Parecía impensable que el Dépor se volviera a enganchar al primer puesto que conduce de manera directa a la segunda categoría del fútbol profesional. Hace apenas unos meses el equipo coruñés llegó a coquetear con los puestos de descenso y se veía el ascenso con escepticismo.
Los seguidores más optimistas soñaban con una segunda vuelta inmaculada para engordar los escasos 29 puntos que se lograron en la primera vuelta. Quienes hacían estas cábalas presumían que se deberían sumar 45 puntos en los últimos 19 partidos para colocarse con 74, cifra que otorgaría el liderato a final de temporada.
Lo cierto es que la segunda parte de la temporada no ha podido empezar de mejor manera venciendo en los seis partidos disputados y, sobre todo, con una sensación de poderío inesperada. Siguiendo el guion de las previsiones más alegres, bastaría conseguir 27 puntos en los 14 envites que restan hasta final del ejercicio. La siguiente hipótesis sería: ¿conviene agarrar el liderato cuanto antes o es preferible seguir agazapado entre los tres primeros puestos y así no tener que soportar la presión del líder cuando todavía falta muchos partidos por disputar?
En fin, aunque resulte sugerente hacer números, conviene posar los pies en la tierra, estar contento por esta remontada que permite soñar con la primera plaza y seguir peleando por mantenerse a arriba.
Para ello hay que preparar el duelo contra el Lugo del próximo domingo. Ya se sabe que los duelos regionales los carga el diablo. Pese a las dudas que presenta el juego y la inestabilidad de en el banquillo de los lucenses, Riazor es el escenario perfecto para que los rojiblancos retomar el buen camino.
Esperemos que la pólvora blanquiazul continúe una jornada más y, de esta manera, ir sumando partido a partido sin tener que mirar de reojo al resto de candidatos al ascenso.