Iván Amor, delantero del Paiosaco, rescató un punto para su equipo frente al Somozas en el tiempo de descuento. “Marcar en el noventa y que sirva para puntuar siempre sabe bien”, explica sobre un partido en el que ingresó al terreno de juego en el minuto 86.
“Estaba en el segundo palo y vi que Dani hacía una jugada individual, entonces no me quedaba otra que anticiparme al central, porque era el único sitio peligroso donde podía caer la bola. Hubo suerte y cayó ahí”, valora el ariete.
Pese a la satisfacción por el gol, al ser preguntado por su rol reconoce que echa en falta tener más minutos, aunque entiende que su situación laboral no es la más propicia para tener continuidad.
“Por mi situación laboral es difícil jugar entrenando una semana sí y una no, pero este año hice más entrenamientos por mi cuenta para poder estar a la altura. Es muy difícil asumir un rol así, de aprovechar sólo cinco minutos en cada partido, pero es lo que toca. Yo ya no tengo nada que demostrar, sólo me queda salir esos cinco minutos e intentar aportar cosas positivas”.
Amor reflexiona sobre las dificultades que vivió el pasado curso, y dice estar pensando en poner punto y final a su etapa como futbolista.
“La temporada pasada fue la más difícil de mi carrera, por lo que me tomé este año como que puede ser el último y quería acabar bien, no arrastrándome por los campos, que para nada quiero eso”.
En cuanto al momento en el que tomará la decisión de si retirarse o no, confiesa no saberlo aún: “Se verá sobre la marcha. Quiero ver como estoy a nivel individual, los minutos que juego de aquí a final de temporada, que es cuando se deciden las cosas”.
Su futuro no pasa por ningún otro club, porque no piensa “en dejar el trabajo y lo normal es que en otro equipo no me permitieran mi situación laboral”. Eso sí, no dejaría de estar vinculado al balompié: “Me centraria en el fútbol playa, seguiría entrenando en la Academia Amarelle”.
Al ser preguntado por qué significa el Paiosaco para él, en su novena temporada como verdiblanco, reflexiona: “Es una familia. Son ya nueve años y en pocos clubes hay jugadores que duren tanto, y más aquí que somos varios los que llevamos mucho tiempo. Es un ciclo que se va acabando y puede ser que se esté en un momento de cambio que puede salir bien o ser algo peligroso”.
Como mayor virtud del equipo, que va por buen camino de cara a conseguir la salvación, destaca “la intensidad que tenemos los noventa minutos”.
Por último, una semana después del inolvidable gol de Bilal, comenta que “fue una locura” entre risas. “Jamás en mi vida vi uno así y menos en directo de un compañero. La engancha perfecto, es un gol de premio mundial”, enfatiza.