José Manuel Traba fue uno de los héroes del último ascenso del Deportivo a Segunda División en la temporada 1980-81. El delantero fisterrán, máximo artillero de la escuadra coruñesa en aquel curso, marcó dos de los cinco tantos que le endosó el conjunto blanquiazul al Pontevedra (5-1) el 10 de mayo de 1981 para sellar el regreso al fútbol profesional a tres jorandas del final de la liga.
Aquel ascenso no tuvo tanto suspense como lo que nos espera mañana sábado.
Sí. Era una competición totalmente distinta, ya que ascendían los dos primeros. En este caso, los dos favoritos, que éramos el Celta y nosotros. Hicimos una campaña muy buena, en la primera vuelta tuvimos problemas en algunos campos complicados como Eibar o Sestao, pero luego completamos una segunda vuelta extraordinaria en la que perdimos solo un partido. No es que fuéramos sobrados, pero sí éramos superiores a los demás, sobre todo en casa.
Mantuvisteis un pulso por la segunda plaza con el Tenerife durante gran parte de la liga e incluso logró arrebatárosla en la jornada 25, pero a la semana siguiente ya la recuperasteis y metisteis la directa.
Era un grupo complicado, no tenía nada que ver con lo de ahora, prácticamente era una Segunda División casi profesional, pero nosotros teníamos una muy buena plantilla y el equipo se adaptó muy pronto a la competición. Fíjate si era una obligación ascender, que prácticamente no hubo fiesta ni nada en la ciudad.
Este Depor también tiene la obligación de ascender.
Este equipo ya tenía la obligación el año pasado, pero nos llevamos el palo y caímos a un pozo porque la Segunda B de ahora no tiene nada que ver con la de antes. Con la plantilla que tiene el Depor fue un palo no subir de manera directa porque en la primera vuelta, aunque no se jugaba bien, el equipo estaba arriba, pero la segunda fue desastrosa y el Racing de Santander nos quitó el ascenso por méritos propios. Si se asciende, nadie se va a acordar de si fuimos segundos o primeros en la tabla, pero si no ascendemos, será un desastre porque el Depor tiene todos los argumentos para ser favorito y ascender. Tienes tu campo, tu afición, que no es una afición cualquiera, el resultado, porque te vale el empate. No hay ninguna disculpa si no se asciende. Todos sabemos que en un partido de fútbol se pueden dar muchas circunstancias, pero el Depor tiene todos los argumentos para ascender.
Fuiste el referente ofensivo de aquel ascenso de 1981.
Éramos un equipo muy goleador, sobre todo en casa porque fuera teníamos más dificultades porque eran campos pequeñitos y los equipos se crecían ante uno de los favoritos. En invierno, campos como Sestao o Eibar eran complicados. Nuestro ascenso pasó sobre todo por ser fuertes en Riazor. Que yo también es lo que decía este año, que si el Depor era fuerte en casa, se acaba sacando el objetivo, pero el equipo de este año dejó escapar puntos en casa y fuera tampoco fue muy fiable.
¿Qué principales diferencias encuentras con aquel fútbol?
Antes era un fútbol más físico, de pelotazo, pelea, segundas jugadas, independientemente de que los dos grandes, que éramos el Celta y nosotros, teníamos gente de mucha calidad en el centro del campo.
¿Qué sensaciones tienes de cara a la final de mañana?
Las sensaciones, a priori, son buenas porque tenemos casi todo a favor. Para mí, tenemos el 75 % hecho. Pero ese 25 % que está en el aire, como sabemos que el equipo no dio buenas sensaciones durante todo el año e incluso el día del Linares en la primera parte tuvo muchas dificultades, entonces queda esa incertidumbre en gran parte de la afición. Aun así, el equipo tiene calidad y creo que el aficionado tiene que estar convencido de que el ascenso va a ser sí o sí.
¿Qué es lo que más te gusta de este Depor?
Mackay, que ha dado una seguridad extraordinaria durante toda la temporada. Y esa sensación de fortaleza defensiva, sobre todo en la primera vuelta de la liga, y la pegada arriba, con Quiles y Miku, que fueron determinantes, así como William, que desequilibra. Esa era un poco la garantía que me daba a mí el equipo. Esperaba un poco más de creación en el mediocampo, pero quitando a Juergen, que fue un hombre importante, quizá esa falta de creación y llegada y superioridad en las áreas en la segunda vuelta es lo que me genera un poco de incertidumbre.
¿Te ilusiona o te da cierto miedo cómo se está engalanando la ciudad para el partido?
Es un poco parecido a lo que vivimos nosotros y lo que se vivió aquí en los últimos años con el tema de la Liga y la Copa, pero es una ciudad que cuando tiene que responder, responde. Se ven muchas banderas y el ambiente va a ser excelente, como ya lo fue el pasado sábado. Es una ciudad futbolera cien por cien. Antiguamente ya con el Trofeo Teresa Herrera se vivía un ambiente especial y luego, cuando llegaron los títulos. La afición del Deportivo responde siempre.
¿Cuál puede ser la clave en un duelo tan determinante como el de mañana en Riazor?
El Depor tiene la ventaja de que puede jugar con el resultado, que es importante, pero eso no quiere decir que se vaya a relajar en el terreno de juego, porque sería lo peor que podría hacer el equipo. Pero sabe que el contrario es quien tiene que buscar el área sí o sí y que si mantiene el orden, tarde o temprano el rival se tiene que abrir. El Depor no va a jugar con la ansiedad de salir a buscar el área contraria y ese es un factor importante. Tiene que saber jugar con los tiempos del partido y el tema mental. Aun así, el Depor tiene que salir mentalizado y enchufado al cien por cien porque va a estar arropado por sus seguidores y la afición blanquiazul, cuando se pone, lleva en volandas al equipo a cualquier sitio. Así que creemos en el ascenso.
