A lo largo de una temporada, la mayoría de los equipos sufren importantes transformaciones. Unas veces porque hay cambio de entrenador, otras porque causa baja algún jugador importante... Lo del nuevo técnico ya lo vivió el Dépor a principios de noviembre. Y ahora tiene que afrontar lo que resta de temporada sin un jugador tan importante como Lucas Pérez.
Lo del cambio de entrenador le vino bien al equipo blanquiazul. Con Óscar Gilsanz, la plantilla herculina ha mejorado sus números y se ha colocado con un importante colchón sobre la zona de descenso. Así que esperemos que esta nueva situación también sirva para avanzar, que al fin y al cabo es lo que queremos todos. Y me estoy acordando precisamente de esa asignatura pendiente que arrastra el Dépor ya incluso desde el primer partido de la temporada. Falta conseguir más puntos en casa.
Hoy llega a Riazor uno de los equipos situados en la zona noble y aspirante al ascenso. No será, pues, tarea sencilla doblegar al Levante. Pero el conjunto blanquiazul tiene que pasar página, como dijo ayer Gilsanz sobre el tema de Lucas, y volver a hacer de su estadio un fortín.
Una victoria sería muy importante antes de ponerse al día el miércoles con una nueva visita a Tenerife para disputar ese choque pendiente de la primera vuelta. Es el momento de demostrar que esto es un deporte de equipo, y que la baja de un jugador no es motivo para dejar de escalar.