El Deportivo Liceo puso fin a nueve años de sequía liguera, conquistó el octavo título de sus 50 años de existencia y se unió al Barça como únicos equipos que han ganado una final de playoffs al mejor de cinco partidos sin perder.
Un tercer golpe de autoridad que refrenda lo visto en Riazor: los verdiblancos están dos escalones por encima de los rojinegros. Tres si contamos el excepcional encuentro de Carles Grau, que recuperó, a lo grande, la efectividad perdida, especialmente a bola parada, en la semifinal ante el Noia.
El conjunto local saltó al repleto horno del Palau d’Esports muy agresivo y marcando un ritmo alto, que a los visitantes les costó atemperar. Rojas tuvo la primera oportunidad, pero no acertó a empujar en el segundo palo un servicio de Juliá. Unos segundos después, el efecto óptico convirtió en grito de gol un chut desviado de Aragonés.
Dos avisos antes de otro más serio: slalom de Juliá, que remata casi de espaldas y de espaldas salva milagrosamente Carlas Grau. Juan Copa no esperó más. Paró el partido y pidió a los suyos abrir más la pista. Una picada de Carballeira que salvó Ballart confirmó que el Liceo había despertado. Y pudo inaugurar el marcador. Robo a media pista y Juliá zancadillea a Adroher tras romperle la cintura. Era fuera del área, pero los colegiados decretaron penalti, que Carballeira estrelló contra Ballart.
El buen momento se quebró con una pérdida evitable de Marc Grau, que acabó con Salvat cruzando la pista sin oposición y batiendo a Carlas por arriba. El hermano del meta verdiblanco subsanó rápidamente su fallo: 44 segundos después, robó a mitad de cancha, se apoyó en Oruste y superó a Ballart con un extraño tiro que se coló suavemente entre las piernas del arquero.
Sin tiempo para asimilarlo, el verdugo del Barça encajó el segundo golpe. Compagno la estampó en el tubo horizontal y de ahí nació una contra, llevada y finalizada por Alex Rodríguez. Un gol muy parecido al que abrió el electrónico, con la diferencia de que este fue con un chut raso. Habían pasado 13 segundos desde el 1-1.
De ahí al descanso, nada reseñable, como tampoco lo hubo en el arranque de la segunda mitad, cuando el Liceo decidió anestesiar el patido y esperar su opción a la contra.
Aunque la ocasión clara llegaría de una manera un tanto peculiar: penalti muy discutible –solo se apreció una ligera patadita– del capitán local, Salvat, al capitán visitante, Dava Torres, quien lo alojó en la escuadra derecha de Ballart.
No duró, sin embargo, la diferencia de dos goles. Un despiste de Marc Grau, defendiendo de espaldas a la jugada, facilitó a Salvat definir en el segundo palo un servicio de Rojas, unos pocos segundos después de que Carles abortase, con una triple parada, una directa ejecutada por Juliá. Pero no pasó ni minuto y medio hasta que otro despiste, este local, dejó a Adroher solo en el corazón del aréa. Recibió de Alex, fintó, y a la hucha.
En el Palau olía mucho más a campeón que a cuarto partido. Puestos a inventar penaltis, González y Burgos se inventaron un tercero. Pero ayer era san Carles y Raúl Marín se quedó con el molde. Lo mismo que Ballart cuando Carballeira y Alex dibujaron un triángulo perfecto que el coruñés convirtió en la sentencia.
Faltaban 10 minutos, los mismos que en la fase regular tardó el Reus en enjugar un 1-4, uno de esos milagros que ocurren muy de vez en cuando. Como el del Liceo ‘robándole’ el tercer título al todopoderoso Barça en menos de dos años. Los campeones vuelven a vestir de verde y blanco.
Reus 2-5 Liceo |
Reus: Ballart; Sergi Aragonés, Marc Juliá, Rojas, Compagno –cinco inicial– Giménez, Salvat, Raúl Marín, Gelmá. |
Liceo: Carles Grau; Dava Torres, Carballeira, Di Benedetto, Adroher –cinco inicial– Oruste, Burgaya, Marc Grau, Alex Rodríguez. |
Goles: 1-0, min. 8: Salvat. 1-1, min. 9: Marc Grau. 1-2, min. 9: Alex Rodríguez. 1-3, min. 32: Dava Torres (penalti). 2-3, min. 38: Salvat. 2-4, min. 39: Adroher. 2-5, min. 40: Carballeira. |
Árbitros: González González, Burgos Manotas. Mostraron tarjeta azul a Raúl Juliá |