El Deportivo logró una importante victoria a domicilio ante el Burgos gracias al solitario gol de Mario Soriano en la segunda mitad. El equipo coruñés supo gestionar las dificultades, tanto por el estado de una parte del césped de El Plantío como por la solidez defensiva mostrada por el conjunto local, y se impuso en uno de esos partidos que parecen de 0-0 de manual. Sin embargo, el acierto del mediapunta madrileño, sumado a la capacidad de sufrimiento de la defensa blanquiazul, hoy de amarillo, fue determinante en una sufrida victoria que aleja al Dépor de los puestos de descenso. 

Óscar Gilsanz repitió el once que dejó buenas sensaciones en Málaga salvo por la reaparición de Barbero, ya recuperado de sus molestias, en lugar de Bouldini. Lucas Pérez, todavía tocado tras pasar un proceso gripal y cuyo último partido fue el 7 de diciembre, esperó su turno de nuevo desde el banquillo y, por lo tanto, Mario Soriano actuó en su posición natural, la mediapunta, escoltado por el doble pivote Mfulu-José Ángel, que fue una de las grandes notas positivas en La Rosaleda.

En un escenario marcado por las condiciones meteorológicas y la intensa lucha táctica, el Deportivo se mostró incómodo en los primeros compases del choque. Ambos equipos optaron por el juego directo, condicionado por una falta de espacios acuciada por las bajas temperaturas, que dejó helada una de las bandas del campo, la que no recibía la luz del sol. Esa situación afectó especialmente al conjunto herculino, que apenas pisó esa banda más alejada de los banquillos, que se suponía que iba a ser la zona de influencia de Yeremay. No obstante, el canario huyó de esa banda y contribuyó al embudo generado por el Dépor en campo contrario ante un Burgos muy ordenado.

El delantero Edu Espiau no tardó en demostrar que iba a ser un dolor de muelas para los centrales blanquiazules. El punta, en el minuto 6, probó suerte desde el vértice del área tras un robo en la salida de balón del Deportivo, pero Helton estuvo atento para detener el disparo. Por su parte, José Ángel demostró su inteligencia táctica interviniendo con acierto en dos ataques peligrosos de los locales.

A medida que avanzaban los minutos, el Burgos dejó claro su plan de partido: apenas mover el balón por dentro, para no asumir riesgos, y finalizar las jugadas con centros laterales o con acciones de juego directo. En el minuto 16, un centro de Curro desde la derecha encontró la cabeza de Iñigo Córdoba, cuyo remate salió desviado.

En cambio, el Dépor tuvo dificultades para encontrar claridad en ataque. La acumulación de jugadores en zonas interiores generó un embudo que impidió a los de Gilsanz encontrar el espacio para hacer daño a un rival compacto. Yeremay, limitado por la zona helada, se movió por el resto del frente del ataque, pero la movilidad del canario y de Mella no consiguió desatascar el juego ofensivo. 

A pesar de la mayor posesión del Deportivo, el Burgos fue el que consiguió inquietar la portería rival en la recta final de la primera mitad. En el minuto 33, un balón muerto dentro del área fue cazado por Curro, pero su remate mordido resultó fácil para el portero brasileño. Poco después, en el minuto 36, los locales reclamaron un penalti por una acción de Pablo Vázquez sobre Morante, pero el árbitro Ais Reig interpretó que el centrocampista se dejó caer.

El Burgos continuó generando una ligera sensación de peligro, especialmente con Edu Espiau como protagonista, aunque la primera parte fue de todo menos vistosa. En el  41, el delantero se zafó de Pablo Vázquez y conectó un disparo que se marchó alto. Instantes antes del descanso, en el 43, un balón a la espalda de la defensa deportivista permitió a Espiau volver a intentar suerte, pero su remate cruzado salió desviado. Así finalizó el primer acto el Deportivo, que seguía sin encontrar profundidad ni capacidad de remate, cerrando la primera mitad sin disparos entre los tres palos.

Arranque con chispa

No tardó en acabar con esa sequía tras el paso por vestuarios. Barbero ganó una disputa a Florian Miguel tras un balón en largo de Ximo Navarro y el delantero almeriense, sin demasiado ángulo, conectó el primer tiro a puerta blanquiazul. El portero Ander Cantero salvó el gol en dos tiempos con una segunda intervención casi sobre la línea de gol.

Después de un inicio de segunda mitad más enérgico por parte del Deportivo, con una volea de Yeremay despejada por Cantero tras un rechace a la salida de un córner, el encuentro regresó al tedio. La solidez táctica y el excesivo respeto por parte de ambos equipos, además del condicionante de la banda helada, provocó que se llegase a la hora de partido sin la sensación de que se pudiera romper el 0-0.

Gilsanz trató de cambiar esta dinámica con dos cambios: Lucas ingresó al campo en lugar de Barbero, mientras que Villares reemplazó a Mfulu en el centro del campo. Con esta modificación, Lucas se situó como punta, poco antes de otra llegada peligrosa del Dépor. En el minuto 68, Cantero cometió un error grave al pasarse de largo en una salida fuera de su área, permitiendo que el balón quedara suelto. Sin embargo, la intervención salvadora de David López evitó que Yeremay anotara a puerta vacía.

Conexión Ximo-Soriano

No obstante, tan solo un minuto después, en el 69, el Deportivo logró adelantarse en el marcador. Ximo Navarro, tras una internada por la banda derecha, dio un pase atrás que sorprendió a la defensa del Burgos. Mario Soriano llegó desde segunda línea, remató de primeras y envió el balón al fondo de la red. Aunque Cantero tocó el balón, este le pasó entre las piernas. El mediapunta madrileño se besó el escudo en dirección a la afición del Deportivo en la celebración de un gol que a la postre sería definitivo.

El Burgos, que con este tanto vio cortada su racha de cinco partidos consecutivos sin encajar goles en casa, trató de reaccionar dando entrada a varios atacantes, mientras que Gilsanz respondió metiendo a Jaime en el campo por Soriano para reforzar el centro del campo y la zaga en los minutos finales.

Antes de este cambio, el Burgos ya se había acercado al empate con un disparo peligroso de Álex Sancris desde la frontal, despejado a córner de forma meritoria por Helton, y un cabezazo alto de Fer Niño. El asedio continuó en los minutos finales, pero el Deportivo logró la primera victoria a domicilio en 2025 para alegría de los aproximadamente 1.500 aficionados blanquiazules desplazados a Burgos.