La experiencia es un grado
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La experiencia es un grado

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No pudo ser. Carlos Alcaraz perdió ayer frente a Novak Djokovic, por lo que el murciano tendrá que esperar para ganar el único Grand Slam que no tiene en sus vitrinas, el Abierto de Australia. Se nota que estamos en la segunda semana de competición, y que a las últimas rondas suelen llegar los más fuertes.


Djokovic no era el mejor rival para unos cuartos de final. Vamos, ni para cualquier otra eliminatoria. Un jugador que podrá caer mejor o peor, pero que tiene una calidad incuestionable, un eterno afán por ganar y... Muchísima experiencia.


Alcaraz es más joven, pero sabía lo que tenía que hacer. Su entrenador, Juan Carlos Ferrero, ya hacía gala cuando era jugador de una tranquilidad pasmosa, que a veces derivaba en una parsimonia desesperante. Pero ese carácter le viene bien a su pupilo, y más frente a un rival que va a hacer todo lo posible por desesperarte. En esta ocasión tampoco pudo ser, pero el murciano se tiene que tomar el partido de ayer como otra lección en su trayectoria profesional. Ya vendrán más torneos, que la temporada es muy larga. Pues eso, que Alcaraz había estudiado bien a Djokovic. Se pudo comprobar en diferentes fases del partido. Como cuando el español se disponía a sacar para ganar el primer set y el serbio pidió ser atendido por un médico. Alcaraz se esperaba cosas así y, con toda la tranquilidad del mundo, aguardó, sacó y se llevó el set.


El murciano luchó, recuperó servicios perdidos, estuvo bien, pero no fue suficiente. Novak Djokovic es un animal que cuando junta todas sus virtudes se convierte en una auténtica roca. Que con casi 38 años vaya a disputar una semifinal de Grand Slam tiene un mérito enorme. Aunque no a todo el mundo le caiga bien.


Pero Novak no se deja intimidar por el hecho de que sea el veterano en medio de un grupo de tenistas más jóvenes y en la plenitud de su carrera. Del primero, Alcaraz, ya se ha deshecho, pero ahora le espera en semifinales Alexander Zverev y puede que en la final ese hombre de hielo llamado Jannick Sinner.


Con Federer y Nadal ya dedicados a otros entretenimientos, Djokovic sigue entre los mejores, con ganas de ganar su vigésimo quinto Grand Slam. En las gradas le acompañan su mujer y sus hijos. Además, en Australia cuenta con el apoyo de la importante comunidad serbia que vive en este país.


Y así, poco a poco, fue acabando con la resistencia de un Carlos Alcaraz que puede estar muy tranquilo. Aquí, en España, siempre le pedimos más. Que sea como Nadal. Pero vamos a dejar que el murciano escriba su propia historia. Todavía le quedan muchos años para seguir consiguiendo éxitos.


No tantos tiene Djokovic, pero... ¿Alguien cree que este jugador se va a retirar dentro de poco? No parece que tenga la intención de hacerlo.


Sin duda, el tenis le sigue dando motivaciones. Ayer lo demostró, disfrutó sobre la pista y celebró la victoria a lo grande.


Veremos cómo le va con Zverev. Desde luego, el partido promete, como el que disputó frente a Alcaraz. Pero, haga lo que haga, Djokovic ha vuelto a demostrar que es un grande. Un deportista con las ideas claras y que se desvive por ganar. Que sabe que es un ídolo en su país y no quiere defraudar a sus compatriotas. Que puede conquistar otro Grand Slam... Por muchos obstáculos que se encuentre en su camino.

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