El duelo que enfrentará el próximo domingo a la SD Ponferradina y al CD Lugo cuenta con todos los ingredientes de un choque de rivalidad local a pesar de ser conjuntos de diferente Comunidad Autónoma, pero la vecindad por los Ancares y la multitud de enfrentamientos no deja indiferentes a ninguna de sus aficiones.
Además, raramente, al menos en la mayoría de los últimos choques entre ambos equipos, han sido compromisos intrascendentes, sino que, al contrario, los puntos en juego han resultado importantes para alguno de ellos o incluso para ambos.
En su última visita a El Toralín, curiosamente hace prácticamente un año, en el conjunto lucense debutaba su entrenador, Rubén Albés, después de coger al equipo en una caída que no parecía tener fin para intentar escapar de un descenso que daba visos de ser irremediable.
Sin embargo, aunque su debut no fue positivo, con derrota en terreno berciano, 2-0, con tantos de Paris Adot y Yuri de Souza, el equipo de la ciudad amurallada acabaría logrando el objetivo, encadenando desde entonces resultados, muchos de ellos inesperados.
En esta misma temporada, la Deportiva viajó al estadio Anxo Carro con un Albés cuestionado y salió del terreno lucense con una dolorosa derrota para los locales que encajaron el definitivo 1-2 en el último suspiro por mediación de Sergi Enrich.
Sin embargo, desde entonces la trayectoria del CD Lugo, con algún altibajo, siempre le ha colocado en posiciones relativamente cómodas e incluso llegando a coquetear con unas plazas de fase de ascenso de las que se ha descolgado en las últimas dos jornadas el equipo berciano.
Por ello, la cita del domingo vuelve a ser trascendente para los locales que necesitan de un triunfo para reengancharse a la lucha por su sueño, mientras que los gallegos, virtualmente con la permanencia encarrilada, podrían volverse a convertir en juez de las ilusiones de la Deportiva.
Un hecho que tuvo especial trascendencia en la temporada 2012-13, en su primer duelo en Segunda División, con una Ponferradina que llegaba a Lugo con la opción, más que ahora por ser la última jornada, de lograr disputar la fase de ascenso, pero que se encontraron a un rival que para nada les facilitó las cosas a pesar de solo jugarse los tres puntos.
La forma en que se comportó el equipo dirigido entonces por Quique Setién, mostrando profesionalidad, pero aderezada por una inusitada energía en la celebración de los goles, hizo herida en los más de dos mil aficionados bercianos que vieron como la reacción de su equipo llegó tarde, forzando tan solo el empate tras empezar perdiendo 2-0.
Sin embargo, en El Toralín, la Deportiva también encontraría el "consuelo" de su rival en la temporada de su último descenso, 2015-16, venciendo por 2-1 con tantos de Basha y Aguza en un partido a vida o muerte para romper una racha de seis derrotas consecutivas, aunque de poco le serviría porque finalmente caería a Segunda División B.
Todavía habría un episodio más que trascendente en la campaña de la vuelta de los bercianos a la categoría de plata saldándose el choque de casi final de campeonato con una victoria lucense, 0-1 con gol de penalti en el 87 de Manu Barreiro que daba aire al equipo de Juanfran García y dejaba al borde del abismo a los locales que sufrieron de lo lindo para alcanzar la permanencia