El Deportivo Liceo no podrá revalidar el título de la Copa del Rey que levantó el año pasado en Riazor. El equipo coruñés cayó en cuartos de final contra el Reus Deportiu, un partido que se resolvió en la prórroga. No le salió nada al conjunto que dirige Juan Copa, que se estrelló una y otra vez contra un muro llamado Càndid Ballart, portero rojinegro, figura del partido con 25 paradas.

Y eso que la tarde no empezó mal para los intereses verdiblancos: un derribo de Checco Compagno sobre Roberto Di Benedetto con el stick fue sancionado con tarjeta azul para el italiano y la primera falta directa del partido. Saltó a la pista Jordi Adroher para ejecutar el lanzamiento, pero el Mago se topó con Ballart.

El Liceo no aprovechó la superioridad numérica ante un Reus que se presentó en el torneo sin el lesionado Raúl Marín, su goleador y especialista en la pelota parada. No perdió potencial el equipo de Jordi García, que cedió la iniciativa sin rechistar y se encomendó a su defensa y al acierto de Ballart.

El portero rojinegro superó las diez paradas solo en la primera mitad, la mejor en un disparo a bocajarro de Di Benedetto. En el área contraria, Carles Grau no quiso ser menos y respondió a Diego Rojas en la oportunidad más clara del Reus.

Nada más empezar la segunda parte, Àlex Rodríguez entró con potencia por la banda derecha y sirvió al segundo palo, donde se encontraba Adroher para remachar a la red. Mientras los verdiblancos celebraban el gol, los jugadores del Reus salieron disparados hacia la pareja arbitral. Su protesta hizo efecto: los colegiados comprobaron la jugada y anularon el gol porque el remate estaba fuera de tiempo.

Del posible 1-0 se pasó al 0-1 en la jugada siguiente. La décima falta del Liceo, de Àlex sobre Ferran Giménez, le dio la alternativa a Marc Julià, que la picó por arriba de Grau. No tardó en llegar la décima del Reus y, a la segunda, Adroher no falló ante Ballart. Empate de nuevo y un cuarto de hora por delante.

Los de Juan Copa llevaron el peso del partido hasta el final, pero les costó superar el entramado defensivo de su rival, mención especial para el trabajo de Sergi Aragonès sobre Di Benedetto. Bajo un asfixiante calor, los dos equipos alargaron sus ataques y evitaron riesgos pensando en la prórroga.

El tiempo extra empezó con un golazo de Checco Compagno. El italiano sacó a relucir todo su talento, se coló por la izquierda y clavó un palazo en la portería de Grau, jarro de agua fría para un Liceo al que le entraron las prisas y acabó el partido con más corazón que cabeza. 

En la segunda mitad de la prórroga llegó la decimoquinta falta del equipo coruñés. No falló Julià, que volvió a definir por encima de Grau. Un penalti le dio la opción a César Carballeira, pero Ballart cerró su arco otra vez y Aragonès, al contragolpe, redondeó el marcador y sentenció al campeón.