Dicen que a veces es más difícil saber ganar que saber perder y eso fue lo que sucedió este fin de semana en el campo número 2 de la Ciudad Deportiva de A Torre de A Coruña a la conclusión de la disputa de la final del torneo de Copa del Campeonato de Fútbol de Peñas de la Asociación.
Dicho encuentro lo protagonizaron las formaciones de la Greenpeace y La Terraza Juan Varela, que discurrió por los cauces habituales llegándose al término de los noventa minutos reglamentarios con un empate a dos en el marcador. Ello provocó que la vencedora de la presente edición tuviese que decidirse en una tanda de penaltis y en ella los componentes de la La Terraza Juan Varela se alzaron con el trofeo de campeona al mostrar mayor puntería que su rival desde los once metros.
Los integrantes de La Terraza Juan Varela mostraron su felicidad tras imponerse y celebraron su triunfo por todo lo alto. Los jugadores de la Greenpeace fueron prestos a felicitar a su adversario y todo se desarrolló con enorme deportividad entre los unos y los otros.
Sin embargo, lo que ninguno de los presentes sobre el rectángulo de juego y en las gradas de la citada instalación deportiva contaba es que un aficionado –por llamarlo de alguna manera– decidiese iniciar una guerra por su cuenta y riesgo.
El susodicho se puso a increpar a los jugadores de la Greenpeace y ello provocó que todo el clima distendido que reinó durante toda la jornada deportiva girase 180 grados ya que alguno de los miembros de la peña perdedora no aceptó de buen grado lo dicho por el ‘hooligan’ de la peña que viste una camiseta ajedrezada en los encuentros que disputa durante la temporada en curso.
Entonces se vivieron unos momentos de tensión, con varias persecuciones en las que algunos trataban de volver a imponer la normalidad del peor modo posible, con las manos.
Así llegaron algunos empujones, forcejeos y discusiones verbales que hacían presagiar algo muy feo.
La rápida actuación de los integrantes del comité organizador impuso la cordura entre todos los presentes y la situación violenta que se había generado fue poco a poco volviendo a la normalidad.
A ello se unió también el comportamiento ejemplar de otros jugadores y técnicos de ambas peñas que dejaron claro que el fútbol es una fiesta y por encima de los resultados y los colores están las personas.
Al final, todo se quedó en un pequeño y desagradable susto que sorprendió a todos los asistentes, pues nadie esperaba que sucediese algo similar el día que llega a su término la temporada en esta competición de la zona de influencia de la capital herculina.
Lo pasado en la Ciudad Deportiva de A Torre se debe ver como un caso aislado y considerar que no es lo habitual en los encuentros programados del fútbol de peñas coruñés.