Octubre de 2022. Fundación Canaria CD Tenerife - Deportivo, en segunda ronda de Copa de la Reina. Es la única vez que Raquel García no disputó un partido en los más de tres años que lleva en la disciplina blanquiazul. Este domingo alcanzará las 98 apariciones en partido oficial ante el Atlético de Madrid, situándose a solo dos de entrar en un club de los cien por el momento reservado a solo seis jugadoras. Y si esta temporada sigue atesorando el rol de insustituible (nada hace presagiar lo contrario), se colará en el podio que ocupan Cris Martínez (204), Gaby García (117) e Iris Arnáiz (107).
Nacida en Madrid en 1997, comenzó su andadura en el mundo del fútbol a los ocho años en el CD Puerta Bonita. Y poco después su camino se cruzó con el del Atlético de Madrid, donde militó durante una década ininterrumpidamente (2007-2017). Tras pasar por distintos equipos de base jugó en el equipo C hasta que en la campaña 2014/15 alcanzó el filial, equipo en el que disputó dos cursos completos antes de cambiar de aires y fichar por el Málaga. Cabe reseñar que la presencia en el primer equipo colchonero estaba más cara que nunca, pues fue campeón de liga entre 2017 y 2019.
Su primer año en la Costa del Sol estuvo cargado de alegrías. Formó parte importante de un equipo que logró un gran número de victorias, hasta el punto de que ascendió a Primera División. No le fue tan bien en la máxima categoría, donde a pesar de mantener su rol (29 partidos, todos desde el inicio, y su hasta ahora único gol en la élite) sufrió la decepción que siempre supone un descenso.
El Málaga lo peleó y terminó empatado a puntos con el Sporting Huelva, pero los cuatro puntos cosechados por el conjunto onubense en los enfrentamientos directos marcaron la diferencia. Aún así, Raquel no abandonaría la Primera División.
De cara a la temporada 2019/20, se enroló en las filas del EDF Logroño, club que marchaba en séptima posición cuando en marzo todo quedó parado a causa del Covid-19. La central tuvo menos minutos que en el Málaga, pero volvió a ser una jugadora importante, con 20 encuentros disputados y catorce titularidades.
Para el siguiente curso decidió aceptar la propuesta del Granada, pese a que suponía regresar a Segunda. Jugó 21 partidos (trece desde el inicio) y contribuyó con un gol.
La competición estaba dividida en dos fases y el conjunto nazarí avanzó con facilidad en el Grupo Sur ‘A’, al quedar entre los cuatro primeros. Luego fue tercero en la fase final, donde solo el mejor de los ocho equipos encuadrados en el grupo lograba el ascenso.
Y fue tras ello, en el verano de 2021, cuando le llegó la llamada del Dépor. “Nos ofrece todas las posibilidades y capacidades para sentirnos futbolistas profesionales. Y esa confianza que me han transmitido desde primer momento hacen que pueda ser yo dentro del campo”, expresó hace unos meses tras firmar su renovación hasta junio de 2026, lo que muestra que en su día acertó de pleno con la decisión.
El camino hasta la Liga F, terminado en abril en Riazor, fue escarpado, porque las dos temporadas anteriores el equipo no logró el objetivo del ascenso. Raquel firmó con Miguel Llorente de entrenador y el buen inicio quedó empañado por un final de malos resultados y problemas extradeportivos, que incluso obligó al Dépor a salvar la papeleta en un playout de descenso. La central jugó los 33 partidos.
Al inicio de la siguiente, ya con Irene Ferreras al frente, se perdió por descanso ese único partido de Copa de la Reina. En lo colectivo, el desenlace fue muy cruel, diciendo adiós a la opción de ascenso directo en la última jornada liguera y cayendo en la final de los playoffs contra el Granada al no poder remontar en la vuelta.
Y ya sí se consiguió en una temporada en la que se mantuvo el bloque, con ella como la jugadora más importante en cuanto a minutos se refiere. No se perdió ni uno en los 26 partidos de liga e ingresó durante la segunda mitad en la primera ronda de Copa de la Reina.
Repasada su carrera, es momento de hablar de sus características. No es una central que destaque por su contundencia, por lo que entra en la categoría de central moderna, pero sí tiene muchas otras virtudes que convencen a los entrenadores: salida limpia de balón -clave en los habituales planteaminetos tácticos de Irene Ferreras-, intuición e inteligencia a la hora de anticiparse en balones peligrosos enviados por el rival al área, mucha limpieza en sus acciones -el pasado curso no vio ni una amarilla-, y cierto oportunismo en área rival, como demuestran los cinco goles que ha marcado con la elástica blanquiazul.