalla? Por supuesto, pero es algo que no puedo predecir. A lo mejor me juego tres puestos en un intento. Si mis marcas son buenas me daría igual volverme con las manos vacías, pero no puedo negar que soy una persona demasiado ambiciosa”, matiza.

 

En casa y en altitud

La preparación para el Europeo se cocinó entre la sede del CH Coruña, un pequeño local de entrenamiento ubicado en el interior de las instalaciones de la Casa del Agua, y con una concentración en altitud entre agosto y septiembre con el equipo nacional en el Centro de Alto Rendimiento de Sierra Nevada, a 2.320 metros sobre el nivel del mar.
 

“Quedaban once semanas para el campeonato y los primeros días allí se me hicieron muy cuesta arriba porque me encanta estar en casa y lo echaba mucho de menos. Había días que decía ‘me sobra toda la gente’... Pasé de estar con mi familia, que somos tres, a estar rodeada de gente que solo habla de halterofilia... Me costó un poco relacionarme, pero la segunda semana ya hice piña y amigos, estoy muy orgullosa (risas)”, se descubre la coruñesa.

 

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Irene, durante la concentración en Sierra Nevada | Lifter Media


Los días de alto rendimiento en altitud despertaron en Irene la entrenadora que tenía dentro: “Lo mejor que me traje de Sierra Nevada es la motivación. Doblamos sesiones cada día, dedicándonos exclusivamente a la halterofilia con entrenamientos de volumen. Y allí es cuando empecé a programar para un grupo de adultos que hace CrossFit y quiere mejorar la técnica y competir en halterofilia”, celebra la levantadora, que además echa una mano en el club con otro grupo de niños y niñas.
 

Después de su estancia en el centro granadino regresó al nivel del mar con un estado de forma inmejorable: “Me vino muy bien porque al bajar aquí la barra subía sola, no me pesaba nada”, se sorprende Blanco, que antepone el calor de la familia, su entrenador de siempre y la compañía de sus compañeras y compañeros del CH Coruña a la vida en un centro de alto rendimiento. Los cuatro años en la Residencia Blume de Madrid fueron suficientes, una experiencia que no recuerda con cariño después de pasar por varias situaciones deportivas y extradeportivas que le llevaron a recoger sus cosas y volver a casa.

 

Diseño gráfico, lectura y música

La coruñesa, que compagina la halterofilia con sus estudios superiores en Diseño Gráfico –“no tiene mucho que ver, pero me encanta, es algo con posibilidades casi infinitas”, razona–, se ha llevado los deberes a Polonia y solo un día antes de la competición, realizó y aprobó un examen desde el hotel. En su maleta nunca faltan un libro, en este viaje Los pilares de la Tierra, de Ken Follet –“es un reto porque tiene mil páginas y mi capacidad de concentración está pillada con pinzas”, admite–, y los cascos para escuchar música.
 

“Ahora mismo estoy obsesionada con Fleshgod Apocalypse, un grupo de death metal sinfónico, pero mis gustos son muy amplios. Mi banda favorita es Pink Floyd y tengo una lista que se llama ‘Para todos los públicos’ que tiene cosas de Fito, Estopa y pongo a veces en el gimnasio porque el reguetón, ufff... Esa lista es el limbo donde nos encontramos los demás y yo (risas)”, se suelta Irene, que también toca la batería, aunque el diseño gráfico y la halterofilia ocupan todo su tiempo: “Mi día a día es bastante intensito: entrenar, estudiar, entrenar, estudiar, no hago mucho más”.
 

¿Cómo empezó en el deporte de la barra y los discos? “Hice un montón de cosas desde pequeña: judo, patinaje, baloncesto... Probé todas las extraescolares que había en el colegio”, recuerda Blanco, que descubrió cuál era su deporte gracias a las jornadas de captación que dirigía Szabó en los centros escolares de la ciudad: “No sabía ni que existía y ni de lejos hubiera pensado que se me iba a dar tan bien, pero soy ancha y con las extremidades cortas. ¡Tenía un cuerpo perfecto para hacer halterofilia!”, se asombra.

 

La tinta, su otra pasión

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La coruñesa se hizo su primer tatuaje con 18 años | Lifter Media

La coruñesa se tatuó un corazón atravesado por una barra con cuatro discos en su tríceps derecho cuando cumplió la mayoría de edad. Cuatro años después ya tiene 19 tattoos en su piel, el último dedicado a Los mundos de Coraline, de Tim Burton, en el hombro izquierdo: “Es una de las películas que más me gustó cuando tenía 7 u 8 años. Me sabía los diálogos de memoria”.

 

La levantadora del CH Coruña reconoce que esquiva los nervios y no tiene manías ni una rutina especial antes de la competición: “Hasta que me veo encima de la tarima no soy muy consciente de lo que voy a hacer. El momento de máxima concentración es con el magnesio y su textura, es el estímulo que busco para aislarme de lo demás y pensar solo en la barra y el movimiento, pero van a hacer diez años desde que estoy en esto y no tengo ni idea de lo que estoy haciendo (risas). Intento buscar el equilibrio entre pensar poco y pensar demasiado”.
 

Irene sí que tiene en la cabeza su gran reto a medio-largo plazo, los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028: “Si me lo preguntas a principios de año te digo que ‘ni de coña’, pero ahora mismo es un objetivo”, responde con avidez la coruñesa, que se siente tan fuerte como para pensar en marcas que le eleven hasta el Mundial absoluto del próximo año. Esa será otra historia. Este jueves, la leona de la halterofilia coruñesa volverá a rugir sobre la tarima.

Irene Blanco, la leona de la halterofilia coruñesa vuelve a rugir

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