Superar las 36 medallas de Tokio 2020 y alcanzar las cuarenta. Ese es el reto al que se enfrenta España en los Juegos de París, como confiesa Miguel Carballeda, presidente del Comité Paralímpico Español, que espera en la ciudad francesa mejorar los resultados de la anterior cita y seguir expandiendo al mundo el mensaje de superación que dan los deportistas con discapacidad.
Carballeda (Pontevedra, 1959) es presidente de la ONCE y también el máximo dirigente del Comité Paralímpico Español desde 2004. El cambio y el crecimiento experimentado por el movimiento paralímpico en este tiempo ha sido exponencial, tanto a nivel deportivo, social y mediático. El nuevo reto al que se enfrenta el equipo nacional son los Juegos de París, en los que España participará en 16 de los 22 deportes con una representación de 150 deportistas, 54 de ellos mujeres (36%), una cifra récord.
P: ¿Cómo ve a la delegación española para afrontar estos Juegos?
R: Afortunadamente la veo bien, muy motivada. Creo que se ha hecho un gran trabajo estos tres años desde Tokio y el equipo está muy concienciado de lo que quiere. Quieren participar en unos Juegos Paralímpicos de la normalidad después de lo que vivimos en Japón, sin público, y se tienen muchas ganas de acudir a París y ver qué ocurre allí y que nos tienen preparados.
P: Desde el Comité Paralímpico Internacional se traslada el mensaje de que estos Juegos son un antes y un después en el movimiento paralímpico. ¿Lo comparte?
R: Es algo que se suele decir y es algo por lo que los países trabajamos. Los Juegos Olímpicos y Paralímpicos son un auténtico escaparate de nuevo futuro para los países que lo organizan. Y hemos visto acontecimientos que han cambiado la vida de una sociedad. Por ejemplo, en Pekín 2008, pero también en España, que las circunstancias eran limitadas para las personas con discapacidad.
Afortunadamente, hemos ido avanzando en el mundo social, en la inclusión y en la integración de las personas con discapacidad y el deporte. El movimiento paralímpico nos ha ayudado mucho, también el apoyo del Gobierno en diferentes momentos y los deportes de las federaciones de deportes de personas con discapacidad que se han incorporado de forma normalizada a las estructuras de otras federaciones.
También sobre todo la Ley del Deporte reciente, que contó absolutamente con todas las propuestas que hizo el Comité Paralímpico. En eso sí se pusieron de acuerdo todos los grupos parlamentarios, que se lo agradecemos.
Yo creo que se habla mucho de igualdad, integración e inclusión y se va a ver en París un avance, pero luego cada país, cada movimiento, cada sociedad tiene que dar pasos en positivo para que eso sea una realidad.
P: La ceremonia de inauguración, al igual que ocurrió con los Olímpicos, va a ser fuera del estadio. ¿Le gusta esa idea de sacar fuera de un estadio la celebración para que también llegue a más ciudadanía?
R: Me parece un atrevimiento y hay que reconocérselo a Francia porque las circunstancias son complejas, sobre todos los temas de seguridad en los momentos que estamos viviendo. Me extrañó mucho la decisión que tomó Francia, por ejemplo, respecto al Sáhara y a Marruecos a punto de iniciarse los Juegos, porque Francia es un país con mucho emigrante y sobre todo emigrantes de Marruecos y de algún otro país vecino. Pero hemos visto la experiencia de los Juegos Olímpicos, con mucha policía, con participación del ejército, con muchas molestias para los parisinos, pero con una seguridad absoluta, hay que reconocerlo.
Creo que ese atrevimiento nos va a dar una dimensión diferente. No sabemos aún cómo vamos a hacer el desfile los paralímpicos por los Campos Elíseos para llegar a esa Plaza de la Concordia, donde llegaron los Olímpicos. Fenomenal nombre de la concordia. Para eso está el deporte y vamos a ver si sale bien y si realmente tenemos elementos de igualdad y nos hacen avanzar juntos a las personas que no tienen discapacidad de momento y las personas que sí vivimos con una discapacidad.
P: Desde el 2004 hasta ahora han pasado veinte años desde su llegada a la presidencia del Comité. Dos décadas en las que la sociedad ha cambiado mucho. ¿En qué ha cambiado el Comité desde que usted tomó las riendas hasta ahora?
R: En efecto todo cambia, constantemente se transforma y veinte años dan para mucho. Me acuerdo que aspirábamos a cosas que eran un sueño y que ahora son una realidad. Hace veinte años no teníamos a deportistas con discapacidad en los Centros de Alto Rendimiento y eso era algo muy necesario porque sabíamos que los países, poquitos, que entonces lo iban haciendo, obtenían mejores resultados.
Eso era bueno para todos, para los paralímpicos y para los olímpicos, que tenían una experiencia nueva más, que era ver como otras personas que lo tienen peor se superaban al lado suyo en los mismos centros de entrenamiento y a veces incluso compartían habitación. Eso ya ha pasado y en España ya hemos tenido a unos setenta deportistas en Centros de Alto Rendimiento.
Hay un par de entrevistas de hace tiempo en las que dos deportistas olímpicos reconocen que la experiencia de haber compartido la habitación con un deportista paralímpico para ellos fue fenomenal, por ver cómo se superaban y cómo daban el máximo. Siendo personas con discapacidad les hizo ser mejores. A nosotros nos ha hecho ser mejores como deportistas.
También con el apoyo de las federaciones y del Consejo Superior de Deportes hemos avanzado en muchas cosas. Nos han considerado deportistas de alto nivel pero no solo a ellos, sino también a sus guías. Eso ha sido un avance fenomenal. Hemos ido consiguiendo mejorar el reconocimiento de las medallas a nivel económico porque hace falta ese impulso que te ayuda a llevar mejor el ciclo de los cuatro años, aparte de las palmaditas en la espalda. Ser discapacitado supone que la vida de esa persona es más cara y necesita más recursos para poder entrenar en las mejores condiciones para poder tener también a los mejores ayudantes en su trayectoria deportiva.
Y lo último es que el Comité Paralímpico no ha tenido una sede propia nunca. Estamos en el Consejo Superior de Deportes, muy bien acogidos y atendidos, muy a gusto, pero necesitamos un espacio propio para tener las mejores condiciones. Lo hemos conseguido con la cesión por parte del Gobierno de un local de la Seguridad Social que nosotros tendremos que acondicionar y ya estamos en ello.
P: Estos son los primeros Juegos con igualdad en la remuneración de una medalla entre olímpicos y paralímpicos. Ha costado pero se ha conseguido.
R: Lo hemos peleado absolutamente con todos los Gobiernos y se ha conseguido. España es uno de los países que se ha incorporado a esa decisión que nos hace ser mejor en nuestra tarjeta de presentación social ante el mundo.
P: ¿Hacia dónde debe dirigir sus pasos el movimiento paralímpico a corto plazo?
R: Tenemos que trabajar las posibilidades de la Ley del Deporte. La Ley del Deporte habla que las federaciones normalizadas de cada uno de los deportes debe integrar el deporte de las personas con discapacidad. Allá dónde se ha hecho, ha ido bien. Hay algunas federaciones en España ejemplares. Un ejemplo es la de piragüismo o el ciclismo. También los deportes de invierno.
Es esencial que nosotros podamos hacer un trabajo con las federaciones y las federaciones con el mundo paralímpico para que la sociedad se sienta orgullosa de las medallas que consiguen. Para esa normalidad necesitamos que siga empujando el Consejo Superior de Deportes con algunos programas que han sido un acierto. Eso se tiene que volver a repetir en los siguientes Juegos de Los Ángeles y los venideros. Creo que es la forma de actuar, también la de tratar de convencer a los clubes de España, que es donde empieza todo, que por favor nos ayuden y crean. Que se atrevan con el deporte de personas con discapacidad. Así nos ayudarán a conseguir mejores resultados en el futuro.
P: Esta es la primera vez que los Juegos se van a ver en tantos países. Se han vendido los derechos a 164 países, en Tokio fueron 154. ¿Cómo ayuda esa expansión del movimiento paralímpico internacional a países como España?
R: Puede ayudar a un mundo que lo tiene peor que nosotros para que lleguen imágenes y llegue el mensaje de los Juegos Paralímpicos porque hay muchas personas que viven con discapacidad en lugares muy desfavorecidos y esto les puede echar una mano. Les puede hacer reaccionar a ellos, a sus familias y a las administraciones públicas. Y plantearse que tienen que hacer mejor las cosas y que tienen que hacer un poquito más. Estas cosas pueden cambiar la vida para una persona en según qué país del tercer mundo.
Hay historias de superación impresionantes que ponen de manifiesto la miseria en la que a veces vive una persona con una discapacidad. Yo creo que a España le va a seguir ayudando porque el hecho de que alguien pueda ver en la televisión una hazaña de un deportista y el día anterior o la semana anterior le haya nacido un familiar con discapacidad puede cambiarte la visión. Sí es posible y sí hay posibilidades para que el deporte ayude a mejorar en los casos de personas con discapacidad para recuperarse de un accidente, de un intento de suicidio o de tantas cosas que obligan a plantear una nueva vida.
El deporte ayuda, no hace daño, es una opción que la persona tiene libremente y ayudemos entre todos a que pueda elegirla y a que pueda practicarla como un ciudadano más.
P: ¿Con qué resultado regresaría satisfecho a España tras los Juegos?
R: Con cualquiera, porque yo tengo clarísimo, como ocurrió con los olímpicos, que todos nuestros deportistas lo van a intentar al máximo con sus respectivos equipos, aunque no pertenezcan a uno en concreto, porque detrás de ellos siempre hay profesionales de la formación, entrenadores, fisios, médicos, psicólogos o nutricionistas. Gente imprescindible para conseguir que alguien pueda subir al podio, recoger la medalla y escuchar el himno de España para todos ellos.
Volvería contento teniendo alguna medalla más que Tokio y creo que se puede conseguir. Me atrevo a apostar que el equipo paralímpico puede llegar a tener cuarenta medallas en París y compartirlas con toda la sociedad.