Estanislao García Requejo (Oviedo, 1977) es Stanis, entrenador del Deportivo Liceo femenino. Su equipo afronta hoy el más difícil todavía: se mide al Vila-Sana en los cuartos de final de la Copa de la Reina (21.00 horas). El técnico verdiblanco se muestra ambicioso en el emparejamiento con el líder de la OK Liga y sueña con llegar a la final del domingo.

Stanis vive su segunda etapa al frente del Liceo femenino. En noviembre se hizo cargo del equipo tras la dimisión de Carlos Loureiro, que dejó el equipo después de la primera jornada denunciando la falta de igualdad respecto al masculino. El asturiano reconoce el mérito de sus jugadoras en una temporada complicada en lo económico y pide tiempo para un proyecto que está empezando.

¿Cómo afronta el Deportivo Liceo su segunda participación en la Copa de la Reina?

Es un broche dulce a la trayectoria ascendente que lleva el equipo. Nos enfrentamos al líder, no tenemos nada que perder y mucho que ganar. Intentaremos jugar nuestras cartas y llegar al final del partido con opciones para pelear por la victoria, que es nuestro objetivo. En un torneo del KO siempre hay sorpresas.

El Vila-Sana es el líder de la OK Liga y juega en casa, ¿por dónde pasan vuestras opciones?

Lo que no puede suceder es que ellas rompan el partido rápido. Creo que si llegamos a ponernos por delante, la ansiedad y los fantasmas de sus últimos resultados (una derrota contra el Telecable y un empate con el Cerdanyola) les pueden hacer dudar. Y si llegamos un gol arriba o uno abajo en los minutos finales, ellas van a tener la presión de ser las favoritas y las que organizan la Copa. En ese tramo podemos coger la sarten por el mango, al menos en lo emocional, y llevar el partido a un territorio en el que tengamos más opciones

¿Qué tiene el Vila-sana que no tenga el Liceo?

Es un club que el verano pasado rompió el mercado de fichajes. El presidente es una persona del pueblo que debe tener dinero, claro está, y apostó por el proyecto. Los círculos cercanos decían que quería poner a Vila-Sana en el mapa y lo ha conseguido. Fichó a seis o siete jugadoras de renombre y eso le ha hecho estar arriba toda la temporada.

¿A qué jugadora ficharías?

Creo que todos coincidiríamos en la misma jugadora, Luchi Agudo, que ahora mismo es la mejor del mundo. Es una referente del hockey desde que estuvo en Gijón cuando era juvenil hasta que ahora cruzó el charco. Y es también un referente en el hockey hierba de su país. Creo que si cogiese una raqueta de pádel también sería una gran jugadora. Es una chica que ha nacido para el deporte, tiene el físico y la experiencia. Ha jugado finales de liga, de Mundiales… En un partido del KO todos querríamos tener a una jugadora como Luchi.

¿Las victorias contra Manlleu, Telecable y Cerdanyola os permiten soñar con la machada?

Superar ese ‘Tourmalet’ como lo hicimos me dio crédito en el vestuario. A las chicas les digo siempre que el equipo grande es grande porque el pequeño le deja. Si jugamos sin miedo le podemos ganar a cualquiera. Con ese argumento, acompañado de buenos resultados, el equipo ha ganado mucha confianza.

Llegaste al banquillo del femenino tras la dimisión de Carlos Loureiro, ¿fue una propuesta de la directiva o diste un paso adelante?

Tonto no soy y, cuando Carlos dejó el equipo, sabía que me lo iban a proponer. Al principio les pedí que buscasen un entrenador, no por no coger el equipo femenino, un proyecto seductor y con mimbres bonitos, sino porque me fastidiaba dejar el equipo de OK Plata después de tres temproadas. Pasado un plazo de 15 días, seguían sin entrenador, hablé con los chicos y di el paso para ayudar al club.

¿Te costó entrar en un vestuario ya hecho?

No, lo cogí con naturalidad y, además, me encontré un vestuario en el que las chicas necesitaban que se hablara de hockey y no de otras cosas. Si están aquí es para jugar. El primer día nos reunimos dos o tres horas, necesitaba que entendiesen mi sistema de juego. “Prefiero que me aguantéis el tostón hoy”, les dije, y luego ya nos hemos ido marcando microciclos de 15 días para pulir cosas. Fueron maduras, nos centramos en lo meramente deportivo y no fue muy difícil. Creo que hemos salvado con nota una temporada complicada a pesar de las turbulencias.

¿Cómo has vivido esas turbulencias?

Yo soy más de ver el vaso medio lleno. Vengo de la precariedad. Durante años el hockey femenino les costaba dinero a las chicas, sin ir más lejos en la última Copa de la Reina. Ahora a ninguna le cuesta jugar. Cobrarán más tarde o más temprano, pero sus dietas no se las quita nadie. Creo que hemos dado un paso para seguir creciendo, pero en esta lucha no se pueden subir todos los escalones de golpe. Por mi buena relación con la directiva he intentado ser el eslabón para buscar mejores condiciones.

¿Te ha dolido la exposición mediática por la falta de igualdad?

Que hablen es normal, pero tampoco hablaban de las condiciones que teníamos en el equipo de OK Plata, que eran idénticas. Empezar un proyecto es jodido. Hay ayudas y subvenciones, sí, pero no se cobran hasta un año después. Sé de clubes que han usado el equipo femenino para financiarse, pero este no es el caso. Fichar a Adriana (Soto), Viki (Caretta), María (Sanjurjo), Alba (Garrote) o mantener a Bea (Gaete) es un esfuerzo económico importante.

¿Y la foto durmiendo en el aeropuerto?

Es una situación que se sacó de contexto. La foto era de coña. Fuimos nosotras mismas las que nos ofrecimos a dormir en el aeropuerto. Si hubiésemos ido a un hotel hubiéramos dormido solo dos horas.

¿Crees que la igualdad entre el hockey masculino y el femenino es posible?

De nóminas, no, pero si nos vamos al fútbol femenino tampoco creo que la haya. A nivel de medios creo que sí la podría haber, pero la pandemia nos ha hecho mucho daño. Aquí vivimos de las instituciones públicas, no hay un gran patrocinador privado.

¿Es tan difícil llegar a patrocinadores privados en el deporte femenino?

Un patrocinador quiere publicidad y visibilidad. En la OK Liga ha entrado Iberdrola y el año que viene la televisará Teledeporte, pero me gustaría saber cuántos partidos van a dar y a qué horas. ¿Cuánto espacio se le dedica al hockey femenino en la prensa? Solo cuando hay carnaza. ¿Y cuando no la hay? Parece que ya no importa.