Tres partidos con la pista cerrada y 4.200 euros de multa. Es la sanción que acaba de hacer púbilca la Federación Española de Patinaje al Club Patí Voltregà por la agresión de uno de sus aficionados al jugador del Vic Oriol Vives durante el derbi que ambos equipos disputaron el pasado 7 de diciembre en la cancha anexa al Oliveras de la Riva. El Liceo, que es el siguiente equipo que tenía que visitar la instalación el próximo 12 de enero, ya no tendrá que jugar allí, donde el año pasado se tuvo que marchar al vestuario reclamando la presencia de las fuerzas de seguridad.

"El Comité Nacional de Competición y Disciplina Deportiva de la FEP resuelve:
PRIMERO – Sanciona con 600,00€ al CLUB PATI VOLTREGA por conducta incorrecta del público, manifestada por actos reñidos con los deberes de hospitalidad para con el equipo visitante.
SEGUNDO - Sanciona con 600,00€ al CLUB PATI VOLTREGA por conducta incorrecta del público, manifestada por actos reñidos con los deberes de hospitalidad para con el equipo visitante.
TERCERO - Sancionar con la clausura de la pista de juego por tres partidos oficiales y con 3.000,00€ al CLUB PATI VOLTREGA por una agresión llevada a cabo por una acción individual de una persona debidamente identificada de especial transcendencia y gravedad a la vista de la velocidad con la que estaba patinando el jugador del VIC HOQUEI CLUB por la banda de la pista y pegada a la valla perimetral de esta, siendo que no pudo finalizar el partido". La Federación añade que contra dicha resolución se puede presentar recurso en un plazo de días días.

Oriol Vives, que jugó en el Liceo durante dos temporadas entre 2014 y 2016, señaló que esperaba una sanción ejemplar, a la altura de la gravedad de lo sucedido, por parte de la Federación. Particularmente él ya ha iniciado acciones legales, denunciando al agresor ante la policía. Y también la Federación ha trasladado los hechos a la Comisión Nacional contra la Violencia, el Racismo, la Xenofobia y la Intolerancia en el Deporte del Consejo Superior de Deportes.

El mismo jugador, curiosamente, protagonizó hace dos temporadas uno de los grandes gestos de deportividad de la liga al tirar deliberadamente fuera un penalti en un partido, que iba 0-0, entre su equipo de entonces, el Lleida, y el Palafrugell, al considerar que el rival se había resbalado sin querer y por eso al caer había desviado la trayectoria de la bola de forma involuntaria.