El Deportivo se encuentra a las puertas del regreso a Segunda División, la misma categoría que abandonó en 2014 rumbo a la élite en el que todavía es el último ascenso blanquiazul y una de las últimas alegrías sin paliativos vividas por la afición coruñesa. Una década después, el paso del tiempo refuerza el mérito del ascenso liderado desde el banquillo por Fernando Vázquez. Aquel Depor maximizó sus contadas virtudes y escondió sus múltiples carencias en una campaña que es un ejemplo de superación de contratiempos.
La pretemporada ya fue un suplicio para el Deportivo. El descenso administrativo y, por consiguiente, la sombra de una posible desaparición del club sobrevoló A Coruña durante la pretemporada debido a las deudas contraidas con los futbolistas. El 31 de julio de 2013, día recordado por todo el deportivismo, se solucionó la situación ‘in extremis’ gracias a un acuerdo a varias bandas entre club, jugadores, AFE y LFP.
En los despachos se calmaron brevemente las aguas pero el oleaje siguió en el césped en un equipo sin apenas efectivos durante la pretemporada. Las múltiples salidas de jugadores como Riki, Valerón, Aranzubía, Zé Castro, Pizzi, Abel Aguilar y Bruno Gama, esta después de jugar el primer partido de liga, dejaron en cuadro al equipo de Fernando Vázquez, que decidió tirar de la cantera para completar los entrenamientos con ciertas garantías. Una docena de fabrilistas y juveniles se unieron a la pretemporada y un buen puñado de ellos tuvieron protagonismo, en mayor o menor medida, durante la liga.
Los fichajes tardaron en llegar y lo hicieron a cuentagotas, autorizados poco a poco por el administrador concursal. Rudy, Arizmendi, Culio y Wilk firmaron antes del inicio de liga a domicilio ante la UD Las Palmas, donde Fernando Vázquez alineó este once: Lux; Laure, Insua, Kaká, Manuel Pablo; Álex Bergantiños, Juan Domínguez; Bruno Gama, Arizmendi, Culio; y Luis Fernández. En ese partido también jugaron Rudy, Juan Carlos y Bicho. Posteriormente recalaron en el club Fabricio, Luisinho y Borja Bastón.
El inicio de la competición fue irregular, como no podía ser de otra forma debido a las dificultades. El Deportivo alternó victorias sufridas a domicilio con derrotas en casa, pero poco a poco fue adquiriendo una solidez que le permitió encadenar buenos resultados y alcanzar primero la zona de ascenso directo en la jornada 13 y poco después el liderato.
En el arranque de 2014 coincidieron el bajón del Depor en los resultados, el agitado mercado de fichajes invernal y el cambio en la presidencia. Tras 25 años de Lendoiro como máximo mandatario, Tino Fernández le relevó en el cargo tras un proceso electoral en el que se quedó solo tras la gradual renuncia del resto de candidatos.
A pesar de las limitaciones económicas, el Depor suplió las salidas de Kaká y Culio, este último al fútbol árabe, con la llegada de Toché, la cesión de Bryan Rabello, los regresos de Diogo Salomao y Alberto Lopo y el inesperado fichaje de Ibrahim Sissoko, un jugador que llegó pasado de peso pero acabó ganándose el corazón de los deportivistas poniendo la fantasía en un equipo habituado a solventar los partidos a base de seriedad y trabajo.
El Depor estuvo a punto de salir de la zona de ascenso directo en varias ocasiones, aunque la moneda salió cara en los momentos importantes. El equipo coruñés encadenó un vital empate ante el Sporting de Gijón (1-1) y dos victorias frente a Alcorcón (1-2) y Hércules (3-2) con goles cruciales en el tiempo añadido. Toché, ante los asturianos y los herculanos, y Lopo, frente a los alfareros, fueron los autores de las dianas que catapultaron de nuevo al cuadro blanquiazul.
Diego Ifrán fue el último en llegar para cubrir la grave lesión de Salomao. El uruguayo se unió a la nómina de delanteros que aportaron la cuota necesaria de gol. Borja Bastón fue el líder en este sentido, con diez dianas, escudado por Luis Fernández (5), Toché (4) y el propio Ifrán (4).
Después de un tropiezo ante el Mirandés (1-0), el Depor volvió a encadenar una buena racha, con cuatro victorias y dos empates en seis jornadas, que le aupó de nuevo al liderato. El ascenso parecía cuestión de tiempo pero el cuadro herculino acumuló un mes sin ganar (cinco partidos) que hizo tambalear la consecución del objetivo. Sin embargo, los resultados de terceros permitieron al Depor afrontar la penúltima jornada con la posibilidad de finiquitar el regreso a Primera División.
El 31 de mayo de 2014, Fernando Vázquez alineó el siguiente once en Riazor ante el Jaén: Lux; Laure, Marchena, Insua, Seoane; Juan Domínguez; Sissoko, Juan Carlos, Rabello, Luisinho; e Ifrán. El gol de Marchena en un rechace sirvió al Depor para lograr la victoria y desatar la felicidad en un Riazor que disfrutó de la celebración sobre el césped de la plantilla blanquiazul, con Sissoko como alma de la fiesta.
Marchena fue el héroe de un ascenso que sin embargo fue un ejercicio coral cimentado en una plantilla sin un once tipo en la que destacaron la seguridad de Lux, la solidez de Laure, Insua y Manuel Pablo, la dupla Álex Bergantiños-Juan Domínguez en el centro del campo y una larga lista de atacantes que fueron alternando su protagonismo dependiendo de la fase de la temporada. Un éxito que el domingo puede tener su relevo, por fin, tras una década de espera.