Una vez más, el Deportivo vio como una llamada del VAR al árbitro de campo salía cruz para sus intereses. En el minuto cinco, una acción involuntaria pero temeraria de Ximo Navarro terminó con su bota impactando en el pecho de Ortuño. Muñiz Muñoz señaló falta y en un principio sobre el césped le enseñó al lateral blanquiazul una tarjeta amarilla. Buena parte de Riazor se temía que la jugada no iba a terminar ahí.

Efectivamente, cuando el colegiado se disponía a contar los pasos para la barrera, se llevó la mano a la oído. "Carlos, te recomiendo que vengas a la pantalla a ver un posible juego brusco grave". Era la voz de López Toca, encargado de la sala VOR durante el encuentro. En el momento en el que el árbitro realizó ese cuadrado imaginario con sus manos, Ximo fue el primero en saber que su partido ante el Cartagena se había acabado antes de llegar al minuto 10.

A diferencia de lo que sucede en otras ocasiones, con realizaciones delante del monitor más propias de grandes producciones cinematográficas, Muñiz Muñoz no dudó. "Estoy delante, Toca. Hay impacto, zona alta, y pone en peligro la integridad física del adversario. Es juego brusco grave, voy a expulsar al número 27". Más allá de la confusión en el dorsal, en apenas 20 segundos resolvió la decisión para retirar la amarilla y dejar al Dépor con un jugador menos durante prácticamente todo el encuentro.

Única intervención

No hubo más intervenciones del VAR en el Dépor-Cartagena a pesar de que desde la banda blanquiazul se reclamaron varias acciones, algunas susceptibles de que, por lo menos, Muñiz Muñoz volviera a tomar el camino de la pantalla. Una entrada por detrás a Yeremay en la misma cara del cuarto árbitro en la que el rival nunca fue a jugar el balón y un posible penalti a Diego Gómez cuando Musto se desentendió de la pelota y se interpuso en el camino del canterano. López Toca no consideró que ninguna fuera merecedora de revisión.