Nada hace pensar que el Dépor vaya a torcer su rumbo próximamente. Más que una racha coyuntural de resultados y juego, estamos asistiendo a la confirmación de una trayectoria sólida que empieza a dar sus frutos en esta segunda parte de la temporada.
Y es que los datos son tozudos. Desde hace apenas dos meses (2 de diciembre, jornada décimo quinta), el equipo coruñés ha disputado doce partidos, logrando el triunfo en diez de ellos, cediendo un solo empate y con una derrota por la mínima. Precisamente hay que remontarse al 13 de diciembre para conocer el último revés, en esta ocasión en León contra la Cultural, un rival de peso y con aspiraciones de ascenso.
Resulta demoledor la media de goles en esa docena de encuentros: 33 a favor y 9 en contra. Estamos hablando de una media de 2,75 goles a favor por partido y de 0,75 en contra. Curiosamente la facilidad goleadora del equipo contrasta con la dificultad de mantener la portería a cero. Esto no hace más que confirmar la máxima del mundo empresarial que afirma: a mayor riesgo mayor rentabilidad.
La irrupción de la mejor versión del Dépor tiene varios padres. Hay quienes afirman que Idiákez ha estado mezclando y removiendo la plantilla hasta dar con un once que exprese de la mejor manera su idea futbolística en el campo. Otros, por el contrario, entienden que la llegada de los jóvenes canteranos le ha dado el impulso de calidad y garra del que adolecían los blanquiazules, siempre sin olvidar el buen momento de la columna vertebral del equipo (los Pablos, Villares y Lucas). Así que lo más justo sería dar a cada cual su parte del mérito de la resurrección de aquel equipo lánguido y desmotivado que comenzó la presenta campaña. No fue justamente frente al Lugo, -que vino a Riazor a por el partido, apretó y tuvo sus opciones hasta la expulsión- pero si en los últimos partidos, el Dépor se está mostrando como un equipo dominador. Salta al campo con un espíritu arrollador, con vocación ofensiva.
Añade una dosis de concentración que ya no recordábamos. Quizás aquella desgraciada derrota en los minutos de descuento en Fuenlabrada ha dejado sus enseñanzas.
El horizonte más inmediato para los coruñeses empieza con una visita difícil al campo del Gimnástic de Tarragona, segundo clasificado. La semana siguiente recibe en Riazor al desigual Sabadell. Cerraría el mes con dos salidas, una asequible para medirse al Rayo Majadahonda, y la otra más delicada frente al Cornellá. Salir victorioso de estos cuatro envites dejaría al Club líder a ocho jornadas del final de temporada. Cada vez más cerca.