El Celta exhibió la eficacia de su ataque ante el Levante (2-0) para sumar su segunda victoria consecutiva en la Liga y alimentar el sueño de luchar por una plaza europea, al tiempo que agrava la mala racha del conjunto levantino, que sufrió su cuarta derrota seguida.
El partido tuvo un ritmo insípido durante la primera parte, un sosiego roto cuando los equipos pudieron montar alguna transición. Fieles a un plan de golpear con algún contraataque, ninguno asumió grandes riesgos. Fue el Celta ligeramente superior, pese a que abrió el encuentro con un error defensivo de Murillo que no aprovechó Roger.
Eduardo Coudet busca un Celta venenoso con espacios. Tiene mucho talento arriba. La idea es presionar al rival, recuperar la pelota, salir con velocidad. Cuando lo logra, como mostró ante el Osasuna, es letal. El primer contragolpe fue una ocasión clara: Brais Méndez recuperó el balón, buscó a Aspas en la banda, este centró pero Nolito falló dentro del área. Minutos después, fue Denis Suárez el que metió un gran pase que dejó a Aspas solo ante Cárdenas, que evitó el gol.
Escasa propuesta
El Levante propuso poco en ataque. Solo un potente, aunque lejano, disparo de Melero y una veloz transición que acabó Cantero con un tiro desviado.
El dominio del Celta, que mediada la primera parte perdió a Renato Tapia por una lesión muscular, se fundió con el paso de los minutos; un plácido final del primer tiempo roto en el minuto 41 cuando el árbitro señaló penalti de Duarte a Santi Mina, decisión, sin embargo, anulada cuando Jaime Latre revisó las imágenes del VAR y advirtió fuera de juego del delantero en el inicio de la acción.
Coudet cambió piezas de su defensa en el descanso. Metió a Araujo y Aaron. El Levante, tras un nuevo fallo en la zaga gallega, asustó a Iván Villar con un centro que no cazó Roger.
El Celta fue apoderándose de la pelota. Denis Suárez avisó con un lanzamiento impreciso. Poco después, Aspas vio un desmarque de Brais y este culminó la asistencia ante Cárdenas con un magistral toque, una leve pincelada con el exterior de la bota. Diez minutos más tarde, Brais Méndez intentó repetir la genialidad del gol; esta vez el portero detuvo el sutil remate.
El Levante reaccionó al tanto del Celta. Fue hacia arriba con decisión, con empuje, con mucha más presencia en ataque. Y acumuló ocasiones: Melero cabeceó con peligro una falta lateral, De Frutos probó con una volea, Rochina lo intentó con un tiro lejano.
La falta de pegada visitante contrastó con la eficacia del Celta. Con espacios, el equipo de Coudet exhibió su poder ofensivo. Su segundo gol fue una acción coral: una triangulación en el centro del campo, la profundidad de Aarón en la banda izquierda y la contundencia de Solari para remachar un centro raso.
Ese tanto finiquitó el partido. Lo peor para los gallegos fueron las lesiones de Tapia, Aspas y Murillo, ésta última cuando Coudet ya había realizado todos los cambios.