Acaba el año del gran salto y ahora llega el de la consolidación para poder crecer. En ese estado entre la alegría y la expectativa se maneja el deporte coruñés, que además cambia el almanaque con una histórica noticia para la ciudad, nominada entre las nueve españolas que serán sedes del Mundial de fútbol en 2030. A Coruña late con el deporte y lo hace con fuerza y vigor tras un tiempo inolvidable vivido con emblemas que siente como suyos. Fue el año en el que el Deportivo consiguió que sus dos primeros equipos diesen el salto de categoría que se les negaba, en el que además el club consiguió colocarse por primera vez en años en una posición de deuda cero, un hito que puede considerarse como el inicio de una etapa promisoria. Ahora debe llegar la toma de buenas decisiones que rentabilicen en el corto plazo esa situación de desahogo.
El año trajo además la gran noticia del ascenso del Básquet Coruña a la ACB, un éxito inopinado que muestra como una gestión mesurada y sostenible es una vía segura para el crecimiento. La epopeya naranja sirve para revitalizar el tejido polideportivo de la ciudad y desmentir que A Coruña solo es fútbol. Con el tejido social deportivista en su mejor momento, el baloncesto también disfruta de un respaldo como nunca lo tuvo en la ciudad en el maravilloso escenario del Coliseum.
Los éxitos del deporte coruñés en 2024 se coronaron con la histórica noticia de que la ciudad es una de las nueve nominadas como sede del Mundial de fútbol de 2030
Sobra espacio para todo tipo de proyectos si se edifican con sólidos cimientos. Por eso el Liceo no deja de reconstruirse con la encomiable audacia que acostumbra. Y sería muy osado dudar de que el equipo más laureado de Galicia volverá a alzar trofeos, como también hacerlo respecto al Hockey Club Coruña, que en su primer año de vida ya logró colarse en la final a cuatro de la Champions, celebrada en el Palacio de los Deportes de Riazor. La pujanza del deporte femenino en la ciudad se refleja en la brega del Maristas de baloncesto, el superviviente Viaxes Amarelle de fútbol sala y, desde luego, el CRAT, que pelea al más alto nivel nacional. El estreno de 2025 llega entre ilusiones como la de ese OAR que lidera su campeonato y también quiere dejar su sello con un proyecto que además mima la cantera.
Porque ahí está la base de todo, en el trabajo con los jóvenes para que la rueda del deporte, el de equipo y el individual, no deje de girar. Y ahí está también el gran reto para que A Coruña, como motor de su zona de influencia, pueda disponer al fin de las instalaciones que demanda y merece su ciudadanía. Porque el deporte es competición, victorias, ascensos, títulos o medallas, pero es sobre todo un motor y una escuela de vida. Y contarlo, una gozada.
