“Los torneos cortos de selecciones son algo más que jugar bien al fútbol”, sostiene Gareth Southgate, que como jugador apenas defendió tres camisetas (Crystal Palace, Aston Villa y Middlesbrough) y selló una sólida carrera que tuvo su cumbre en la Eurocopa de 1996 cuando se fue al punto de penalti en la tanda con la que Alemania e Inglaterra se jugaban el pase a la final.
Southgate falló y el fútbol no volvió a casa con un triunfo (it’s coming home), tal y como pregonaba el himno oficioso de aquel campeonato. Entonces hacía 30 años que Inglaterra buscaba replicar su única gran gesta como selección, la victoria en el Mundial del que fueron anfitriones. Hoy la cuenta ya va por los 58 años. La última vez que Inglaterra ganó algo el hombre aún no había llegado a la Luna. Desde entonces han pasado trece primeros ministros por el 10 de Downing Street.
Hace tres años la Eurocopa se les escurrió de las manos en una electrizante final en Wembley en la que los italianos apuntaron mejor desde los once metros. De nada valió que Pickford parase dos penaltis porque Rashford, Sancho y Saka fallaron los suyos. Sólo el delantero del Arsenal repite presencia en el equipo tres años después, pero la base es muy similar. Con ella quieren hacer historia contra España, con el dibujo que más le agrada a Southgate, el que se asienta sobre tres centrales.
Ederson es el portero del Manchester City, David Raya ataja en el Arsenal, Allison se pone bajo palos en Liverpool, en el Manchester United lo hace el irregular Onana y en el Aston Villa el histriónico Dibu Martínez. Sobran dedos de las manos para contar a los guardametas ingleses titulares en la Premier. Pickford juega desde hace seis años en el Everton, donde ha peleado más tiempo por salvar la categoría que por dejarse ver en la mitad alta de la tabla. Está bajo sospecha por su irregularidad, pero con la selección siempre ofrece un gran rendimiento y es un especialista en las tandas de penaltis. Flojea con el balón en los pies.
Un veterano que no baja su rendimiento y que ha sabido reconvertirse desde el lateral para trabajar en el centro de la zaga. Buena salida de balón, rapidísimo para defender su espalda. Excelente golpeo. Liderazgo. Parecía en discusión en el equipo, pero a la hora de la verdad no le ha fallado a Southgate.
El mejor central inglés, por más que Guardiola se haya acostumbrado a emplearlo en mediocampo, detalle que alerta sobre su capacidad para mover la pelota. Sabe conducir la pelota y es muy difícil de superar en el juego aéreo (ganó siete de cada diez duelos en esa liza durante la última campaña en la Premier).
La revelación del torneo para el equipo inglés. Campeón y goleador en la final del Mundial sub-17. Entonces, en octubre de 2017, Inglaterra remontó un 0-2 y le metió cinco goles a España. Allí estaban también Foden y Gallagher. Y Ferran Torres en La Rojita. Guéhi ya apuntaba alto entonces, pero su fortuna pareció diluirse entre las cesiones a las que le sometió el Chelsea. Ya en el Crystal Palace ha encontrado continuidad. “Lee bien el juego y es agresivo en el cuerpo a cuerpo”, le define Southgate. Su apellido, de origen marfileño, se pronuncia “gaiée”.
Entusiasmó a todos con su aparición en la pasada Eurocopa, barnizada al final por su error en la tanda de penaltis en Wembley. Ha mantenido la progresión el Arsenal, para el que se ha convertido en un faro que alumbra ante defensa cerradas. No le importa sacrificarse y así lo hace con Inglaterra en este torneo, en el que no pocas veces ha operado como carrilero para apoyar en defensa a Walker. Como todo se ha puesto en discusión en torno al equipo, se litigó incluso sobre su puesto en el once. Pero calló a todos con un golazo que mantuvo al equipo con vida en los cuartos de final contra Suiza, todo un retrato: partió desde la banda derecha en perpendicular al área y soltó la zurda al palo contrario.
En el inflado mercado inglés, los gunners pagaron 122 millones de euros para incorporarlo desde el West Ham. Su rendimiento fue excelente en el cuadro que prepara Mikel Arteta, que le dio la manija del centro del campo para demostrar que es algo más que un box to box. Rice sabe jugar en la base sin perder llegada al área, se asocia y tiene carácter. Un líder en el campo.
Una de las escasas buenas noticias que surgen de Old Trafford en los últimos tiempos. Y un alivio para Southgate, que no encontraba relevo en la medular para Kalvin Philips, caído en desgracia desde que dejó Leeds. Mainoo es fuerte y tiene una excelente capacidad técnica para cuidar la pelota. Interpreta bien el juego y si Bellingham baja a recibir suele buscar el espacio y proyectarse hacia el área. Debe mejorar en la faceta recuperadora, pero su margen de progresión es enorme.
Su segunda parte en sustitución de Trippier en el duelo contra Países Bajos le han abierto la opción de la titularidad. Goleador en la final de hace tres años, siempre bajo sospecha por su sobrepeso, llegó al torneo inédito desde febrero por una lesión y apenas reapareció durante casi tres cuartos de hora contra Suiza. Pero para el técnico es un pretoriano. Siempre ha ofrecido más rendimiento en la selección que en su club. Trippier es un parche en el lateral zurdo, un diestro que ralentiza los ataques y los separa del extremo. Shaw le ofrece más llegada al equipo.
La temporada semeja que se la está haciendo larga tras su fulgurante inicio en la liga española, pero en Alemania ha dejado destellos de la estrella que es. La chilena que supuso el empate ante Eslovaquia en el quinto minuto de la prolongación es uno de los hitos del campeonato. No acaba de encontrar su juego y lo suele buscar cayendo a la izquierda para recibir ahí y conectar con Foden. Se debate en Inglaterra que no pueden jugar juntos. Lo mismo se decía en España de Xavi e Iniesta.
Indiscutible mejor futbolista en la última Premier, cerró la campaña con 27 goles y 12 asistencias. En Alemania lleva cero y cero, pero es imposible sacarlo del equipo, más bien cabe preguntarse cómo es posible que el colectivo no pueda beneficiarse de un talento así. Técnico, con pase y disparo, puede jugar por dentro y por fuera, se asocia y trabaja en defensa. Y aparece, cuidado, en las grandes ocasiones.
El mejor futbolista que nunca ha ganado nada buscará su redención ante España. “Intento no pensar en esas cosas”, explica en la víspera. Implacable en el área, exquisito fuera de ella. Con Inglaterra trabaja menos en posiciones retrasadas de lo que lo hace en el Bayern y, sobre todo, de lo que lo hacía en el Tottenham. En caso de necesidad puede partir desde la mediapunta y alinearse con otro delantero.
Apenas los metas Ramsdale y Henderson, los centrales Joe Gomez y Dunk y el joven mediocentro Wharton no han sido alineados por Southgate. Desde el banquillo la aportación ha sido notoria en un equipo que apenas ha ido ganando durante el 22% del tiempo en el que ha competido en esta Eurocopa (España lo ha hecho en un 58%).
El delantero del Aston Villa Ollie Watkins ha sido el último en dejarse ver, con un golazo que dio el pase a la final. Antes lo hicieron el extremo Anthony Gordon o Ivan Toney, otro delantero que pide minutos. Y más de media Inglaterra pide la titularidad de Cole Palmer, el fino mediapunta o extremo que dejó el Manchester City para liderar al Chelsea, tanto él como el lateral-mediocentro Trent Alexander-Arnold son los reservas más empleados por Gareth Southgate, que si tiene que reforzar la medular suele mirar hacia Conor Gallagher.