Sigue dependiendo de sí mismo tras el empate (0-0) ante el Villalbés, pero el Fabril debe ganar al Barco a domicilio en la última jornada para ser campeón por si el Arosa también se lleva los tres puntos de Vilalba. En realidad, le bastaría el mismo resultado que el Arosa.
Quizá no era partido para experimentos. El Fabril dependía (y sigue dependiendo) de sí mismo para ser campeón de liga, faltaban solo dos jornadas para terminar la temporada y no había motivo aparente para hacer grandes cambios. Gilsanz no sorprendió a su colega Simón Lamas. Jugó con los de casi siempre. La única duda podría estar en el medio del campo. Los tres fueron Brais Val, Jairo y Nájera.
Simón Lamas lo adelantó en dxt campeón la semana pasada en la previa del partido: al Fabril hay que ir a presionarlo muy alto para dificultar su salida de balón o replegar mucho para no dejar espacio en la espalda. Así lo hizo el Villalbés. Empezó el partido con una presión asfixiante con los diez jugadores de campo metidos en campo rival y al Fabril le costó salir combinando. Tampoco le resulta fácil hacerlo con juego directo: López, Vérez, Joel y Buyo tenían siempre las de ganar ante Diego Gómez, Martín Ochoa y Mella. Por ese posicionamiento avanzando empezaron los problemas del Fabril en el partido.
La primera jugada importante del partido se produjo en el minuto 22. De un saque de volea de Santomé, portero del Villalbés, el balón acabó muy cerca de la portería de Ríos. Entre bote y bote, la bola llegó casi hasta la línea de fondo y Barcia, en su intento de despeje, golpeó en la espalda de Álex Pérez, que le había anticipado por la espalda. La acción se protestó mucho, pero el árbitro no decretó penalti. La otra jugada importante del primer tiempo llegó en el último minuto, justo antes de que el colegiado mandase a los dos conjuntos a vestuarios. Diego Gómez lanzó una falta desde la frontal directamente al larguero. Fue una de las mejores ocasiones del filial del Depor en todo el partido.
Aunque Óscar Gilsanz no realizó ninguna sustitución en el intermedio, la versión del Fabril fue mejor tras el paso por vestuarios. Estuvo más fluido con balón, tuvo más presencia en campo rival y, aunque no llegó a generar un gran número de ocasiones claras, sí merodeó con más frecuencia el área defendida por Santomé. Quizá le faltó más mordiente en los últimos metros.
El primero en entrar fue Currás por la lesión de Marc –hoy se conocerá el alcance– y, para llevar tanto tiempo sin continuidad, no estuvo nada mal en el lateral derecho. Barba saltó al campo por Nájera y Jairo pasó a la mediapunta y el capitán dio oxígeno y energía en la medular. Davo, por Martín, aportó profundidad y electricidad en los últimos metros.