El Leyma Coruña puso su balance en positivo (5-4) con un triunfo autoritario, aunque no exento de susto, ante un Lucentum Alicante que fue a remolque todo el duelo, amagó pero no llegó a golpear.
 

Como viene siendo habitual, a los de Diego Epifanio les costó desperezarse en ataque, porque la defensa y el control del rebote fueron suyos de inicio. Pero lo tiros errados y las pérdidas de balón no compensaban los robos (6-7).
 

Un 2+1 de Nwogbo y un triple de Lundqvist encendieron la mecha de un parcial de 11-0 que abrió una brecha de 12 puntos (22-20), la que Aleix Font añadió uno más anotando desde la esquina derecha a punto de sonar la bocina de los 10 minutos (28-15).
 

El Lucentum volvió mejor al parquet, con una parcial de 0-5 que llevó a Epi a parar el partido cuando apenas se había jugado minuto y medio. Mano de santo: parcial de 8-0, con un Simeunovic muy activo y acertado. Por fin.
 

El conjunto de Rafa Monclova encontró un salvavidas en dos triples de McDonnell, aprovechando los escasos errores defensivos locales en los 20 primeros minutos, que concluyeron con números redondos por partida doble: 20 puntos de margen y 50-30... a pesar de los ocho balones desperdiciados por los locales.

El fantasma de Pumarín

Las pérdidas marcaron el inicio de la segunda mitad. Y el ‘fantasma de Pumarín’. Nada más y nada menos que ocho posesiones sin lanzar de los naranjas en los primeros cinco minutos y medio. Cuando Epifanio pidió un segundo tiempo muerto, el parcial era de 1-17. En Oviedo fue de 20-4, la misma diferencia. La primera llamada de atención no funcionó, pero la segunda le puso las pilas a los suyos, que contestaron con un 12-1 para devolver las aguas a su cauce.

Lesión de Lundqvist

Con doce puntos de renta (63-51) arrancó un último cuarto ya sin Lundqvist, que unos minutos antes se había retirado por un problema en el hombro izquierdo. Volvió del vestuario con hielo, el brazo en cabestrillo –no pinta bien– y a tiempo para ver la sentencia. Tres puntos y dos tapones de Diagne y un triple de Barrueta la sellaron en un abrir y cerrar de ojos.
 

Con el pescado vendido, el choque se convirtió en una sucesión de triples, tres del bando local y dos del visitante, que dieron paso a (muchos) minutos de la basura, aunque no tanto. Dos equipos llamados, sobre el papel, a jugar los playoffs, deben cuidar mucho del basket-averaje. 
 

El Leyma puso más esmero –o más acierto– en ello que un Lucentum que volvió a la deriva hasta recuperar de nuevo un déficit de dos docenas (86-66), recortado con un afortunado triple final de Blaylock.