Óscar Gilsanz: "Termino contrato pero me gustaría entrenar en Segunda Federación y al Fabril"
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Óscar Gilsanz: "Termino contrato pero me gustaría entrenar en Segunda Federación y al Fabril"

Óscar Gilsanz: "Termino contrato pero me gustaría entrenar en Segunda Federación y al Fabril"
Óscar Gilsanz, antes de la entrevista en su Betanzos natal | Javier Alborés

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Óscar Gilsanz, el entrenador de un Fabril campeón, se explaya hablando de juego, de su modelo, del método al formar parte de una cantera profesional, de sistemas,, de su contrato, de las felicitaciones que recibió por el ascenso, de la Segunda Federación, del primer equipo...

 

¿Ha jugado el Fabril a lo que quería Óscar Gilsanz antes de empezar la temporada?
El modelo de juego de un equipo es un ser vivo que sufre cambios por el concepto que uno tiene del grupo, el concepto que uno tiene de los jugadores y por la evolución que van teniendo. Este grupo se quedó sin los dos extremos puros en la jornada 2. Tuvimos que pasar a jugar con extremos que no eran puros. Eso condiciona y abre otro abanico de situaciones, como que los laterales tendrían más proyección. De esa forma ya cambió un poco la concepción del equipo sin esos jugadores que son capaces de ser importantes más allá del juego asociativo.

 

¿La idea de inicio era jugar con Mella y Tim por fuera, dos extremos que amenazasen continuamente?
La idea era tener la opción de poder abrir el campo, de poder meter gente por dentro, de poder alternar las alturas de los laterales porque teníamos esas opciones cuando construimos la plantilla. Nos quedamos sin esos elementos y te condiciona no sólo en la propuesta inicial sino para momentos de los partidos en los que podríamos tener opciones de cambiar cosas.

 

¿Qué fue lo que más le costó conseguir?
Tuvimos un equilibrio bastante bueno en cuanto al juego ofensivo, pero quizá nos faltó algo más de contraataque. Cuando se ponía por delante, el equipo pudo haber hecho más goles si fuese capaz de contraatacar más y mejor y cerrar los partidos, algo que teníamos más el primer año.

 

¿Se ha sentido el entrenador del máximo exponente de la cantera de un club como el Deportivo o el entrenador de un equipo más de Tercera Federación?
No separo una cosa de la otra. Soy un entrenador al que en su día le tocó entrenar al Betanzos, al Laracha, al Villalbés… Y ahora me ha tocado entrenar al Fabril.

 

¿El entrenador de un filial debe seguir pautas y metodología de cantera?
A mí me gusta competir y la manera que yo tengo de formar en las últimas edades del fútbol de cantera, primero en juvenil y ahora en el filial, tiene una aportación importante de lo que es competir para la mejora del futbolista. No separo una cosa de la otra y lo dije cuando llegué al Fabril. La Tercera me parece una categoría muy bonita y entrenar a un filial en Tercera también lo es.

 

Ha dado con un once que sufrió muy pocas variaciones. ¿En qué benefició y perjudicó eso al equipo?
Cuando en un equipo juegan los mismos jugadores de forma habitual mejoran las sinergias entre los futbolistas. Lógicamente perjudica a los que no entran en la rotación o en la elección. Y cuando un jugador no juega sufre más. Sufre más en el juego y sufre más a nivel personal. Es algo que me gustaría poder cambiar pero a veces es difícil. Nunca he buscado encontrar un once tipo, siempre ha sido producto de la elección diaria. Para elegir el once en cada partido valorábamos muchas cosas y, a lo largo de la temporada, nos iban saliendo los mismos futbolistas. Cuando un equipo sale con un once y no hay que decir casi nada a los jugadores que salen desde el banquillo porque ya saben para qué los sacas es cuando un equipo funciona de verdad. ¿Por qué? Por las sinergias entre ellos, porque se reconocen y el jugador sabe cuál es su función. Esta temporada se notó mucho. Hubo varios partidos dentro del mismo partido y acertamos en la elección de los jugadores para que pudiesen manejar mejor cada contexto.

 

Hubo partidos en los que no agotó los cambios o que los cambios llegaron en el descuento. Esas decisiones pueden chocar en un filial.
Lo considero parte de la formación. En un nivel hay un componente competitivo y el equipo debe utilizar las armas que tiene. Contra el Somozas, en la antepenúltima jornada, ganábamos 0-2 e hice dos cambios en el descuento y no porque no confiase en los jugadores que salieron porque confiaba en ellos para que jugasen los 90 minutos, sino porque no creo que el equipo me hubiese perdonado que agotase los cambios para contentar al grupo y que faltando diez minutos se nos lesionase el portero y no tuviese cambios, por ejemplo. La sensación de responsabilidad es la que te hace esperar en ese tipo de situaciones y agotar el tiempo en los cambios.

 

Cuando en equipo juegan los mismos jugadores de forma habitual mejoran las sinergias entre los futbolistas

 

A nivel de estructura, también ha sido fiel durante toda la temporada a un sistema: el 1-4-2-3-1.
El sistema no es una estructura fija. Dependiendo de las necesidades del juego era cambiante. Incluso hubo partidos que jugamos con un 1-3-5-2 con balón y sin él un 1-4-4-2 en un bloque medio. En la presión utilizábamos normalmente el 1-4-2-3-1, pero muchas veces era un 1-4-3-3 manejando la altura del segundo mediocentro y del mediapunta. Es cierto que cuando le pones a los jugadores el once siempre manejas una estructura, pero las alturas y las movilidades eran muy diferentes. A veces los laterales iban muy altos y otras veces pues tenían que estar más bajos porque nos convenía. La estructura es más anecdótica porque se manejan diferentes en el mismo partido.

 

En el Villalbés jugaba normalmente con dos delanteros. En el Fabril, en contadas ocasiones a no ser que considere a Nájera delantero
A Nájera lo considero un delantero, un segundo delantero que por haber jugado mucho en canteras se sabe manejar entre líneas, pero es un jugador que tiene que estar cerca del área. Cuando elegimos a Nájera para jugar en ese 1-4-2-3-1 no estamos eligiendo un mediapunta en sí, sino un segundo punta que tiene llegada, que si está cerca del área va a generar situaciones de peligro. Es como un 1-4-4-2, aunque las movilidades que necesitamos muchas veces le hiciesen trabajar más de mediapunta.

 

En tramos finales de partido ha apostado por Jairo de mediapunta.
Sobre todo cuando estábamos por delante en el marcador. Lo hacíamos por dos motivos. La función de Barba en el juego nos daba muchísimo porque es un mediocentro que ocupa mucho espacio, que hace un trabajo muy grande además de ser capaz de asumir la pelota cuando el equipo la tiene. Con Jairo en la mediapunta teníamos a otro jugador que se iba a juntar con los dos medios para tener posesiones más largas haciendo que el rival no nos robase tan fácil en los tramos finales de los partidos. Esas dos situaciones y la ayuda de Barba cerca de Brais para cerrar los partidos en esa zona que para mí es crucial en el juego, la zona de los mediocentros, siempre nos dio mucho. Los entrenadores estamos para utilizar las condiciones de nuestros jugadores en función de lo que necesita el equipo en cada momento.

 

¿Cuál es el mediocentro del Fabril que más se parece al Óscar Gilsanz futbolista?
Ninguno, yo era un mediocentro ocasional. Jugaba más en la mediapunta o era un extremo que venía dentro. Quizá diría Iñaki.

 

¿La recuperación de Mella fue determinante para conseguir el ascenso? 
En el resultado sí fue importante. Llegó en un momento en el que el equipo necesitaba ritmo y él todavía no lo tenía, pero en aquel momento creímos que era un jugador que, por sus condiciones, nos podía ayudar. Le dimos partidos, incluso algún minuto de más en algún momento en el que realmente no estaba para tanto. Es un jugador que por sus características de desborde, atrevimiento e incluso finalización era diferente a lo que teníamos. Entró a un equipo que se había acostumbrado a jugar con los laterales muy altos y los extremos por dentro pero interpretó muy bien ese papel e incluso en el trabajo que se hizo con él acabó metiendo goles en el carril más central.

 

¿Esperaba un rendimiento tan alto de los juveniles Diego y Martín?
Había cuatro jugadores que el club consideraba que podrían aportar mucho, que eran Diego, Rubén, Martín y Quique, y tuvimos una pretemporada para verlos, pero ya conocíamos su nivel de la temporada anterior y todos teníamos todos que eran jugadores que iban a tener muchos minutos en Tercera Federación. A la postre, en cuanto a goles, en cuanto a capitalizar el juego ofensivo del equipo y en cuanto a números se hicieron más importantes todavía. 

 

Los entrenadores estamos para utilizar las condiciones de nuestros jugadores en función de lo que necesita el equipo en cada momento

 

¿Tenía a algún jugador que fuese su prolongación en el campo?
No tanto como la prolongación, pero siempre utilizamos a ciertos jugadores para dar alguna orden. Este Fabril es un equipo, en general, tácticamente muy inteligente, pero hemos utilizado a jugadores como Brais Val, Barcia o Barba para corregir alguna cosa cuando otro estaba más lejos. El equipo era muy receptivo a las indicaciones.

 

En el debate entre equipo e individuo, ¿a qué da más importancia el entrenador del filial del Deportivo en el día a día?
Lo entrenadores siempre entrenamos jugadores. Al tratarse de un equipo de cantera estamos trabajando con un producto con el que ya han trabajado más entrenadores en el club. Debes tratar de proyectar al jugador porque confías en que pueda llegar al primer equipo. Creo que es tan importante proyectar al jugador como proyectarlo dentro de un colectivo y que ese colectivo sea capaz de tener buenos resultados, que sea capaz de competir bien. Hay que combinar ambas cosas.Tienes que pensar en el futbolista y pensar en la aportación del futbolista al colectivo porque el colectivo es el que nos va a llevar a todos a que la gente mire para nosotros. Si estos días los jugadores están siendo felicitados, están acudiendo a programas de radio y demás no es porque individualmente tengan una gran proyección sino porque colectivamente el equipo ha conseguido un objetivo importante, que es el ascenso a Segunda Federación. Cuando estábamos a punto de conseguirlo, los ojos venían al equipo y ahí el equipo encontraba a jugadores que individualmente tienen condiciones. Eso es lo que pretendemos, que a través del individuo, a través de la proyección individual del jugador o de la mejor individual del jugador, se plasme o se vea en un juego colectivo, en el nivel competitivo del equipo y, por lo tanto, en buenos resultados porque en el futbol, mientras no nos digan lo contrario, las condiciones de los futbolistas y de los entrenadores se cuantifican en resultados.

 

En otras etapas del fútbol base, el trabajo de un equipo estará mucho más pautado. ¿Tenía directrices el Fabril por parte del club?
No, muy pocas. El Fabril es un equipo de rendimiento en el que tiene mucha importancia la formación de jugadores, pero es un equipo en el que los jugadores tienen que rendir.

 

Ha querido que la entrevista sea en Betanzos.
Me gusta relacionar mi nombre con Betanzos porque es mi pueblo, es donde aprendí a jugar al fútbol, donde aprendí los valores que me llevaron a que me gustase ser entrenador y donde también aprendí a ser entrenador. Betanzos es muy importante en mi vida y en mi carrera deportiva también.

 

¿Le hace más ilusión leer “el entrenador betanceiro” o “el entrenador fabrilista”?
Me hace ilusión porque las raíces de uno son muy importantes o marcan mucho a la gente. En este caso, estoy muy orgulloso de que se me relacione con mi pueblo y que se diga el entrenador betanceiro.

 

No sólo con el pueblo sino que sigue ligado al club: tiene relación con el presidente, su hijo juega en el Betanzos… 

Es un orgullo difícil de explicar que mi hijo juegue en el Betanzos y que sea el capitán de su equipo. Me enorgullece. Es el equipo del que soy aficionado desde pequeño y recuerdo ir de niño al Carregal, al viejo Carregal, a animar al equipo de Tercera División. Recuerdo viajar con mi padre en el autobús del equipo para ir a ver el ascenso de Finisterre o el no ascenso de A Pobra do Caramiñal. Mis recuerdos futbolísticos están ligados al Betanzos y al Betanzos Club de Fútbol. Debutar en el primer equipo del Betanzos fue indescriptible en aquel momento porque era mi mayor ilusión. Llegar a ser capitán del Betanzos con 23 o 24 años, jugar casi 500 partidos en el primer equipo con dos fases de ascenso a Segunda B, ser entrenador del equipo, ascender a Tercera… Te puedes imaginar lo que significa para mí el Betanzos Club de Fútbol. Hay que ser agradecido porque el Betanzos me lo dio todo a nivel deportivo.

 

Es un orgullo difícil de explicar que mi hijo juegue en el Betanzos y que sea el capitán de su equipo

 

Ha sido campeón de Tercera y ha ascendido con el Fabril a Segunda Federación, pero acaba de repasar toda su historia en el Betanzos.
Es muy importante para mí. Ahora tengo otros objetivos en mi carrera deportiva y estoy en otros niveles, pero los pasos siempre marcan. Recuerdo una entrevista hace muchos años cuando era coordinador de la base del Betanzos y jugaba en el primer equipo, le decía a la chica que me entrevistaba que yo era un niño que estaba jugando allí como había muchos jugando en el Carregal. Mi vida deportiva siempre estuvo ligada al Carregal. Todo lo que humildemente puedo aportar, siempre lo hago, porque me siento en deuda siempre con este club.

 

De su familia más cerca, ¿quién es el o la que más sufre con lo que le pasa a Óscar Gilsanz en el fútbol?
La que más sufre es mi mujer, sin duda. Mi hijo también, además muy deportivista. Sufre en Riazor cuando le toca sufrir y algo menos que su madre, pero me siguen y para mí es un motivo de orgullo.

 

¿Estuvieron en O Barco en la última jornada?
Sí, los dos. Mi hija no, es menos futbolera. Mi hijo es muy futbolero y vino con nosotros en el bus en la vuelta y le hizo mucha ilusión ver la celebración de los jugadores.

 

Seguro que no le gustó el titular de Brais Val: si ascendemos, nos teñiremos de platino.
No me gustó porque poner lo que vas a hacer antes de que se consigan los objetivos… No me gustó. Esas cosas son normales pero no me gusta dar que al rival le pueda parecer que ya lo damos por hecho. Soy especialmente puntilloso con eso porque si alguien utilizase que ya dábamos por hecho y que eso que pudiese motivar al rival…

 

¿Cuál fue la felicitación que más le llamó la atención?
Tengo dos amigos muy amigos que cuando ganamos la Copa de Campeones me fueron a esperar a Abegondo a las 6 de la mañana y el otro día me fueron a esperar a Guitiriz a las diez y media de la noche para hacerme un recibimiento. Esos son amigos de verdad. La felicitación de mi madre también me tocó la fibra porque son las personas que sufren contigo todos los días.

 

La felicitación de mi madre también me tocó la fibra porque son las personas que sufren contigo todos los días

 

¿Cuál fue la primera persona del club que le felicitó?
Una vez que salimos del vestuario nos encontramos a Martín, a Carlos Ballesta, Fran, David Villasuso… Todo el mundo estaba contento.

 

¿El presi le felicitó?
Sí, siempre. El presi suele estar pendiente de esas cosas tanto antes de los partidos como después. Nos manda ánimos en los momentos en los que lo necesitamos y nos felicita después de los partidos.

 

¿Qué fue lo primero que hizo cuando el árbitro pitó al final?
Ir a dar la mano al entrenador rival y después abrazar al cuerpo técnico. Son muchas horas juntos persiguiendo un objetivo que al final consigues.

 

¿Se emocionaron?
Cada uno lo lleva a su manera, pero es un momento en el que la alegría general no da mucha intimidad en cuanto a las felicitaciones.

 

¿Qué se encontró cuando entró al vestuario?
Tardé mucho en entrar al vestuario porque estaba ‘impracticable’.

 

¿Hubo algún momento de soledad en toda esa celebración? 
Después de celebrarlo con mi cuerpo técnico me fui a junto a mi mujer y a mi hijo. Estaban en la grada. De hecho, algún familiar nos grabó porque los hice bajar. Hay un momento al final en el que todo se calma y te da para pensar que ya has conseguido el objetivo.

 

¿Le sorprendió el detalle de Irene Ferreras en la rueda de prensa previa al Barco-Fabril?
Sí, lo escuché y lo valoro mucho porque compartimos el día a día de Abegondo y tenemos una relación muy buena entre todos, tanto el primer equipo, como Femenino y Fabril y la verdad es que no me lo esperaba. Además fue a petición propia. Habla muy bien de los valores de Irene, de estar jugándose el ascenso y pensar en ese momento de su rueda de prensa en el Fabril, en nosotros. Le dije que le agradecía mucho el detalle: reconocer esa convivencia en el trabajo y desear el éxito del que está al lado. Eso es muy importante y se lo agradezco mucho. Ojalá ellas también consigan el ascenso y que podamos celebrarlo a la espera también del primer equipo.

 

¿Recibió alguna felicitación del primer equipo?
Hubo felicitaciones del primer equipo, de mucha gente. En concreto hay uno que ya me felicitó en la Copa de Campeones y siempre está ahí. Hubo felicitaciones del primer equipo, del cuerpo técnico, de la Secretaría Técnica, de los jugadores, del capitán del primer equipo…

 

Después de celebrarlo con mi cuerpo técnico me fui a junto a mi mujer y a mi hijo

 

¿Tiene renovación automática por el ascenso?
Acabo contrato el 30 de junio, pero lo bueno de acabar tan pronto es que hay tiempo para hablar con calma.

 

¿Le gustaría entrenar en Segunda Federación o va a querer quedarse en Tercera?
Me gusta mucho la categoría, pero uno tiene como norma ponerse retos para seguir progresando y evidentemente me gustaría entrenar en Segunda Federación y al Fabril, lógicamente.

 

Para esta temporada tuvo peso en las decisiones de configuración de plantilla. ¿Le gustaría tenerlo también en la de la próxima campaña?
El club tiene una estructura lo suficientemente profesional como para estar trabajando en las diferentes opciones que pueda haber a la hora de reforzarse mientras yo trabajo con mi equipo. La consulta a los técnicos siempre existe, en este caso a mí también, y siento que se me tiene en cuenta y que se valora mi aportación.

 

Aunque no haya renovado todavía, que seguro lo va a hacer, es inevitable pensar en lo que viene, en la próxima temporada.
Todavía no me ha dado mucho tiempo a pensar en lo que puede pasar la próxima temporada.

 

El Polvorín ascendió el año pasado y se llevó un buen golpe. ¿Puede servir como ejemplo para estar alerta?
Sí, es una categoría nueva, el nivel es diferente y hay que estar preparado para jugar en esa categoría.

 

¿Le gustaría despedirse por fin de la Tercera?
No, para nada, nunca me despediré de la categoría.

 

¿Qué equipo gallego cree que tiene más opciones de ascender?
Son cuatro equipos muy parejos. Quizá el Bouzas llega con un ritmo más alto de puntuación y en un momento de juego muy importante. El Ourense es un equipo con un caudal ofensivo grande y cuenta con O Couto, que puede ayudar mucho. El Arosa quedó segundo y por jugadores, por presupuesto y por todo es quizá el máximo favorito. Y después está el Villalbes, que es el que yo quiero que ascienda por mi pasado allí y por mi amistad con Simón. Pero los cuatro están más que preparados para poder hacerlo, los cuatro son equipos muy de ‘playoff’ y eso es importante.

 

Me gusta mucho la categoría, pero uno tiene como norma ponerse retos para seguir progresando

 

Tras este ascenso, ¿se plantea aparcar momentáneamente el trabajo para dar dedicación exclusiva al fútbol?  
Habrá que valorarlo. No quiero adelantar acontecimientos.

 

¿Cuántas horas durmió antes del penúltimo partido de liga contra el Villalbés?
Tres o cuatro. Es mi modo de vida desde que empecé a entrenar y estoy muy contento de ser capaz de compaginar mi labor como entrenador con mi labor en la empresa familiar. En mi vida estoy haciendo cosas continuamente; no puedo parar.

 

¿No va a desconectar?
No, porque me gusta, me gusta ver partidos, ir a ver fútbol… En el verano quizá unos días en el mes de julio, pero de momento vamos al día a día. No conviene perder el ritmo.

 

¿Qué es lo que más le gustaría a partir de ahora? ¿El ascenso del Depor?
Sí, por supuesto. Lo más importante es que ascienda el Depor. Es lo que todos deseamos y es bueno para nosotros.

 

¿Confía en el ascenso?
Esperemos que sí. Confío en el equipo. Ahora que estamos cerca del primer puesto hay que conseguirlo ya sea de forma directa en el ‘playoff’. Sería muy bueno tanto para el club como para la ciudad.

 

¿Es más deportivista ahora que cuando llegó al club?
Cuando uno está dentro de un club, valora todo lo que pasa dentro, incluso cuando se cometen errores. Se puede entender mucho más la toma de decisiones que tiene un filial del Depor o que tiene un Juvenil. Más deportivista como sentimiento no, porque me gusta separar un poco lo profesional del hincha porque no creo que tenga mucho que ver. No me gustaría que valorasen mi aportación como entrenador en el Fabril por ser más o menos deportivista. Eso va por un lado y la labor como entrenador va por otro.

 

Me gusta mucho la Tercera, pero uno tiene como norma ponerse retos para seguir progresando

 

Hay unos cuantos hinchas que piden a Óscar Gilsanz en el primer equipo. ¿Le hace ilusión? 
A uno siempre le hace ilusión que reconozcan su trabajo, eso es evidente, pero estoy muy contento con la labor que hago en el club. Tengo claro que lo que tengo que hacer son las cosas bien por y para el Fabril. Si después la gente valora mi trabajo como positivo, así me lo tomo, pero no va más allá.

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