"Ya le das la forma tú para que no parezca que soy engreído. Me gusta ser humilde, sencillo, pero me acabo de dar cuenta de que estoy aquí hablando de mis méritos y va a parecer que solo me gusta presumir”, dice Adolfo Aldana (San Roque, 1966) justo antes de despedirse, tras media hora de conversación. No, tras media hora de historia del deportivismo, de recuerdos de uno de esos futbolistas que llevaban el balón cosido al pie. Talento puro de un jugador que primero llenó su palmarés en el Real Madrid, pero que donde ofreció su mejor versión fue en el SuperDépor, con el que disputó 122 partidos y marcó 21 goles.
¿Cómo le explicamos a los jóvenes aficionados blanquiazules lo bueno que fue usted?
Con la dichosa rodilla, que no puedo jugar al fútbol desde hace 18 años, a veces se me olvida que fui jugador y es como si todo hubiera sido un sueño. Ayer me emocioné porque una persona me mandó por Facebook un vídeo de un amistoso que jugamos en Lugo en el verano de 1992. Bebeto acababa de llegar y por la tarde ya jugó con nosotros. Recuerdo que ganamos 0-6, él metió tres goles y en dos le hice unos pases estupendos desde el medio del campo que le dejé solo ante el portero. Cuando ayer los vi, pensé, qué maravilla, qué capacidad de dar un pase al compañero.
Tenía un pie privilegiado.
Mi primer año en el Dépor fue muy especial. Empecé en el banquillo el partido contra el Real Madrid en Riazor, el equipo estaba jugando muy bien, pero a los 25 minutos perdía 0-2. Salí a la media hora y colaboré en la remontada por 3-2. Dos jornadas después también di un pase en el triunfo al Barça (1-0).
Con esa clase que tenía, se sentiría como un brasileño más jugando junto a Donato, Mauro y Bebeto.
Después de ser campeón del mundo, Bebeto cogió una crisis aquí y no quería seguir, pero terminé convenciéndolo para que se quedara. Él siempre estuvo agradecido a los pases que le dábamos Fran, Claudio y yo... La verdad es que haber venido de una escuela como la Quinta del Buitre, con los jugadores que teníamos, con Schuster, los de la Quinta, Hugo Sánchez, después vino Hagi... Eso te exigía mucho, ahí no podías relajarte.
Casi había alcanzado un acuerdo con el Sevilla, mi representante me puso al teléfono a Augusto y dije, me voy a A Coruña
Desembarcó en el Dépor en el verano de 1992, de haber ganado títulos con el Madrid, así que parecía que ya había alcanzado su techo. Pero fue en Riazor donde se vio su mejor versión.
Cierto. Había perdido confianza en el Madrid, con tantos años sin poder jugar con regularidad, así que fue una gran satisfacción poder demostrar en el Dépor de lo que era capaz, el nivel que tenía. Cuando fiché por el Deportivo, ya casi había alcanzado un acuerdo con el Sevilla. Me reuní con Bilardo, me dijo que quería que jugara de mediapunta, que Óscar Ruggeri le había hablado de mí y me dijo, te voy a firmar y quiero que juegues como Maradona, sé de lo que eres capaz. Pero cuando parecía hecho con el Sevilla, me llamó mi representante, Alberto Toldrá, y me comentó que el Dépor estaba armando un proyecto ambicioso, que había fichado a Mauro Silva y estaba detrás de Bebeto, algo que también me comentó Ricardo Rocha. Al final, mi representante me puso al teléfono a Augusto (Lendoiro), que me convenció y dije, me voy a A coruña.
La que liaron en A Coruña en los años siguientes.
Fue un sueño, qué cuatro años pasé allí. Yo vivía puerta con puerta con los padres de Marta Sánchez, con inolvidables recuerdos en la Plaza de Lugo, con mucho cariño por parte de las pescaderas porque eran los primeros años del SuperDépor. Cuando salíamos al campo, estábamos tan convencidos de que íbamos a ganar... Lo que no sabíamos era por cuánto, pero es que teníamos una defensa buena, un Mauro Silva y un Donato que eran los mejores en su puesto y un Fran que era de los jugadores más talentosos que ha dado España, aunque igual no tan reconocido como se merecía. Y Bebeto, que en su primera temporada marcó 29 goles en un Deportivo que venía de mantener la categoría en aquella promoción con el Betis. Fue algo asombroso.
Fran era de los jugadores más talentosos que ha dado España, aunque igual no tan reconocido como se merecía
Aquí dio un nivel espectacular y eso que las lesiones le lastraron bastante.
Sí, me perdí la segunda temporada por lesión, que fue una pena porque podía haber ayudado en esa Liga que se nos fue en el penalti de Djukic. Luego hice otra vez una temporada muy buena y nos jugamos el título a falta de tres partidos en el Bernabéu, que se nos fue como el primer año. Fallamos un penalti con el 1-1 y en los últimos minutos nos metieron un gol, pero lo bueno es que esos tres primeros años luchamos por la Liga prácticamente hasta el final, cosa que no es fácil porque puedes quedar segundo, pero a 12 puntos. Fíjate la paradoja, que cuando el Dépor ganó la Liga, perdió 11 partidos, con un Madrid y un Barça flojos y, sin embargo, nosotros perdíamos cuatro o seis partidos los años que se nos escapó el título.
Formaron un equipo que era un espectáculo.
Recuerdo que Moncho, el representante de Luisito Suárez, me decía que nunca había visto a un equipo jugar con esa alegría como nosotros en la temporada 1992-93. Lo que se vivía esos años en la ciudad era difícil de expresar. No recuerdo un equipo que haya conseguido lo que logró aquel Dépor, porque te viene a a cabeza el Villarreal, pero estar esos años que estuvimos nosotros ahí peleando con el Barcelona y el Madrid de tú a tú, quedando segundos... Y, despues, el reconocimento al EuroDépor con actuaciones magníficas en Europa. La primera temporada que yo jugué allí, nos clasificamos para Europa con un gol de Marcos Vales, el día que me lesioné, así que no pude jugar ese primer año del equipo en Europa porque yo estaba fuera de la competición.
Sufrió esa grave lesión de rodilla en la jornada 34 de la temporada 1992-93.
Cuando mejor estaba, siendo internacional, con el reconocimiento de Javier Clemente. Qué pena, porque me veía súper bien. Después, el propio Arsenio decía que era el jugador más importante en aquella temporada, por encima de Mauro, Bebeto y Fran, que es mucho decir y sé que va a sonar mal (risas). Es cierto que ese año estuve fenomenal.
Las lesiones le dejaron fuera del Mundial de USA 1994 y de la Eurocopa de Inglaterra en 1996. Un mazazo.
Es verdad, incluido cuando otra vez estaba jugando bien, con Toshack, el mi último año en el Dépor. Mi representante me decía, te van a llevar a la Eurocopa, pero me lesioné el tobillo y me la perdí. Era un jugador alto con las piernas no muy musculadas. Aunque nunca tuve lesiones musculares, pero sí que me tuvieron parado mucho tiempo. La primera recuperación fue muy rápida. En cinco meses me recuperé de la triada, pero me sobreentrené, me precipité, me tuvieron que operar de nuevo y después estuve casi 17 meses fuera porque tuve una bacteria.
¿Cuál fue la mejor enseñanza de Arsenio Iglesias?
Arsenio lo pasó tan mal en muchos momentos en su vida de entrenador, porque es una profesión tan injusta, que no se fiaba casi de nada ni de nadie, que es también un poco ese espíritu gallego, es decir, desconfiado por naturaleza. Entonces, cuando estábamos arriba, él siempre trataba de que tuviéramos los pies en el suelo y no nos dejáramos llevar por la euforia. Después, él no se metía mucho en el aspecto táctico, nos dejaba jugar donde veía que mejor podíamos rendir. De hecho, en el Madrid yo había jugado de mediapunta o segundo punta, pero él me puso de interior derecho y acabé rindiendo muy bien, aunque siempre intentaba jugar por dentro. Él tenía mucha precaución a la hora de armar la defensa, era muy precavido y en eso basaba un poco el juego, con cinco atrás, con dos carrileros con mucho recorrido. De hecho, la temporada del penalti de Djukic solo nos metieron 18 goles.
Mi etapa en el Dépor fue un sueño; qué cuatro años pasé allí
Este 2024 se han cumplido 30 años de aquel penalti. Parece que no se olvida nunca.
Por todas las circunstancias que se dieron, porque el penalti podía haber sido faltando quince o veinte minutos, pero no, fue en el último minuto del último partido. Algo histórico.
Con tantos grandes futbolistas que ha tenido de compañeros, ¿quién le dejó más con la boca abierta?
Bebeto ha sido el que me ha sorprendido más. Mauro era un seguro y Djukic era impresionante, pero Bebeto era increíble, lo remataba todo en los entrenamientos, le llegara como le llegara, de tacón, de chilena, al primer toque... Y siempre te daba el balón con ventaja. Disfruté mucho con él. En el Madrid, los compañeros de la Quinta del Buitre eran muy completos todos.
Dirige un campus de fútbol en el Campo de Gilbraltar en la actualidad. ¿Cómo le va?
Bien. Es muy buen campus, con exjugadores profesionales que vienen a entrenar. Vamos a cumplir 22 años, que no es fácil, con 230 niños por semana. Primero lo hacía en Marbella y ahora en Sotogrande, donde vivo.
¿Está pasando la Navidad en casa?
Sí, soy poco de salir de mi zona. Aquí me conoce mucha gente, tengo grandes amigos, familia y estoy muy bien.
¿Le gustan estas fechas?
Quizá me quedo más con la primavera y el otoño, que con el verano y el invierno, pero me gusta la Navidad.
Lucas Pérez es historia viva del Dépor
¿Sigue mucho la Segunda División?
Estoy muy vinculado con el Algeciras, entonces estoy más puesto con la Primera RFEF y la pasada temporada tenía más controlado al Dépor. También el año pasado seguí mucho al Racing de Ferrol, porque toda la directiva son amigos. Esta temporada estoy algo más desconectado de la Segunda, aunque sé que el Dépor está clasificado en los puestos de la zona baja, muy parejo con el Cádiz y el Málaga en la tabla. Veo que no terminan de consolidarse.
A ver en la segunda vuelta.
Está lejos de los puestos de playoff, pero todavía se puede meter entre los seis primeros. A ver si en la segunda vuelta se esmeran y sacan el doble de puntos.
Comprobará que Lucas Pérez sigue dando guerra con 36 años.
Hombre, es historia viva del Dépor, por supuesto que sí. Además, el detalle de dejar al equipo de mi provincia en Primera División e irse a Primera RFEF fue un acto de heroicidad.