Distinta defensa, mismo resultado
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17º-23º

Distinta defensa, mismo resultado

Diego Epifanio probó otras formas de defender durante el partido contra Unicaja
Distinta defensa, mismo resultado
Yankuba Sima (Unicaja) se cuelga del aro durante el partido del domingo contra el Leyma | acb photo / Mariano Pozo

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Si hay un aspecto que está condenando (por encima del resto) al Básquet Coruña esta temporada, ese es la defensa. Las jornadas siguen pasando y este continúa siendo un problema recurrente para el equipo, que este fin de semana ha encajado por décima vez en lo que va de campaña cien o más puntos en su contra. 


En el José María Martín Carpena de Málaga, Diego Epifanio y su cuerpo técnico optaron por variar algunas tácticas defensivas instauradas hasta entonces en el equipo. La principal fue la defensa del bloqueo directo. Hasta esta jornada, el Leyma había defendido esta acción casi siempre de la misma manera: haciendo un dos contra uno al manejador de balón y dejando “liberado” al bloqueador en la continuación hacia el aro. A ese jugador le saltaba el defensor situado en el lado débil de la cancha (el opuesto a donde está el balón en cada momento), lo que dejaba como resultado muchos triples sin oposición de los equipos rivales. Ejemplos muy gráficos de esta situación son los partidos en el Coliseum contra Joventut o Bilbao, donde jugadores como Dekker, Robertson o Rubén Domínguez se pusieron las botas desde la línea de 6,75.


Contra Unicaja, Epi decidió modificar esta defensa y optar por un cambio rápido de defensores, dejando a su pívot con el base rival y a su base con el pívot contrario. Una vez parada la acción, el jugador pequeño del Leyma intentaba cambiar a su par con un compañero más alto y fuerte, normalmente ubicado en una de las esquinas, para tratar de nivelar las fuerzas en la pintura.

 

La movilidad de Silins


Otra opción que utilizó en algún momento, sobre todo con Silins en pista, fue la defensa con flash. En esta ocasión se buscaba que el pívot letón hiciera un amago de dos contra uno y volviera rápido con su marca. En alguna ocasión salió bien, ya que Silins es el más ágil y móvil de los interiores del equipo, pero hubo otras en las que el base se quedaba enganchado o pasaba el bloqueo por detrás, permitiendo un triple liberado del manejador de Unicaja de Málaga.


Esto lleva a otro problema defensivo recurrente en la temporada: la falta de comunicación. En muchas ocasiones, se nota que los jugadores del Básquet Coruña no se hablan durante las acciones defensivas, lo que desemboca en errores groseros y canastas fáciles de sus rivales.


En esta parcela del juego hay dos opciones: o tienes unos automatistmos muy interiorizados y claros sobre cómo y cuándo rotar y cambiar marcas, o te comunicas con tus compañeros en todo momento para tomar esas decisiones. Por momentos, el Leyma hace esto bien, pero hay jugadas en las que la rotación es lenta, yendo siempre por detrás del balón y llegando tarde a puntear los tiros, permitiendo desbordes fáciles o regalando faltas.

 

Zona ‘individual’


Otro recurso que Epi lleva varias semanas utilizando cada vez más es la defensa zonal. Contra Unicaja fue el partido en el que más tiempo la mantuvo, partiendo de una situación de 2-3 que podía variar hacia una 2-1-2 o una 1-3-1. En muchas posesiones, el Leyma incluso empezó la defensa en zona y cambió a individual tras algunos segundos, tratando de despistar al ataque andaluz.


Una vez más, en este tipo de defensa es fundamental la comunicación. En ocasiones fue buena, pero Unicaja supo cómo buscarle las cosquillas al Básquet Coruña. Los de Ibon Navarro plantearon diversas situaciones ofensivas para desajustar la zona, incluyendo varios ‘clásicos’. Sobrecargar uno de los lados para crear superioridades, buscar a compañeros en zonas intermedias (entre el jugador de la esquina y el de la bombilla), colocar a un jugador en el centro de la defensa para buscar un tiro de media distancia o distribuir con facilidad, jugar entre pívots o buscar la línea de fondo.

 

Cuestión de esfuerzo


El esfuerzo y la intensidad deberían ser dos factores innegociables en defensa. Dos cuestiones en las que el entrenador no puede tener una gran implicación, ya que depende única y exclusivamente de los jugadores el querer dejarse la piel sobre la pista. 

 

Aquí entran en juego situaciones como el balace defensivo, que no fue bueno en muchas ocasiones. Unicaja buscó correr y jugar rápido desde el minuto uno, incluso cuando recibían canasta, tratando de impedir que la defensa coruñesa se colocase. Esto fue muy fructífero para los de Ibon Navarro, que consiguieron gran cantidad de canastas rápidas y lograron sacar varias faltas “baratas” de jugadores importantes en este tipo de situaciones. 

 

Otro aspecto que se basa en la intensidad, la concentración y el esfuerzo es el rebote defensivo. Aquí estuvo otra de las claves de la derrota del domingo. Unicaja cogió once rebotes ofensivos, siete de ellos en la segunda mitad, cuando los malagueños decantaron a su favor el encuentro.


El Leyma encaja 96,23 puntos por partido, el peor dato con diferencia de la ACB y con el que es complicado, o casi imposible, ganar partidos

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