Un pulpo y unas vacaciones para pensar
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Un pulpo y unas vacaciones para pensar


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Cierra el año el Depor en O Carballiño donde además de su merecida fama de ser los mejores pulpeiros de las Galias, han colocado la temporada pasada a su equipo en 1ª RFEF. No sólo ha subido, sino que se mantiene en mitad de tabla igualado a puntos con los coruñeses. Finalizada esta jornada se iniciarán unas breves vacaciones hasta reanudar la competición a principios de enero.


Seguramente el resultado de los blanquiazules este domingo ante el Arenteiro, sumado a la obligada pausa navideña, marque de manera decisiva el futuro inmediato de Imanol Idiákez. Son muchos los partidos –y los resultados– que han sembrado el desánimo en el club. El último mes se ha saldado con una única victoria –in extremis— ante el Barcelona B. El resto fueron tres decepcionantes empates en Tarazona, y en casa frente a Osasuna Promesas y Sestao.


El deportivismo ha demostrado siempre que sabe sufrir al lado de sus colores, pero necesita recibir alguna esperanza, algún síntoma de reacción capaz de reactivar el juego, la actitud o cuanto menos los resultados de su equipo. Pues bien, ninguna de esas circunstancias parece que dure más allá de algún buen partido aislado. Vamos, lo que se dice un espejismo.


El partido del próximo domingo hace el número 17 de la competición, es decir, prácticamente marca el ecuador del calendario a falta de dos jornadas. A expensas de lo que suceda en Espiñedo, apenas se han ganado cinco partidos que sitúan a los blanquiazules en mitad de la tabla. La buena noticia es que sólo están a nueve puntos del líder. La mala es que muy pocos creen en este equipo, incluso los propios jugadores lo demuestran en el campo.


Tendrá que reflexionar la dirección deportiva y/o el Consejo de Administración durante este parón liguero para descubrir qué pieza o piezas hay que tocar para corregir esta situación y variar el rumbo de una nave que parece a la deriva.


Como siempre pasa en estas situaciones, el primer sacrificado es el entrenador, principal sospechoso de los malos resultados. Esto responde a un instinto muy primario que sucede a todas las directivas deportivas: resulta más fácil echar a uno –el entrenador– que a muchos jugadores que están rindiendo muy por debajo de los esperado.


El siguiente paso sería buscar algún refuerzo en un mercado invernal muy a la baja porque no existen buenos jugadores disponibles y porque los disponibles seguramente no mejoren lo que hay. Esto debería de ir unido a un proceso de rescisión de contratos con aquellos futbolistas cuyo rendimiento –y actitud– no ha sido el esperado. En resumen, se barruntan unas hipotéticas decisiones que afectarán a la plantilla y cuerpo técnico, pero sobre todo a la tesorería del club que deberá desembolsar dinero en rescindir contratos y firmar nuevas altas.

 

 

@pgarcia_ramos

 

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