“Hace una semana nos sentábamos aquí, encajábamos el gol en el último suspiro y hoy (por el sábado) el fútbol tiene estas cosas”, admitía Óscar Cano al término del partido contra el Mérida, en el que el Depor se llevaba el triunfo gracias a una pena máxima transformada por Alberto Quiles en el añadido.

Un penalti del que había sido objeto Yeremay, que volvió a rentabilizar los pocos minutos que el técnico granadino le otorga para de nuevo reivindicarse, saliendo desde el banquillo. Los herculinos, que habían visto como la pasada jornada el San Fernando lograba rescatar un punto, empatando en el tiempo añadido, se veían recompensados con los tres, cuando las tablas parecían ya irreversibles en Riazor.

Una victoria celabrada con rabia por el autor del tanto, un Quiles que sumaba su décima diana del curso, la segunda desde los once metros, tras marcarle también al Ceuta en esta campaña. Un triunfo con el que resarcirse del tropiezo sufrido la semana pasada.