Pese a los buenos números desde la llegada de Óscar Gilsanz al banquillo, el Deportivo está firmando los peores registros en sus regresos a la categoría de plata tras ascender desde el tercer nivel.
Es solamente la tercera ocasión en la historia en que se da este condicionante. El equipo blanquiazul solo ha disputado seis campañas en el tercer escalón del fútbol nacional: la 1974-75 en Tercera División, la 1980-81 en Segunda B y las cuatro últimas, entre 2020 y 2024, la primera de ellas bajo la nomenclatura de Segunda B y las tres últimas como Primera RFEF. Por tanto, en tres ocasiones ha descendido a la tercera categoría nacional y en otras tantas ha logrado el ascenso a la segunda.
A estas alturas, el Deportivo 1975-76 era líder con 33 puntos —que serían 48 si la victoria valiese tres—, mientras que el Dépor 1981-82 ocupaba la novena plaza con 27 puntos, que serían 36 si el triunfo sumase tres como hoy en día. El Deportivo actual ocupa la duodécima posición con 35 puntos, trece por debajo de su primera experiencia y solo uno menos que en la segunda.
El Deportivo está muy cerca de subir del tirón de Tercera a Primera, pero se topa con un arbitraje tan célebre como infame, el de Pes Pérez en Riazor frente al Burgos, que marca un antes y un después en el camino de los blanquiazules.
Tras el incontestable ascenso desde Tercera con José Antonio Irulegui en el banquillo, la directiva da los mandos del equipo a un coruñés, el recientemente fallecido José Antonio Naya. Junto a él también aterrizan varios futbolistas que marcan época, como el argentino Juan Carlos Piris (San Lorenzo de Almagro) o Pancho García (Racing de Ferrol). El club apuesta fuerte también por Albino (Pontevedra), otro argentino —Victorio Nicolás Cocco, del Unión de Santa Fe— y, ya comenzada la temporada, por Miguel Picos (Racing de Ferrol) y Gallego (Atlético de Madrid). En total, invierte casi 30 millones de pesetas, un dineral para la época y para un recién ascendido a Segunda, en traspasos. Además, desde el Fabril dan el salto dos futbolistas clave durante la siguiente década: el guardameta Jorge y el ariete Traba.
El Dépor comienza fuerte, hasta el punto que ostenta el liderato mediada la segunda vuelta. Lo hace gracias, sobre todo, a un pleno de 13 victorias en otros tantos partidos en Riazor. Derrota consecutivamente en el municipal herculino a Rayo Vallecano (1-0), Alavés (2-1), Nàstic de Tarragona (2-0), Tenerife (4-2), Celta (2-0), Barça Atlètic (5-0), Cádiz (1-0), Ensidesa (2-0), Valladolid (1-0), Recreativo de Huelva (2-0), Sant Andreu (2-0), Terrassa (2-0) y Córdoba (2-1).
El cuadro blanquiazul alcanza el liderato en la 18ª jornada, tras la victoria frente al conjunto vallisoletano, en medio de una serie de siete partidos sin perder —seis triunfos y un empate— que le mantiene en posiciones de ascenso directo hasta la 27ª jornada. En el siguiente partido, el calamitoso arbitraje de Pes Pérez frente al conjunto burgalés, en partido televisado para toda España por TVE, es el principio del fin.
De nada vale el posterior cambio en el banquillo de Cheché Martín por Naya. El Dépor solo es capaz de ganar tres de los últimos diez encuentros, ante Castellón, Valladolid y Calvo Sotelo. Tocado y hundido, finaliza en la quinta plaza, a cinco puntos del ascenso que logran precisamente el Burgos, el Celta y el Málaga.
El conjunto blanquiazul tiene un discreto retorno a Segunda tras su breve paso, en el curso 1980-81, por la recién creada Segunda B, que nace en el curso 1977-78 con dos grupos, como la actual Primera RFEF.
Las maltrechas arcas del club no permiten un desembolso tan potente como el de seis años antes. Aquel verano, José Martínez, técnico del ascenso, continúa en el banquillo. A la plantilla se incorporan jugadores de plena confianza del técnico valenciano, como Peralta y Carreras, ambos del Sabadell. Además, la directiva logra las cesiones de los canteranos madridistas Moreno y Pérez Durán y ficha al delantero José Luis Albiol (Murcia) y al defensa Marro (Sestao), que inmediatamente se va cedido al Melilla, donde tiene que cumplir el servicio militar.
El Dépor gana cinco de los seis primeros puntos en juego. Pero, inmediatamente enlaza ocho jornadas sin ganar, con 3 empates y 5 derrotas. Estos resultados llevan al equipo a zona de descenso y provocan la destitución, tras once jornadas, de Martínez. Luis Rodríguez Vaz deja el Fabril para hacerse cargo del primer equipo, que a partir de ahí se hace fuerte en casa, donde solo pierde un partido más, el último, ante el Castilla, ya sin nada en juego.
Esa fortaleza en Riazor le vale para huir de la zona roja. El Dépor se mueve durante toda la segunda vuelta entre la octava y la decimotercera posición. Los blanquiazules llegan a estar como muy cerca del descenso a cinco puntos —cuando las victorias valen dos—, pese a firmar partidos nefastos como una de las mayores goleadas encajadas en toda su existencia: 8-0 en Málaga.
El Deportivo concluye la campaña en la duodécima posición, a 13 puntos del ascenso y con 11 puntos de ventaja sobre el primer descendido, el AD Almería, ya que caen a la tercera categoría los tres últimos más el Burgos. El conjunto castellano, noveno en la tabla, es descendido administrativamente por sus deudas.
Cerca de cumplirse los tres cuartos de la temporada del retorno a Segunda que más se hizo esperar, el Deportivo se encuentra en la zona media de la tabla gracias a un cambio en el banquillo que viró el nefasto camino que llevaba el equipo.
La apuesta por la continuidad en la plantilla no da frutos de inicio. Llegan Helton Leite (Antalyaspor), Petxarroman (Andorra), Escudero (Valladolid), Mfulu y Cristian Herrera (Las Palmas), Bouldini (Levante), Gauto (Basilea) y Patiño (Arsenal). Solo el segundo es titular en la primera jornada.
Hay varias similitudes con la campaña 1981-82. El técnico del ascenso y del regreso, Imanol Idiakez, es destituido en la jornada 12, una más tarde que Martínez hace 45 años. Y su sucesor es el técnico del Fabril, como Rodríguez Vaz, en este caso Óscar Gilsanz.
El equipo endereza el rumbo, al contrario que en el anterior regreso a Segunda, con muy buenos resultados como visitante y muchas decepciones en Riazor.
La comparativa deja al Dépor actual malparado, aunque con unos guarismos similares a los del curso 1981-82. Una campaña en la que salvó la categoría con holgura.