El Liceo pone fin a un intenso capítulo que inició hace justo un mes en Oliveira de Azeméis (1-5). Las cosas han cambiado desde aquel golpe de realidad en el estreno europeo. Tres victorias (Arenys de Munt y Sant Cugat, en la OK Liga, y Calafell, en la Liga de Campeones) y tres empates (Benfica, en la Champions, Noia y Reus, en la competición doméstica) después, las sensaciones son otras a las puertas de un nuevo Clásico contra el Barça (12 horas en el Palau Blaugrana).
“Veo al equipo concentrado y preparado para competir desde el primer minuto”, avisa el técnico Juan Copa, que tiene a todos los jugadores a su disposición, incluido el argentino Fabri Ciocale, ausente el jueves en Calafell por una indisposición.
La competitividad y el carácter ganador están grabados en el escudo del Liceo, que empezó la defensa del título de la OK Liga con siete cambios en la plantilla. La fuga de talentos es solo una piedra en el camino de un equipo que no se ha olvidado de competir mientras se reinventa.
Ya lo demostró en el primer clásico de la temporada en Riazor, que acabó con una ajustada victoria azulgrana (2-3). La reacción local, que pasó del 0-2 al 2-2 e incluso tuvo opciones para remontar, fue un aviso. Nunca subestimen el corazón de un campeón.
Han pasado tres meses de aquel partido y el segundo Clásico del curso será otra historia. Llega en un buen momento para los verdiblancos, quizá en el mejor de su carrera para Àlex Rodríguez, goleador liceísta (23 dianas) y motor ofensivo de un grupo que va a más.
Tampoco le va nada mal al Barça, líder invicto de la OK Liga con 18 victorias en 19 partidos –solo cedió un empate en Caldes y aventaja en once puntos al Liceo– y dominador en las estadísticas colectivas e individuales. Ningún equipo ha marcado más goles (114) ni ha recibido menos (29).
En la tabla de anotadores hay dos barcelonistas entre los tres primeros: Pau Bargalló (32 tantos, además de 22 asistencias) y Joao Rodrigues (28). El menor en la saga de los Bargalló es uno de los cuatro exliceístas en la plantilla azulgrana: los hermanos Carles y Marc Grau cambiaron el verde por el azulgrana el pasado verano, mientras que Matías Pascual no estará por lesión.
Nunca vistió la camiseta del equipo de su ciudad el coruñés Ignacio Alabart, formado en el Compañía de María y que se mudó a La Masía cuando tenía 18 años. Son algunos de los nombres y alicientes de un partido que nunca defrauda, un Clásico que cierra un capítulo y abre otro a solo unos días de la Copa del Rey de Calafell, el primer gran título de la temporada, pero esa será otra historia. Que ruede la bola.