Aunque desde luego que no se trata del día que más invita a asistir a un encuentro de fútbol, el deportivismo sigue enamorado de su equipo también en viernes.
Siguiendo la letra de todo un himno del pop como el de la legendaria banda británica The Cure, la afición herculina encontró 20.625 motivos por los que proseguir su idilio con la escuadra dirigida por Óscar Gilsanz.
Al igual que al Deportivo, a su fiel afición le costó entrar en calor en un duelo marcado por el frío y la lluvia desde los prolegómenos.
Un sector de la grada protestó contra los horarios establecidos por LaLiga manteniendo un silencio sepulcral hasta el minuto 12.
La falta de acciones destacadas de peligro mantuvo aletargado al público herculino hasta los instantes finales del primer acto, cuando una colada de David Mella —interceptada por el portero Marín— así como dos remates de Ximo Navarro y Mario Soriano —este al lateral de la red— elevaron la temperatura de un municipal de Riazor con una de las entradas más flojas del año.
Con el 0-0 en el marcador el encuentro se fue al tiempo de asueto con la sensación de que la igualada provisional tal vez hubiese sido el resultado más justo en función de los méritos realizados por unos y otros.
En el segundo acto la hinchada blanquiazul comenzó a desesperarse con algunas decisiones incomprensibles del colegiado asturiano González Díaz, excesivamente permisivo con las continuas infracciones visitantes.
Para colmo, un zarpazo de Álex Sala en el minuto 50 ponía al Deportivo en desventaja.
Sin embargo, el deportivismo hizo de tripas corazón para insuflar oxígeno a sus futbolistas, que neutralizaban la renta cordobesista en el minuto 61 gracias al oportunismo de Eddahchouri tras gran acción personal de Yeremay.
Durante la última media hora de la contienda el coliseo deportivista empujó de lo lindo en pos de un segundo tanto local que por desgracia no acabaría llegando debido a la falta de acierto de Yeremay o Diego Gómez, que dispusieron de sendas llegadas nítidas.
Uno de los jugadores blanquiazules más aplaudidos fue el portero Helton Leite, que en la recta final abortó una acción de gol pintiparada a Albarrán.
Tras el pitido final, Riazor se rindió al esfuerzo acometido por los suyos con aplausos.
