Buenas noticias en la enfermería del Deportivo con el regreso a los entrenamientos de Lucas Pérez ayer en el trabajo de recuperación en Abegondo, con Óscar Cano al frente, tras ausentarse parte de la semana pasada. La precaución es algo que impera en el proceso de recuperación de sendas lesiones tanto en la de de Monelos, como en la de Alberto Quiles. No estuvo Diego Villares, convaleciente desde el sábado, debido a un esguince en su tobillo derecho.
Ambos trabajaron ayer con sendas máscaras y completaron todo el entrenamiento, incluidos los partidillos en espacio reducido de cinco contra cinco, marcados por la alta intensidad y el peligro del contacto. El mismo que tendrán ambos cuando regresen a la competición, algo que ansían, tratando de acortar los plazos, siempre con garantías y sin correr riesgos, lo que explicó el parón de Lucas la semana pasada.
Justo hace siete días que se operó de una fractura en la cara, concretamente en el arco cigomático izquierdo. La idea de Lucas, como así manifestó en un vídeo que colgó el club en sus redes sociales, era estar disponible para jugar contra el Linares. No pudo ser. El riesgo a una nueva fractura, que le hiciese tener que pasar de nuevo por el quirófano motivó que los Servicios Médicos decidiesen, concienciando al jugador, que era mejor dar un paso atrás para evitar males mayores.
La idea es que pueda estar en un hipotético playoff. Mientras en el caso de Quiles, que sufrió contra el Córdoba una doble fractura del seno maxilar y del suelo de la órbita, espera poder jugar unos minutos contra el Pontevedra dentro de dos semanas. En la sesión de esta mañana, de recuperación, los titulares tuvieron trabajo suave y los suplentes rondos, varios ejercicios de finalizaciones, sin oposición, y partidillos en espacio reducido.