A propósito de la Superliga
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A propósito de la Superliga


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El fallo del TJUE (Tribunal de Justicia de la UE) del pasado jueves abre la caja de los truenos sobre el futuro inmediato de las competiciones de fútbol continental. La sentencia del tribunal europeo concluye que tanto la UEFA como la FIFA incurrieron en abuso de posición de dominio incumpliendo, por tanto, las normas de competencia y libre mercado de la Unión Europea.


En definitiva, el TJUE rompe el monopolio al no reconocer el derecho que creía tener la UEFA para organizar, desarrollar y explotar de manera exclusiva las competiciones europeas. En este nuevo escenario reaparece con fuerza el proyecto de la Superliga, una competición presentada en el año 21 que reuniría a los mejores equipos de Europa. 


El proyecto inicial fue apoyado inicialmente por 12 de los clubes más poderosos del continente (Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid, Mánchester United, Mánchester City, Arsenal, Liverpool, Chelsea, Tottenham, Juventus, Inter de Milán, y AS Milán) a excepción de los alemanes. El carácter cerrado de la competición -donde no se recogía la posibilidad de ascenso y descenso de los clubes-, así como las amenazas nada veladas de la UEFA sobre posibles sanciones a los promotores, provocaron que se cayeran en un primer momento los equipos de la Premier, arrastrando posteriormente al Atlético de Madrid y al Inter de Milán. El Madrid, Barsa y Milán se quedaron solos defendiendo el nuevo modelo.


La sentencia, que avalaría le nueva competición, no ha hecho variar la posición de los equipos que abandonaron el proyecto. Sin embargo, la empresa A22 -promotora de la Superliga-, ha lanzado una nueva propuesta en la que los clubes participantes pasarían de 12 a 64 divididos en tres categorías, contemplando en esta ocasión ascensos y descensos. Los partidos se verían gratis en streaming por una plataforma de nueva creación llamada Unify, que se financiaría por publicidad y sería propiedad de los clubes e inversores. Aseguran que de esta manera se podrían recaudar cerca de 5.000 millones de euros al año que se repartirían entre los participantes.


La nueva fórmula sigue sin convencer a los equipos que conforman la aristocracia del fútbol europeo. Los principales clubes de Alemania e Inglaterra se han vuelto a posicionar en contra del proyecto que no ha recibido nuevas adhesiones tras la sentencia de la TJUE.


Habrá que ver qué sucedería si la empresa A22 pudiera desembarcar en la Superliga acompañada de un fondo de inversión capaz de garantizar el doble o triple de los ingresos actuales a los equipos de la Champions.


Y es que resulta imprescindible para mantener equipos competitivos que puedan igualar la capacidad inversora de la Premier o de las emergentes ligas árabes, si una importante parte de los beneficios de explotación se los queda la UEFA que es además quien pone las normar y mandan sobre los clubes, actores principales de las competiciones.

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