Se nos fue D. Luis. Me queda la sensación, el poso, de que el más grande futbolista de nuestra tierra pasa página sin tener todo el reconocimiento, a lo largo de todos estos años, que hubiera merecido.
Cuando un buen puñado de amigos, todos ellos vinculados al deportivismo y admiradores de su trayectoria profesional, decidimos crear una peña, el pasado año con su nombre, nos sorprendió que su ‘hueco’ estuviera vacío en el listado.
Alguien me dijo: “Se marchó muy joven y la gente lo veía en otra dimensión”. Yo le contesté que Messi y Cristiano hicieran lo mismo y hoy son santo y seña de sus países.
‘Su’ Inter y la misma Italia lo adoptaron como si fuera de su estirpe y así, en su despedida, lo exterioriza por los cuatro costados.
Aún se está a tiempo de ofrecerle el afecto de coruñeses y gallegos en general. Él sentía a su ciudad desde la lejanía. La primera vez que contacté telefónicamente para que nos diera permiso para bautizar, con su nombre, a la peña, me respondió con un: “...q tal gallego, que me cuentas”.
Espero y deseo que todas las instituciones estén a la altura de las circunstancias y le puedan ofrecer los mejores honores a este gallego de pro. No estaría de más, que Abegondo tuviese una nueva referencia.
Descanse en paz.