Carlos Arévalo llegó el domingo a la ciudad alemana de Duisburgo, donde este miércoles arrancarán los Campeonatos del Mundo de sprint, única oportunidad para el K4 500 metros, que integra junto con el ilerdense Saúl Craviotto, el cangués Rodrigo Germade y el mallorquín Marcus Cooper, de conseguir el visado para París 2024.
El palista betanceiro, vigente campeón universal de K1 200, sólo competirá en aguas alemanas en la modalidad por equipos –donde el cuarteto español defenderá el título conquistado en Halifax 2022–, ya que en la disciplina individual perdió en el selectivo nacional, y además en la capital francesa ya no estará en el programa. El objetivo está claro: el pasaporte para la capital gala antes que otro oro. En Duisburgo se repartirán seis.
He visto un vídeo de vosotros entrenando y se ve que hace buen tiempo en Duisburgo. ¿Eso es bueno, malo o no importa demasiado?
Sí, buen tiempo y mucho calor. Mientras no sean una condiciones extremas, el clima no nos perjudica. Para el viernes (día de la final) dan lluvia, y ya venimos preparados de Asturias, donde estuvimos entrenando recientemente.
¿Ya habías competido en este campo de regatas?
Sí. La primera vez fue en 2013. Y esta una pista muy buena, tanto el canal de calentamiento como el de competición son perfectos. Es una pista hecha para esto y es una de las ‘top’ mundial. Es muy cómoda y buena para poder dar el mejor nivel porque no suele haber problemas ocasionados por el viento y las malas condiciones. Es bastante estable.
¿Se puede hablar en piragüismo de pistas que se dan mejores que otras?
La verdad es que cada pista tiene sus condiciones, pero en el K4 no nos afecta mucho, no somos tan dependientes de las condiciones de la pista. En K1, por ejemplo, sí se puede decir que una pista es más lenta que otra. En K4 es como que desaparecen un poco esas diferencias.
El K1 200 ya no es olímpico. ¿Son buenos tantos cambios en tan poco tiempo?
La Federación Internacional está cambiando fuerte. Uno de los problemas que hay es el tamaño de las pistas. El remo las necesita de dos kilómetros y nosotros de mil metros. Pero si al final acortan el piragüismo a 500 metros, tendremos más oportunidades de competir a nivel internacional. De todos modos, mi prueba preferida, en la que estoy centrado al cien por cien, es el K4 500. La verdad es que está genial.
Está la cosa muy apretada, aunque creo que nuestros principales rivales son Alemania y Ucrania
¿Cómo llegáis tú y tus compañeros al Mundial?
Muy bien. Estamos a unos días de competir. Las sensaciones son un poco extrañas, porque el cuerpo aún se está preparando y siempre hay nervios antes de una competición, sobre todo por lo que pueda pasar ajeno a nosotros. Estamos en un nivel de confianza del cien por cien, pero la suerte al final simpre influye; esperemos que no influya la mala suerte.
¿Qué tal fueron los entrenamientos en Trasona?
Tuvimos un tiempo bastante templado; lo único negativo fue que llovió un poco de más, pero es parte de estar en el norte (risas). Es algo a lo que estamos adaptados. Hemos sacado muy buenas sensaciones de los entrenamientos. Estamos muy contentos con el rendimiento que tuvimos, los tiempos están saliendo, aunque al final siempre queda la incertidumbre de hasta que no te pruebas en la primera regata no entras del todo en competición, no sabes cómo el está el resto, incluso no sabes cómo estás tú. Hay que aguantar los nervios previos.
¿El objetivo es obvio, o no tanto por la cercanía de París?
El primer objetivo es clasificarnos para la final. Y luego luchar por el oro, por supuesto. Pero hay que tener en mente que lo más importante para nosotros es la clasificación olímpica, el objetivo a largo plazo. A corto plazo, conseguir una medalla en este Mundial.
Hay en juego seis pasaportes olímpicos directos.
Sí, pero en principio de Europa. No hay plazas nominales en las pruebas individuales. Y además entra en juego lo de los continentes; tiene que haber al menos un representante de cada continente. Nosotros peleamos principalmente contra Europa, por el tema de que casi siempre los primeros clasificados en los Mundiales son todos europeos. La finales en los Mundiales son de nueve barcos, en los Juegos Olímpicos son de ocho.
Hemos sacado muy buenas sensaciones de los entrenamientos en Trasona
¿Rivales?
Alemania, Ucrania, Serbia, Italia... Está la cosa muy apretada, aunque creo que nuestros dos principales rivales son Alemania y Ucrania, que son los que más nivel, junto con nostros, están demostrando, pero, insisto, está todo muy igualado y cualquier embarcación puede llegar, ponerse delante y...
¿Lo ves más complicado que el Mundial de año pasado?
De momento no lo tengo claro. El año pasado tenía esta misma sensación antes del Mundial, de no saber qué podía pasar, y al final ganamos. Siempre tengo la manía de verlo complicado.
Cuando eres pesimista, todo lo bueno te sabe mejor...
Eso es verdad. Es cierto que soy un poco pesimista, pero no mucho (risas). Pero si nosotros el viernes, por ejemplo, rompemos el timón, adiós París.
No digas eso...
Toco madera, pero por eso estoy cagado (risas).
¿Alguna vez se os ha roto el timón antes de una prueba?
Buff... Antes, no, pero durante lo he visto unas cuantas veces.
Una vez finalizada su participación en la cita universal de Duisburgo, el K4 500 se desplazará a París para probar la pista donde se disputará la competición olímpica del próximo verano.