Fabri Ciocale: "Mi abuelo me animó a seguir mis sueños con pasión"
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Fabri Ciocale: "Mi abuelo me animó a seguir mis sueños con pasión"

Entrevista con el jugador argentino del Deportivo Liceo
Fabri Ciocale: "Mi abuelo me animó a seguir mis sueños con pasión"
Fabri Ciocale posa para nuestro fotógrafo en Riazor | Pedro Puig

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Fabrizio Martín Ciocale (8 de septiembre de 1998, Buenos Aires) se lleva un dedo encima de los labios, como simulando un bigote, y luego señala al cielo. El goleador en la victoria del Liceo contra el Lleida le dedica cada tanto a su abuelo Tito, fallecido en 2021. El argentino más coruñés no marcaba desde el 21 de noviembre contra el Trissino en la Champions, pero ni se acordaba.

 

El equipo coruñés vuelve este jueves a la máxima competición europea. Recibe al Valongo en el Palacio de Riazor (20.30 horas), un partido clave para alcanzar los cuartos de final, el viejo anhelo del Liceo y de Fabri, que vuela sobre sus patines con la misma pasión que le inculcó su abuelo Tito.

 

¿Qué significaba para usted su abuelo?

Está feo decirlo, pero uno siempre tiene más afinidad con un abuelo o con otro y con él tenía una relación especial. Comía todos los martes y los jueves en su casa, hacíamos tagliatelle caseros, venía a verme todos los partidos y desde que vine para acá me llamaba todos los días. Teníamos la libertad de decirnos "dale boludo, no me rompás los huevos". 

 

¿Qué le decía por haber dejado Argentina para venir a jugar al hockey a Europa?

Siempre me impulsó a tomar este tipo de decisiones. Al contrario de lo que pueda pensar la gente de los abuelos, no parecía una persona de su edad, era bastante open-mind, me animó a venir acá y a probar, siguiendo mi pasión y mis sueños. Siempre me decía la misma frase de un autor que le gustaba, Almafuerte: "No te des por vencido, ni aun vencido".

 

¿Y qué cree que le diría ahora?

Más de lo mismo: que siga haciendo las cosas con pasión y dedicación. Y que sea siempre respetuoso. El hecho de que haya terminado la carrera [Fabri se graduó en Administración de Empresas] creo que le pondría muy contento. 


Doce partidos sin marcar desde el 21 de noviembre (Trissino). ¿Se quitó un peso de encima?

Como las cosas iban bien a nivel grupal, sobre todo en la OK Liga, no me estaba afectando. Ni me acordaba de que el último había sido en Trissino. Es verdad que no vivo del gol, pero evidentemente me gusta hacer goles, asistencias... El que te diga que no le gusta es un mentiroso.


Fue el único que encontró el hueco en un partido muy cerrado.

Nos meten pocos goles y es una de nuestras fortalezas, sobre todo en casa. Tenemos que ajustar el ataque, pero en lo defensivo estamos muy bien y es importante para sacar partidos que no se definan por los goles. Competir no es ganar 8-5, es ganar aunque sea por la mínima.
 

¿Es este Liceo un equipo más defensivo?

Se está dando así. Martí [Serra] está haciendo un trabajo buenísimo, cerrando la portería y llegando él donde no llega el jugador, y el equipo también en defensa, pero no es que nos metamos atrás y no juguemos al hockey. Al contrario, proponemos, pero a veces estamos más o menos acertados. 


¿Cómo lleva esta vertiente defensiva un patinador de vocación más ofensiva como usted?

Siempre envidié a la gente que defiende bien en cualquier deporte, ese último hombre imposible de pasar, como César [Carballeira]. Su mayor virtud es saber ubicarse dentro de la pista y cerrar los espacios. Evidentemente no tengo su físico, pero lo que tengo que tratar yo es otra cosa: patinar y asfixiar al hombre.

 

Otra vez tres partidos en ocho días. ¿Cómo le afecta a las piernas?

Creo que estamos muy bien físicamente, pero el otro día salimos del partido del Lleida como pesados, como que nos faltaba un poco el ritmo que habíamos agarrado en Lisboa contra el Benfica. Cuanto más juegas más ritmo tienes de partido. Igual estás más cansado, pero la bola y la cabeza van más rápido. 


Vuelve la Champions con un duelo casi decisivo contra el Valongo.

En casa hay que cerrar las cosas, conceder lo menos posible y ganar el partido. En Valongo lo teníamos prácticamente cerrado, pero al final nos terminaron empatando. Hay que buscar la revancha y sacar los tres puntos.

 

¿Qué tipo de rival espera y qué partido cree que os conviene más?

Es un equipo muy portugués, que aprovecha muy bien las contras. Es muy directo y chutador, de individualidades. No podemos regalar nada ni conceder esas transiciones que les vienen tan bien. Vamos a tener que controlar esas situaciones, estar sólidos en defensa, y punzantes en ataque. 


No juega el Liceo las eliminatorias en Europa desde 2018 y una fase final desde 2012. ¿Es una presión añadida?

Presión, no, es un objetivo y una motivación extra. Creo además que en 2020 podíamos haber llegado a la Final Four, que ya estábamos clasificados para los cruces y estábamos en una dinámica muy buena.


El año pasado le comunicaron que no seguiría en el Liceo esta temporada, pero se ganó su renovación en la pista. ¿Ya tiene apalabrada la continuidad para la próxima campaña?

Tenemos una charla pendiente, pero mentiría si dijese que no me gustaría seguir acá.
 

"Me hubiera gustado ser biólogo"

Ciocale se considera un coruñés más, pero no pierde las buenas costumbres argentinas: un mate, un asado o una milanesa. Graduado en Administración de Empresas, sigue estudiando y ahora cursa un máster en Economía Circular y Sostenibilidad. "Es mi pasión desde chico", sonríe Fabri, un tipo sencillo y educado.

 

¿Cómo es su día perfecto?

Me gusta venir temprano a entrenar, pasear con mi perro Toxo por la playa, tomar un mate, cenar algo rico, escuchar un podcast [ahora está con 'Sería Increíble', de la argentina Olga] y dormir bien.


¿Qué habría sido Fabri Ciocale de no ser jugador de hockey?

Me hubiera gustado ser biólogo. Siempre me llamaron mucho el aire libre y la naturaleza. 


¿Un país para vivir?

Argentina.


¿Y para ir de viaje?

Me gustaría recorrer Brasil, que tiene muchas cosas por ver.


¿Un lugar favorito de A Coruña?

Riazor, Mera, la Costa da Morte...

 

¿Y para ir a comer?

Las milanesas de O Fieital, en Matogrande. 


¿Quién es el más bromista en el vestuario del Liceo?

El Tato [Franco Ferruccio]. A veces hay que decirle que se calle la boca (risas).


¿Y quién elige la música antes de los partidos?

Tato, que pone cumbia, Bruno, reguetón, o Dava, que cuando viene motivado pone indie español.


¿Un ídolo de la infancia?

Messi, desde chico. Y Neymar también en alguna época.

 

¿Un referente en el hockey?

Hay muchos, pero cuando empecé a ver hockey me fijaba mucho en Josep Lamas, que estaba en aquel Liceo que lo ganaba todo y siempre me pareció increíble.


¿Y un compañero de vestuario que le haya inspirado?

El Negro Payero me sorprendió muy mucho. Cuando llegué aquí, él tenía 39 años y se mantenía a un nivel impresionante. 

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