Pablo Vázquez, corazón y ahora cerebro del Deportivo
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Pablo Vázquez, corazón y ahora cerebro del Deportivo

Pablo Vázquez, corazón y ahora cerebro del Deportivo
Pablo Vázquez, conduciendo el balón en el Deportivo-Tenerife | PATRICIA G. FRAGA

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El mejor defensor del equipo también se convirtió en el organizador de sus ataques. Pablo Vázquez para destruir, Pablo Vázquez para construir. Ante la ausencia de José Ángel Jurado en el once e impulsado por un Tenerife que ‘flotó’ a los centrales del Deportivo para focalizarse en marcar a sus centrocampistas, el central valenciano tuvo que duplicar sus funciones sin la presencia de Dani Barcia al lado. Y aunque el papel del zaguero fue de notable en todas las facetas, el hecho de que tuviese que ejercer constantemente como cerebro del equipo fue síntoma inequívoco de los problemas del Dépor en el fútbol ofensivo.

 

Jurado es el tercer futbolista de la Liga Hypermotion que más pases promedia por cada 90 minutos (63, con un acierto del 90%). Que el gorro de chef del Deportivo en la cocción de sus ataques desde atrás llevaba bordado las iniciales J.A. ya se sabía. Que el mediocentro andaluz era una pieza tan fundamental, se comprobó frente en el duelo frente a la escuadra chicharrera.

 

A esa circunstancia se suma la ausencia de Barcia. El canterano es otro de los jugadores de la categoría con más peso a la hora de construir. De hecho, es el quinto que más pases promedia, con 55 por partido. El dato por sí solo refleja las cualidades del zurdo. Clarividente no solo en el inicio de juego, sino también con la personalidad suficiente como para asumir galones en esta faceta a pesar de tratarse de su debut en el fútbol profesional y de apenas superar la treintena de partidos con el camiseta del primer equipo.

 

Sin el guerrero con zurda de seda y el central “con música en los pies” (Cano dixit), el cuadro herculino estuvo huérfano de ideas de confección. Los focos apuntaban a un Nuke Mfulu que nunca ha sido eso y que se inhibió -quizá de manera planificada previamente- de la función de dirigir. Mientras, el plan de Gilsanz reservaba para Diego Villares y Mario Soriano otro rol. Pisando menos la zona de iniciación para ser más influyentes en la de construcción y finalización. No te quiero atrás porque te pierdo arriba. Y porque, además, tu movilidad en esas posiciones más adelantadas va a permitirme generar más espacios para otros compañeros.

 

Su partido con más peso

Así, con un Pablo Martínez dubitativo y lejos del nivel de Barcia con el esférico en las botas, el ‘kaiser’ valenciano ejerció de líder también en la iniciación. El pasado domingo, en el duelo de Riazor, Vázquez fue el futbolista que más pases ejecutó en todo el partido. Siempre según Wyscout, el ‘15’ blanquiazul intentó conectar con sus compañeros en 86 ocasiones.

 

De todos esos pases, 69 tuvieron como destino las botas de otro deportivista (80%). Hasta la fecha, tan solo en el encuentro contra el Málaga en casa (0-0) el defensor había estado tan exigido a la hora de distribuir el balón. Aunque ni de lejos con el grado de dificultad que implicó para Vázquez el partido contra el Tenerife. Porque ante la red que tejió Cervera, Pablo tuvo que asumir galones. Más tiempo y más espacio para pensar y ejecutar, sí. Pero menos soluciones por delante y más decisiones que tomar.

 

Salió bien del paso el central deportivista. Con errores en alguna salida, claro. Inevitable cuando casi todo el peso recae en ti. Pero también con muchos pases que rompieron línea. De hecho, más de la mitad de sus envíos (45) fueron hacia delante y 16 de ellos largos (al menos de 25 metros), con 11 aciertos. No sorprende por lo tanto que el de Gandía cerrase su encuentro con más pases dirigidos al último tercio del campo: trece, ocho de ellos buenos. No solo a lo largo de este curso en la división de plata, sino contando también los encuentros de la pasada campaña en Primera Federación.

 

Y es que más allá de su habitual combinación con su compañero de fatigas en el eje central o su lógica vinculación con un Petxa que parte a su vera, los balones de Vázquez lograron conectar con Villares hasta en nueve ocasiones, con Soriano y Yeremay en siete y con Mella media docena de veces. Incluso los envíos al punto cardinal opuesto, personificado en Zaka y Barbero, se contaron por cuatro.

 

De este modo, la muestra refleja una evidente precisión en su bota derecha, unida a claridad de procesamiento en su cabeza para encontrar al alejado. Pero también un preocupante vacío de poder. Sin Barcia, sin Jurado y con Mfulu, Pablo Vázquez asumió no solo el corazón a la hora de derrochar pundonor para defender, sino también el cerebro del equipo para pensar. Una multifunción tan meritoria como excesiva. Hay deberes pendientes para un colectivo que tendrá que trabajar para no pedirle peras al olmo y encontrar soluciones si el pubis de la brújula con la que el equipo encontró el norte dice basta por este curso.

Pablo Vázquez, corazón y ahora cerebro del Deportivo

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