Un año atrás se había quedado a minutos de alzar la Copa de Europa y se desquitó en la Copa Intercontinental que el Bayern no quiso jugar. Había ganado la Liga en 1973 y la volvió a ganar en 1977, el Atlético era un equipazo en los setenta, vistoso, letal al contragolpe, duro y canchero a un nítido acento argentino.
En 1975 se presentó por tercer año consecutivo en el Teresa Herrera antes de la que fue la primera campaña completa de Luis Aragonés en el banquillo. En semifinales perdió contra el Peñarol (2-3) en un duelo memorable con Riazor atestado de público y el siguiente once:
1. Melo. Mito del Real Club Deportivo, en el que nunca llegó a jugar, pero con el que ganó Liga , Copa y dos Supercopas cuando ejercía como segundo de Javier Irureta. Antes, en 1991, había dirigido al Fabril a su primer ascenso a Segunda B. Se casó con una coruñesa y se afincó en la ciudad tras su retirada en 1977 con una rodilla hecha trizas. Lateral derecho de recorrido y buen centro.
2. Alberto. Asturiano de Candás. Un pulmón en el centro del campo con un excelente disparo. Hizo carrera en el club entre 1969 y 1979.
3. Miguel Reina. El padre de Pepe fue uno de los mejores metas españoles de su tiempo, opacado por Iribar para ponerse bajo palos en la selección. Ágil bajo palos, se lucía sobre todo en una suerte que ya apenas se estila: la del despejo de puños. Se le criticó durante años por el gol de Schwarzenbeck que impidió al Atlético ganar la Copa de Europa un año antes de aquel Teresa Herrera.
4. Marcelino. Llegó al Atlético un año antes, procedente del Sabadell. Acabó jugando como lateral derecho, puesto en el que se estableció en la selección. Pero en aquel Teresa Herrera, en el que estaba a punto de cumplir 20 años de edad, jugó por delante de Melo, como interior. Futbolista vertical y de esfuerzo, buen marcador.
5. Benegas. Paraguayo que ejercía de central o mediocentro, jugador de raza y coraje, contundente. No era un titular habitual, pero cumplía.
6. Capón. Lateral izquierdo bigotón, de fuerza y coraje, sabía desplegarse por la banda en un tiempo en el que los laterales apenas aportaban en ataque. “Soy del Atleti, porque me han parido del Atleti. Es un orgasmo llevar esa camiseta. Tuve la gran suerte de jugar en el Manzanares, muy cerca de donde nací, en Legazpi”, explicó en una de sus últimas entrevistas. Falleció durante la pandemia.
7. Irureta. Fue uno de las últimas veces que vistió la camiseta rojiblanca del Atlético porque antes de acabar aquel verano se marchó al Athletic, que pagó 25 millones de pesetas por su ficha, un dineral entonces. Jabo era un interior de ataque, un centrocampista con llegada que venía de marcar seis goles en la campaña anterior.
8. Gárate. Hijo de exiliados vascos, nació en Argentina y en aquel tiempo el Athletic observaba sus normas para alinear futbolistas con mayores restricciones que ahora. Por eso este finísimo estilista no siguió los pasos de Irureta. Delantero centro con capacidad para jugar fuera del área y asociarse.
9. Ayala. Melenudo y carismático delantero argentino, jugaba acostado a la izquierda y sacaba partido de su velocidad. Aquel verano fue el preludio de sus dos mejores campañas, con trece goles en cada una de ellas.
10. Bezerra. Delantero brasileño que había pasado por Argentina y llegó a jugar un partido con la selección española. Más corajudo que técnico. Se fue del club a inicios de 1977, traspasado a Boca Juniors. Y en el mes de marzo falleció en un accidente de tráfico.
11. Heredia. Le llamaban ‘Cacho’. Internacional argentino, había llegado en 1973 al equipo con Ayala a petición del entrenador Juan Carlos Lorenzo tras proclamarse bicampeones con San Lorenzo de Almagro. Zaguero de excelente capacidad técnica.