Tras la cristalización del ansiado ascenso a la cuarta tentativa, la Dirección Deportiva de Fernando Soriano apostará por la continuidad de cara al regreso del Deportivo a Segunda División.
Tomando como referencia el once tipo con el que el equipo herculino certificó su retorno al fútbol profesional, solo un futbolista no seguirá en el organigrama blanquiazul, Mikel Balenziaga, después de que el lateral izquierdo vasco anunciase su retirada del deporte de élite.
Es decir, diez hombres de la alineación base de Imanol Idiakez partirán con muchas opciones para ser básicos en la categoría de plata.
En la portería, Germán Parreño firmó un curso más que notable, actuando incluso con el radio roto como en los últimos diez minutos del decisivo choque ante el Barça Atlètic; el compromiso ha sido total por parte de un arquero que solo recibió 20 goles en 31 apariciones, con 13 porterías a cero. Acaba de renovar hasta 2026.
Ximo Navarro, Pablo Vázquez y Pablo Martínez, que también extendió su relación contractual con el club este verano, parten con la vitola de titulares en la zaga salvo llegada de algún futbolista de mayor envergadura.
Villares y José Ángel —este tras firmar recientemente hasta 2026— gozan de crédito para extender sus respectivas titularidades en el segundo peldaño del fútbol estatal.
En la zona de tres cuartos y en punta de lanza, el póker configurado por Mella, Lucas, Yeremay y Barbero parte como fundamental incluso tras la llegada de un refuerzo de campanillas como Mario Soriano, después de su cesión del pasado ejercicio al Eibar.
Tomando como referencia los conjuntos ascendidos a Segunda en la temporada 22-23, Racing de Ferrol, Amorebieta, Alcorcón y Eldense, todos ellos han experimentado más modificaciones en sus respectivas plantillas para su retorno a Segunda.
El cuadro ferrolano apostó por solo cinco hombres de los que ascendieron desde Primera RFEF: Jon García, Castro, Bernal, Héber Pena y Carlos Vicente.
El extremo aragonés, de hecho, fue importante en Segunda con los verdes solo la primera parte de la campaña, hasta que en el mercado de enero se marchó para debutar en Primera con el Alavés.
El entrenador Cristóbal Parralo engarzó un bloque capaz de soñar con el ascenso directo y posteriormente el playoff, que finalmente se quedaría fuera de estos puestos, en una más que digna décima posición.
El modesto cuadro vasco, que disputó sus encuentros como local en la ciudad deportiva del Athletic Club, Lezama, solo confió para su once en cuatro futbolistas de los que lograron los laureles en Primera RFEF en la 22-23.
El veterano central Etxeita, Sibo y los atacantes Dorrio y Jauregui fueron los únicos que dispusieron de continuidad para un equipo entrenado por Haritz Mujika y Jandro.
El Amorebieta firmó la pasada temporada una liga de contrastes, con un inicio muy irregular y una segunda vuelta en la que llegó a soñar con una salvación que finalmente no se produjo, retornando de nuevo a una categoría no profesional como la Primera RFEF.
Los vascos —con Luis Quintero hasta el mes de enero— se nutrieron de jugadores cedidos como Jon Morcillo, que acaba de ser contratado por el Albacete cuando tenía también una oferta encima de la mesa del Deportivo.
El club ‘alfarero’ optó también por la continuidad del bloque que logró subir a Segunda en la 22-23, con hasta siete jugadores en su once inicial habitual en esta nueva división de los que ascendieron.
El portero Ruiz, los defensas Iago López, Castro y Rivas, el mediocentro coruñés Pedro Mosquera y los atacantes Chiki y Víctor García prosiguieron sus respectivas carreras en la Liga Hypermotion.
El Alcorcón de Fran Fernández y Mehdi Nafti fue incapaz de mantener la categoría el pasado curso, finalizando antepenúltimo en la clasificación, con 44 puntos, a cinco de distancia de la salvación.
Los amarillos partirán de nuevo en la 24-25 como uno de los máximos aspirantes a volver al fútbol profesional, tratando de ser otra vez paradigma de equipo ascensor.
El humilde club de Elda protagonizó una auténtica gesta en la campaña 22-23 al rubricar su ascenso a Segunda después de sesenta años sin militar en el fútbol profesional español.
La formación de la localidad alicantina le otorgó continuidad a cinco de sus piezas básicas en la división de bronce.
Jugadores como los zagueros Abad y Carlos Hernández, mediocampistas como Ortuño o Clemente y un delantero como Soberón tuvieron muchos minutos en Segunda, siendo claves para una permanencia muy trabajada.
El equipo que en enero contrató al coruñés y exdeportivista Ian Mackay selló su permanencia con 50 puntos, cinco por encima de la zona de descenso.
En esta ocasión, el cambio de más de la mitad del once tipo deparó éxito al grupo dirigido por Fernando Estévez, artífice del ascenso que no seguirá en la 24-25.