El preparador asegura llevar bien la presión de tener que ganar cada fin de semana, algo que afirma que le ayuda a mejorar en su trabajo y afirma que se toma con humor lo que la gente opina y comenta sobre sus comparecencias de prensa.
¿Hablabas antes de la presión que tienes como entrenador del Depor de tener que ganar siempre, ¿cómo lidias con ella? Porque imagino que es superior a la que te habías encontrado hasta ahora en tu trayectoria profesional...
La exigencia externa por alta que sea, hablo de mi caso, nunca supera a la que nosotros mismos nos autoimponemos. Me despierto cada día para prepararme y preparar a todos los que me rodean en pos de la obtención de esos tres puntos en juego y eso no es distinto en el Depor que en otros clubes. Igual no he tenido nunca la fortuna de estar en un club de la dimensión del Depor, porque eso es una realidad, pero ha entrenado a clubes que ahora mismo están en categorías importantes. La selección, aunque fuese la sub-19 de Qatar, tenía muchísima presión, porque allí es desorbitada. He estado en clubes como el Granada, como el Castellón, con 14.000 socios, con la exigencia de ganar cada semana. Lo de jugar bien, evidentemente, pero lo más importante es ganar, para mí y para cualquier otro entrenador. Lo que sí sabemos todos los técnicos es que si juegas bien, con independencia de cómo elijas jugar, aumenta la probabilidad de lograr la victoria. Una presión alta, no solo en el Depor, en otros clubes en los que he estado, la he tomado como un aspecto positivo porque es lo que me hace dar lo mejor de mí mismo, evolucionar y optimizar lo que soy.
Pero es innegable que notas esa presión, por ejemplo después de cada rueda de prensa en la que le sacamos punta a todo. ¿Cómo llevas eso? Decía Rosende que eres un gran orador, pero al final cada palabra que dices la vamos a analizar…
Sí, pero todo aparece y se desvanece en la sociedad de consumo en la que estamos a una velocidad de vértigo. Sobre todo lo que quiero hacerle ver a la gente, aunque no tengo que hacerle ver a la gente nada, porque los que se personan en mis ruedas de prensa son gente altamente inteligente que conoce cuál es el sentido de cada palabra que emitimos, es que ellos saben que cuando hablo de cualquier cosa a veces de coña, a veces alguna broma, a veces la palabra no quiere decir exactamente lo que trato de decir… Intento ser natural, jamás me he preparado una rueda de prensa, tampoco sé lo que me van a preguntar y aunque lo supiese no sé en ese momento lo que voy a sentir por lo tanto no lo puedo anticipar, ni puedo ser víctima de lo apriorístico. Para nada me molestan, hasta en muchos casos son graciosos, la gente que le saca punta a lo que uno declara.