El Deportivo Liceo cerró con llave su portería y sumó ante el Lleida una nueva victoria. Tiene ya 33 puntos, se afianza en la segunda posición de la Ok Liga y se depega de un rival directo en la parte alta de la tabla.

Es el cuarto encuentro de la temporada que acaba a cero el equipo coruñés (Sant Just, Benfica en Champions, Alcoi y ahora Lleida). Más mérito si cabe ante un rival tan goleador como el equipo catalán: segundo máximo anotador de la competición doméstica con 56 dianas.

Martí Serra, un día después de anunciar que esta será su última temporada como verdiblanco, y, sobre todo, el visitante Martí Zapater fueron los protagonistas indiscutibles en un frío y lluvioso mediodía en A Coruña.

Racha a bola parada

Cinco minutos tardó el Lleida en asomarse al área liceísta. Aprovechó una pérdida de Dava Torres cuando el equipo ya salía en tromba, Nico Ojeda sirvió a Jordi Badia y César Carballeira no tuvo más remedio que derribarle. El penalti era probablemente la mejor solución para un equipo que no encaja un gol a bola parada desde la jornada 1.

Martí Serra dio su primera muestra de innegable compromiso con el proyecto. Se estiró con las guardas y salvó el lanzamiento de Nuno Paiva. Pidió tiempo muerto Juan Copa para activar a los suyos y el despertador surtió efecto: Arnau Xaus remató al poste tras un pase de Dava y el propio capitán inquietó con una volea que salió fuera.

Tras dos remates del exliceísta Fran Tombita, incapaz de superar a Serra, a la tercera fue la vencida para el Liceo en una transición de manual: Fabri Ciocale robó una bola en campo propio, se asoció con Dava, que cedió de primeras a César y este, también de primeras, buscó al argentino, que aceleró y definió con una bonita cuchara, arriba y al primer palo, donde Martí Zapater no pudo llegar. Lo celebró como el que más Tato Ferruccio, inédito desde el 15 de diciembre por una pubalgia, colgándose de la red protectora que hay detrás de la portería.

Veinteañeros al poder

Insistió el Liceo con Ciocale, que rozó el segundo, pero no le perdió la cara al partido el equipo de Edu Amat. La tuvo Paiva y respondió otra vez Serra. Y en la portería contraria lo intentó Carballeira, raso y ajustado al palo, pero ahí estaba Zapater. El partido entró en una fase de ida y vuelta, marcado quizá por el ímpetu de los veinteañeros verdiblancos (Bruno Saavedra, Jacobo Copa y Cervera), y se convirtió en una exhibición de los guardametas.

Bruno, tras un pase de Nil detrás de la portería y en una rápida transición, exigió a Zapater. También tapó los huecos el arquero visitante en un mano a mano ante Xaus. De portería a portería, Serra abortó todas las llegadas visitantes. Las revoluciones bajaron, solo un poco, con la vuelta de los capitanes a la pista, pero el Liceo aún dispuso de otras dos llegadas para aumentar la ventaja: un remate de Dava en el área que Zapater desvía con el casco y un palazo de César que se marchó fuera.

La segunda parte empezó como la primera: un Lleida valiente discutió la posesión de la bola e inquietó a Martí. Avisó Nuno Paiva casi sin ángulo, pero Martí cerró la vía de entrada hacia su portería. El partido entró en una peligrosa fase de anestesia, solo sacudida por un remate de Dava que pegó en el casco de Zapater. La mínima ventaja no es una garantía. Lo entendió Juan Copa, que paró el partido para arengar a los suyos. Ni siquiera agotó el tiempo muerto. Cuatro gritos y a funcionar.

Reparto de azules

Respondió a la llamada de atención Jacobo, su hijo, que en cuatro meses de competición ha hecho un máster acelerado. Pidió la bola, burló a su defensor y definió a la media vuelta, pero la bola se estrelló contra la visera de Zapater. El portero del Lleida fue indudablemente el hombre del partido. Volvió a aparecer en la directa del Liceo por una azul sobre Nuno Paiva. El especialista Xaus asumió la responsabilidad, pero no encontró el hueco. Tampoco el ataque verdiblanco en los dos minutos de superioridad numérica.

El Lleida despertó de su peligroso letargo con un derribo de Jacobo sobre Nico Ojeda: tarjeta azul y falta directa a falta de cinco minutos. El argentino engañó a Serra, pero el remate de gancho se marchó alto. Otra bola parada más sin gol para la cuenta del Liceo. Se crecieron en inferioridad los verdiblancos, que rozaron el gol de la sentencia en dos acciones individuales de Dava y Nil.

Recuperaron los coruñeses al cuarto hombre a falta de 3:22 para el final y se afanaron en controlar el tempo del partido, pero Paiva y Badia probaron nuevamente los reflejos de Serra y los nervios de la afición. Ni con cinco jugadores de pista fue capaz el Lleida de superar al muro Martí. Tampoco el Liceo amplió la cuenta con la meta rival vacía. Fue un día para los porteros.